El tercer año del gobierno de Mauricio Macri terminó de la peor manera: con la reglamentación del Impuesto a la Renta Financiera, en un país donde se suman gravámenes y no se quita alguno de los existentes, y por tanto la presión tributaria crece sostenidamente, a la par que se deterioran los indicadores de actividad, empleo y tasa de endeudamiento del sector público en su conjunto.
En alguna medida el comienzo del año anticipaba un cuadro complejo, luego de la conferencia de prensa del 28 de diciembre de 2017 en que virtualmente la Jefatura de Gabinete y el ahora ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no sólo comunicaron la intervención de hecho del Banco Central, sino que "recalibraron" la meta de inflación y desdibujaron el Presupuesto que se había aprobado pocas semanas antes.
Para peor, el escenario internacional se ha tornado incierto, de la mano de un presidente de los EEUU que no tiembla en poner en poner en duda la histórica independencia de la Reserva Federal, equivalente al Banco Central en otras economías, con el consecuente efecto sobre el resto de las monedas y los precios de las materias primas.
Guillermo Nielsen, ex secretario de Finanzas que estuvo a cargo de la primera etapa de las negociaciones con los holdouts, entre 2003 y 2005, y ahora trabaja como economista profesional y consultor de empresas, luego de haber sido precandidato a jefe de Gobierno porteño por el Frente Renovador, analizó en una entrevista con Infobae el balance de 2018 de cara a lo que deja para el año próximo.
– ¿Qué deja al país, en materia económica, este complejo 2018 para 2019, en lo bueno y en lo malo?
– Lo malo, que me sale más fácilmente, es que para 2019, y los años siguientes, es un programa con el Fondo Monetario Internacional, con todo lo que eso significa. Muchos de los resultados los podemos ver con nitidez, como es la caída que está registrando el sector industrial. Los que tenemos experiencias con el FMI sabíamos que venía algo así, porque es la consecuencia de las altas tasas de interés, cosa que nos retrotrae al pasado, cuando creíamos que estaba superado. Después de las cosas que nos habían pasado, que tuvo su punto cúlmine en la crisis de finales del 2001; y después salimos y termina en diciembre de 2005, cuando se anuncia que se le va a pagar la deuda al Fondo, se concreta en los primeros días de enero de 2006. Y creía que nunca más íbamos a tener un acuerdo con el FMI, que era el fin de una etapa, que los argentinos habíamos aprendido del costo que significa. Pero el Gobierno se sobre endeudó muy rápidamente.
– ¿Tenía otra alternativa para financiar el abultado déficit fiscal heredado?
– Sí, claro. La alternativa era "laburar", cosa que no hicieron. Trabajar como economista; como managers en gestión, que algo hicieron pero lamentablemente no lograron resultados muy satisfactorios, sobre todo en materia de reducción del déficit fiscal. Y además, le faltó también un pasaje adecuado de la problemática municipal a la nacional. Creo que el presidente Mauricio Macri se ha manejado con desprecio respecto a la economía, y junto a Marcos Peña y la cúpula del PRO, no de Cambiemos porque en los radicales veo otra impronta, creían que venían a pasarle por encima a la vieja política.
Creo que el presidente Mauricio Macri se ha manejado con desprecio respecto a la economía, y junto a Marcos Peña y la cúpula del PRO, no de Cambiemos, porque en los radicales veo otra impronta, creían que venían a pasarle por encima a la vieja política
Una cuestión interesante es que ellos son muy buenos electoralmente y no tienen ningún escrúpulo en contratar a Cambridge Analytic y exacerbar al electorado con la segmentación del mensaje, en función de lo que la gente rechaza.
– ¿A qué atribuye a que las fuerzas de oposición no hayan sido capaces de percibir esa lógica, y actuar en consecuencia, para cortar una larga racha de triunfos electorales del PRO?
– Creo que por más que siempre vienen gurúes a asesorar a distintos candidatos, brasileños; españoles; algún americano, la oposición sigue manejando las campañas electorales como en los años 50 0 60. Nunca terminan de entender el manejo de las redes sociales, la cosecha de información de facebook y de otros utilitarios, y de procesar. En eso el PRO fue pionero, y de hecho se sabe que Cambridge Analytic estuvo trabajando en la Argentina.
