La Bolsa de Comercio de Buenos Aires subió fuerte este jueves por la recomposición de carteras, en una plaza reducida y selecta de negocios de cara al cierre de posiciones anuales.
El mercado doméstico registró una tendencia positiva a pesar del desempeño bajista de los índices de las bolsas de Nueva York y las caídas en las plazas europeas.
El índice accionario Merval de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos) operó con alza del 3,8%, a 29.520 unidades, liderado por la tendencia positiva de los títulos del segmento financiero.
Este referencial líder redujo la pérdida en pesos a un 1,8% en 2018, aunque ésta se amplía frente a una inflación anual estimada por analistas privados cercana al 50 por ciento. En dólares el desplome es notorio: un 52%, uno de los peores registros en la comparación internacional.
En cuanto a los títulos públicos, los más castigados continúan siendo aquellos nominados en dólares con legislación argentina y vencimientos posteriores a 2020. El Bonar 2024 ofrece una rentabilidad de 14,4% anual en dólares; el Bonar 2025, un 14,7%, mientras que el Discount 2033 rinde un 14,1% en el mercado secundario.
El riesgo país de JP Morgan, que mide el diferencial de tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU con sus pares emergentes, marca elevados 837 puntos básicos para la Argentina, un registro máximo desde el 16 de octubre de 2014.
Los riesgos políticos frente a las elecciones presidenciales de 2019, pero también los efectos de la actual gestión económica, tienen un alto impacto sobre su alta ponderación.
"Desde agosto el riesgo país fluctúa dentro de una banda entre 600 y 800 puntos básicos. Se acerca a la banda superior cuando aparecen encuestas que le dan chances de triunfar (en las presidenciales) a Cristina Kirchner o que las dos caras del peronismo, la racional y la kirchnerista, envían señales que están dispuestos a hacer concesiones para unir al peronismo", reportó la consultora Econométrica.
EL MERCADO ASIMILA EL IMPUESTO A LA RENTA FINANCIERA
El Gobierno amplió este jueves los alcances del impuesto a las Ganancias y el tributo sobre la renta financiera para residentes en el país, generando rechazo entre inversores y operadores del mercado.
Según la extensa medida publicada en el Boletín Oficial, el impuesto alcanzará a los plazos fijos, bonos, acciones y alquileres, con algunas excepciones como descuentos de cupones sobre la compra del activo.
La alícuota varía entre un 5 y un 15 por ciento, según el tipo de instrumento y característica del inversor.
Los operadores explicaron que la medida es mala para el mercado financiero ya que espanta a los inversores, dado que el tributo se toma desde una base de retorno superior a unos 67.000 pesos (unos USD 1.735) anuales.
En 2018 las acciones argentinas acumulan una pérdida promedio superior a 50% en dólares
"El impuesto a la renta financiera es tan malo como cualquier otro impuesto que se cobra, (y) peor cuando le sumás la cantidad de impuestos que se paga en nuestro país, ni hablar en un contexto de 50% de inflación y devaluación", sostuvo el analista financiero Christian Buteler.
A inicios de abril, la gestión del presidente Mauricio Macri ya había informado nuevas adecuaciones para la renta financiera, en moneda local o extranjera, en posesión de no residentes. A fines de abril se desató una corrida cambiaria y un "sell off" de activos financieros argentinos cuyos daños persisten hasta ahora.
"En esta oportunidad, corresponde incorporar las restantes adecuaciones a la reglamentación", luego de los decretos aclaratorios del 6 de abril y 31 de octubre del presente año, explicó la publicación oficial.
Los operadores e inversores del mercado financiero creen que la nueva medida aleja la llegada de nuevos capitales, en momentos de una abrupta baja de liquidez en las plazas de títulos públicos en general. Además, la economía argentina afronta un proceso recesivo con tasas de interés cercanas al 60%, de acuerdo al aval que otorga el Banco Central.
La disposición se encuadra dentro de la búsqueda de más dinero para aliviar un abultado déficit fiscal que afronta el Gobierno, tras un reciente acuerdo de financiamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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