Además del aumento de energía eléctrica que el Gobierno anunció ayer, se espera una suba en la tarifa del gas de 35 por ciento en abril. Así trascendió este jueves por la tarde en el Ministerio de Hacienda, organismo que desde hace unos meses está a cargo de la ahora Secretaría de Energía.
Si bien se confirmó el aumento acumulado de la luz en cuatro tramos a partir de febrero –con un total acumulado de 55%–, la suba del gas no es tan directa: tiene que pasar primero por una audiencia pública que se realizaría en marzo. Con todo, fuentes del sector destacaron esta tarde que el aumento "es un hecho".
El Gobierno confía en que la actualización del cuadro tarifario será por una única vez en 2019, en abril, y que en octubre –cuando podría volver a subir– no habría nuevo aumento. Con todo, es algo que se confirmará a lo largo del año próximo.
A lo largo de 2018, para los usuarios, las subas en gas rondaron el 77,6% (32% en abril y 34,5% en octubre). Si se toman los aumentos desde que Cambiemos es gobierno, diciembre de 2015, la suba acumulada es de 660 por ciento, según el Indice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires e Invenómica.
La tarifa del gas se actualiza en un porcentaje similar a la inflación mayorista (IPIM) acumulado entre octubre y marzo. Son aumentos que tiene que autorizar el Enargas, luego de realizar audiencias públicas, y se definen según índices como inflación mayorista y evolución de salarios.
Hoy, del total de la factura que reciben los usuarios, cerca de la mitad refleja el costo del transporte y la distribución, y el resto el valor que tiene el gas en boca de pozo
Pero un punto clave de debate serán los contratos con las empresas productoras, para evitar lo que pasó en el último invierno, cuando el Gobierno finalmente las compensó por la devaluación. La idea es que los contratos puedan estar en dólares, pero que los precios se pesifiquen para cada semestre.
El ultimo staff report del FMI –las recomendaciones del organismo al Gobierno– pedía cumplir con la regulación para transferir los costos extra de la devaluación a la tarifa que pagan los consumidores.
Hoy, del total de la factura que reciben los usuarios, cerca de la mitad refleja el costo del transporte y la distribución, y el resto el valor que tiene el gas en boca de pozo.
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