Por eso es importante que la diferencia en las encuestas, para que, a mi juicio, indiquen que algún opositor le pueden ganar al candidato Macri, tiene que ser de al menos 5 puntos porcentuales. Porque ellos manejan la tecnología del "big data". Y me parece que eso es lo que le da esa ventaja.
– Mencionaba que con lo bueno y con lo malo que deja el 2018 es un programa con el FMI, luce como positivo, porque una de las críticas que le hacen al Gobierno es que no tiene un plan económico. ¿Lo ve así?
– A mi me hubiese gustado mucho más que el Gobierno hubiese presentado un programa económico y que lo estuviese implementando. No veo lo positivo de tener un programa con el FMI. Y no lo veo cuando todos vemos lo que está pasando con las tasas de interés. Y ya entrando en el año que viene, que es el tema convocante de esta entrevista, fíjese usted el problema del nivel del índice de riesgo país, porque va a ser muy difícil de bajar, tanto por cuestiones domésticas de la Argentina, como por cuestiones internacionales.
El nivel del índice de riesgo país es un problema, porque va a ser muy difícil de bajar, tanto por cuestiones domésticas de la Argentina, como por cuestiones internacionales
¿Cuál es la gran sorpresa de las últimas semanas?, la volatilidad extrema en Wall Street, el enfrentamiento de Donald Trump contra el establishment del Partido Republicano, que no sabemos cómo va a terminar. Podría concluir en un empeachment. Por primera vez, si bien siempre hubo algún ruido de destitución del presidente de los EEUU, ya hay columnas de opinión que vislumbran esa posibilidad de modo concreto.
– Nuevamente, cómo se ha observado en el corriente año, un escenario internacional de esas características va a afectar más a la Argentina que a otros países emergentes…
– Absolutamente. Lo que tenemos es un aumento del riesgo país en los EEUU que asume otra forma. No es el EMBI de JP Morgan, sino la relación entre el dólar y el euro. Todo eso está en jaque. No tenemos que tomar como un dato el comportamiento de los mercados hasta Reyes, porque todos sabemos que desde Navidad hasta la primera semana de enero las operaciones se reducen al mínimo. Pero veo que cuando la Argentina tenga que volver a renovar el acuerdo con el FMI no se si vamos a tener a Donald Trump imponiéndole decisiones a la Mesa del Fondo Monetario.
– ¿Qué reaseguro debería y, sobre todo, podría, tomar la Argentina, para anticiparse a un escenario diferente, porque pareciera que el equipo económico ha perdido grados de libertad?
– No tiene ninguno. La Argentina lamentablemente, al haber fallado el primer acuerdo con el FMI, y no haber aprobado la primera revisión, luego de haber negociado mal, no tiene grados de libertad. Hoy lo que se hace es seguir las instrucciones que da el Fondo, a partir de los datos diarios, semanales y mensual que el equipo económico le envía, los cuales están puesto por escrito cuáles son. Todo es muy lamentable y muy triste.
– ¿Ve una luz de esperanza de cambio, sea por parte del Gobierno, como en las propuestas de la oposición, esto es para el día después, sobre cómo se sale de esta situación?
– El día después no es el 2019, que lamentablemente será de aprontes electorales. ¿Por qué digo esto? Porque creo que la complejidad de lo que tiene la Argentina por delante es muy grande, y desborda las posibilidad de una facción política, o de un partido. Desde ya desborda totalmente las posibilidades de Cambiemos, sino que se requerirá de algo más abarcativo, donde se discuta en serio cuáles son los problemas económicos de la Argentina y empezar a tomar las medidas que están funcionando en todo el mundo.
– ¿Por ejemplo?
– La desregulación laboral es un dato de la realidad. Nosotros no podemos, en este mundo, mantener la maraña de regulaciones, no sólo las laborales; sino también las aduanas interiores que tenemos en la Argentina, como los requisitos que se exigen en muchos municipios; es decir hay que hacer modificaciones a fondo.
– Para 2019 no parece viable, en medio de una contienda electoral…
– Lamentablemente en 2019 las fuerzas políticas van estar con otras preocupaciones, en expelerse mutuamente. Por tanto, no veo una solución fácil.
– Pero frente a la falta de grado de libertad del Gobierno para hacer cambios ya, y dado el escenario electoral ¿cree que una oposición que no haga aportes para empezar a superar este cuadro desde 2019 le impedirá contar con grados de libertad en caso de acceder a la alternancia presidencial?
– Creo que sí, que el gobierno que suceda, incluso un segundo mandato de Cambiemos, va a tener una situación muy compleja de resolver, incluso si es Mauricio Macri, porque cuando el Presidente anuncia el segundo de los acuerdos con el FMI, a fines de agosto, y anticipa que se le adelantarán todos los fondos, ese fue un muy grave error del Fondo Monetario, porque deja como parte de la herencia un desfinanciamiento al gobierno entrante. ¿Cómo se resuelve eso, dentro de lo que es la normativa del FMI. Porque no es que el Directorio o Christine Lagarde pueden hacer lo que quisieran, sino que hay pautas concretas y muy estrictas. Por eso, desde ese punto de vista estoy convencido de que la herencia va a ser complicada.
– La historia de la Argentina con el FMI muestra que una vez que se accedió a un acuerdo contingente (stand-by) le fue muy difícil salir. De ahí que frente al escenario que usted plantea, en 2020 debería acceder a la prolongación del acuerdo y reestructuración de vencimientos. ¿Lo ve así?
– Va a haber que negociar, pero no será automático, ni será gratis. La Argentina está muy exigida. Fíjese lo que está ocurriendo con los bonos de la deuda pública, es decir con el nivel del riesgo país por arriba de los 800 puntos básicos: está reflejando que los inversores no ven claro cómo la Argentina podrá manejar todo esto. Eso va a complicar las cosas, que ya se ve hoy en la dificultad que se observa para bajar mucho las tasas de interés. Eso es un problemón para la economía real. Y además, le está costando mucho al Gobierno mantener la competitividad del tipo de cambio.
Ya se ve hoy en la dificultad que se observa para bajar mucho las tasas de interés. Eso es un problemón para la economía real. Y además, le está costando mucho al Gobierno mantener la competitividad del tipo de cambio
Está bien por una lado que esa política le permite al equipo económico que no haya una explosión del tipo de cambio, pero a la vez está retrasando las soluciones de fondo que necesita la Argentina. Porque la única forma que tiene el país para salir de este complejo escenario es exportando más, y para eso se requiere previsibilidad en el tipo de cambio.
– ¿Usted es partidario de establecer un ancla cambiaria?
– Un ancla cambiaria que no necesariamente debe ser fija, puede ser indexada. Pero me parece que tiene que ser la prioridad desde ahora, para quien trabaja en exportaciones pueda planificar las cotizaciones con cierta tranquilidad, y no con volatilidad.
– ¿No se expondría el Gobierno a la crítica que estaría otorgando un seguro de cambio a los exportadores y a la especulación financiera?
– Distingo dos cosas: 1) a los exportadores, todo lo que sea para mitigar la incertidumbre, bienvenida sea; 2) a los flujos financieros estoy absolutamente en contra. Creo que un error muy grave de este Gobierno es que fue tan dogmático, porque acá no puede haber libertad de ingreso de capitales. A nosotros nos pasó (N. de la R.: gobierno de Néstor Kirchner) y tuvimos que limitar y encarecer el ingreso de capitales. Creo que esas cosas funcionan.
– ¿Aún en el escenario actual, en el que los inversores se desprenden de la deuda argentina, no dispararía aún más el índice de riesgo país?
– En este escenario, lamentablemente, corre el riesgo de potenciar el aumento de la desconfianza externa. Esto no se hizo a tiempo, y puede resultar cara hacerlo a destiempo. Pero estoy convencido que hay que ponerle límite al carry trade, porque dejarlo totalmente abierto determina deteriorando una institución tan importante, como es el Banco Central.
– ¿La zona de no intervención en el mercado de cambiario por parte de Banco Central, con una brecha entre puntas del 30% no constituye un desaliento a la especulación entre dólar y tasa, porque se mueve a la baja cuando entran capitales y sube cuando quieren salir, y además está el resorte de las tasas de interés?
– Es cierto que la banda es muy ancha, pero el mayor problema es que el Banco Central no ha logrado mantener el tipo de cambio en el centro de la zona de no intervención. Eso es lo que hubiese sido deseable. Por eso no terminan de usar bien la tasa de interés para que eso ocurra. Acá se engolosinaron con una estrategia muy ingenua que es bajase la cotización del dólar. Por eso están muy complacidos con un tipo de cambio en el piso de la banda. Creo que es un error.
– ¿En un mercado financiero y cambiario tan chico como es el de la Argentina, forzar la baja de la tasa de interés para que la cotización del dólar se ubique en el centro de la zona de intervención no podría provocar un descontrol y generar una nueva volatilidad y alimentar la incertidumbre?
– Sí, se correría ese riesgo, ante todo porque en las actuales circunstancias hay un Gobierno que carece de credibilidad. Concretamente, nadie le cree al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Así de sencillo, ni en Wall Street ni en la Argentina. Eso obliga a una súper tasa de interés que, además, tiene el problema de estar sostenida por un índice de riesgo país exacerbado.
Hay un Gobierno que carece de credibilidad. Concretamente, nadie le cree al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Así de sencillo, ni en Wall Street ni en la Argentina
– ¿Qué ponderación le da en el salto del índice de Riesgo País a la exagerada demora de Hacienda de reglamentar el Impuesto a la Renta Financiera para residentes, cuando para los extranjeros se instrumentó en abril?
– Esa medida fue un error. Un país siempre sediento de capitales, como es la Argentina, no es de ahora, no puede tener ese impuesto. Acá por dogmatismo ideológico se impulsó eso, y por desconocimiento de cómo funcionan los mercados se llevó adelante y la reglamentación se publicó en el Boletín Oficial un día antes de que cerrara el año financiero. Creo que eso fue lamentable.
– Usted llegó a formar parte del Frente Renovador que fue uno de los impulsores del Impuesto a la Renta Financiera, basados en supuestos criterios de equidad tributaria. ¿No fue escuchado por los máximos dirigentes y economistas de ese colectivo?
– Yo fui precandidato por el Frente Renovador para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, pero cuando el massismo impulsa el impuesto a la renta financiera ya me había separado, una vez que se terminó la elección, porque soy un economista profesional y eso limita mucho en política. No estoy para suscribir cualquier cosa, y un proteccionismo exagerado, o este impuesto. Por eso tomé distancia. Igual en las redes sociales me lo siguen facturando, pese a que he tratado siempre de dejar en claro mi posición y mi vínculo con el tema en total desacuerdo.
– En este escenario tan complicado, ¿cómo ve el comportamiento de la economía real, va en camino a una depresión, o hacia el estancamiento?
– Una de las herencias que dejará este Gobierno y que me atemoriza es una política económica socialista, que nos cuesta entenderlo. Primero por la extracción socioeconómica de los principales líderes: el presidente Mauricio Macri-Blanco Villegas; el Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta; la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley. Usando un lenguaje anticuado podría decir es, desde lo socioeconómico, un gobierno de extracción oligárquica, y que, en algunos aspectos ha tomado medidas liberales, como decía, la libertad en el movimiento de capitales.
Ahora, lo que vale, una vez que el Gobierno empieza a andar es qué hace con la estructura impositiva y qué hace con el incremento del gasto. Y lo que se ve, que está fuera de discusión, una situación de exceso de la presión impositiva, y que el incremental del gasto público se ha ido a la política social y los subsidios. Por tanto, se está frente a un Gobierno que en los hechos está haciendo una política socialista de izquierda. Y conversando con un politólogo italiano, me decía hace poco: "mirá es muy parecido a Bettino Craxi, que es quien por hacer estas cosas de aumentar los impuestos y el gasto social empujó a Italia a un estancamiento, que todavía sigue.
Yo tengo miedo que este Gobierno, con las políticas que ha hecho, a la que se tiene que sumar el exceso de endeudamiento y todo lo que eso significa hacia el futuro, que deje una economía estancada económicamente. Eso es algo contra la que tendremos que luchar todos, porque una Argentina estancada es un país donde la emigración vuelve a ser importante, donde los jóvenes se van, en incluso lo viejos se van. No estoy de acuerdo con un país así, sino en luchar para que vuelva a ser una Argentina en crecimiento.
– ¿Qué recomendación o qué política impulsaría si estuviera al frente de la gestión de la economía, o cercano a la asesoría del ministro de Hacienda, para evitar caer en el estancamiento secular?
– Acá no hay salida si no hay una desregulación a fondo. No sólo la laboral, sino también de las pequeñas aduanas interiores que mencionara antes, que responden a reglamentaciones absurdas del propio sector público que pide otras cosas del sector público. Creo que ahí Cambiemos no hizo un buen trabajo de hilar fino. Pero el gran objetivo tiene que ser la reducción del gasto público.
Acá no hay salida si no hay una desregulación a fondo. No sólo la laboral, sino también de las pequeñas aduanas interiores
Y la otra cuestión, es por el lado de la oferta. Nosotros como país, no lo imagino como una cuestión de un gobierno o de un partido político, tenemos que crear las condiciones para la explotaciones plenas de los recursos naturales, sea Vaca Muerta, u otras formaciones de shale que son muy importantes, las minas de litio, o los salares de las distintas partes de la Argentina. Nosotros tenemos que dar las garantías para llevar adelante una política absolutamente respetuosa de los compromisos. Esta es la forma de ampliar por el lado de la oferta. La pampa húmeda no alcanza.
– Al pasar dijo: "el ministro Nicolás Dujovne no es creíble" ¿Por qué, por inacción, por lo que dice, por lo que no dice?
– Nicolás Dujovne fue parte de la conferencia de prensa un año atrás donde se anunció que se le iban a cortar las alas al Banco Central, y que fue el punto de partida del ajuste que todavía está teniendo lugar en la Argentina. Dujovne es el funcionario que negoció el fallido primer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional; y terminó abdicando a todas las cuestiones y espacios que tendría que haber defendido en un segundo acuerdo con el FMI. ¿A usted le parece que cualquiera de estas cosas pueden ser consideradas un éxito, una contribución?
– Entonces, ¿es para sorprenderse por qué el FMI lo avaló? Forzó la renuncia del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, que firmó el primer acuerdo junto con el ministro, antes del primer desembolso de USD 15.000 millones…
– No compro que el FMI pidió la cabeza de Federico Sturzenegger. Hubo problemas con el ex ministro de Finanzas y luego presidente del Central, Luis Caputo. Fíjese lo que son las cosas y tan extrañas, con un Presidente que viene de una experiencia empresaria en uno de los grupos más importantes de la Argentina, como fue el Grupo Macri en su momento, y que tuvo acceso a cantidad de economistas y cantidad de asesores; e incluso ha tomado clases con gente de primerísimo nivel, que hay una gran limitación para consultar a economistas de primer nivel, y qué costoso está siendo esto, ante todo para su propio Gobierno.
Luis Caputo hizo un trabajo espectacular por la rapidez de la solución del pleito con los holdouts. Y a la vez, el ex secretario de Finanzas no podría haber sido nunca presidente del Banco Central, porque nunca se formó para eso. ¿Qué hace Macri? Lo pone como reemplazo de Sturzenegger, y por supuesto no anduvo. Ahí si el FMI tuvo reservas muy grandes.
Creo que los avales del Fondo no existen, ellos trabajan con los funcionarios con los que tienen que trabajar, el ministro de Economía, el presidente del Banco Central y el secretario de Finanzas. Si lo hace es una expresión de genuflexión del Gobierno que está fuera de lugar.
Fotos: Martín Rosenzveig