Los mercados internacionales acometen una fase de corrección muy marcada y veloz. Esa dinámica arrastra a pérdidas notorias a las acciones y bonos argentinos, debido a que la economía doméstica sigue vulnerable, con un ajuste fiscal a mitad de camino y con el auxilio del Fondo Monetario Internacional.
La perspectiva de desaceleración de la economía global y el ciclo de suba de tasas de la Reserva Federal sellaron el año financiero, en el que la Argentina exhibe los peores números: su moneda y acciones valen la mitad que en enero, los títulos soberanos ofrecen impensadas rentabilidades en dólares de hasta 15%, mientras que el riesgo país trepa por encima de los 820 puntos básicos por primera vez desde diciembre d 2014, cuando el país había recaído en default técnico por incumplir el fallo del juez Thomas Griesa.
El panel Merval de Bolsas y Mercados Argentinos (ByMA) se desplomó 2,7% este viernes y un 8,5% en la semana, para quedar debajo de los 28.465 puntos. A lo largo de 2018 la pérdida en pesos es de 5%, frente a una inflación superior al 40 por ciento. Y medido en dólares el panel de acciones líderes se desplomó 53 por ciento. Solo al Bitcoin, una moneda virtual, le fue peor, con caída de 80% en el año.
Estas cifras también se encuentran en el desempeño de los ADR, la certificación de las compañías argentinas para operar en Wall Street.
El ADR de Grupo Financiero Galicia cede 61,9% en 2018, mientras que la estatal YPF cae 44,3%, a USD 12,76, su valor más bajo en casi seis años, cuando la estatización de la compañía derrumbó sus precios de mercado.
El bajón de las acciones y los bonos soberanos argentinos se produjo en una plaza reducida en cantidad de transacciones y montos negociados.
Los mercados mundiales escapan de las colocaciones especulativas, lo que se refleja en el elevado riesgo país
Los bonos argentinos son papeles que pocos quieren, aún con las extraordinarias rentabilidades en moneda dura que ofrecen, inigualadas en el mundo. Las dudas sobre la capacidad de financiamiento del sector público a partir de 2020, cuando concluye el stand by con el FMI, los convierten en activos con alto potencial de incumplimiento.
Hay dos condiciones de los títulos de deuda argentina que son lapidarias: la legislación local y los vencimientos posteriores a 2020, que para la Argentina es un larguísimo e insondable plazo, con elecciones de por medio.
El Bonar 2024 ofrece una renta de 14,5% anual en dólares en el mercado secundario. El Bonar 2025, un 14,9%, mientras que el Discount 2033 ya rinde 2033. Son tasas prácticamente de default para cualquier inversor conservador.
En ese contexto, el Riesgo País de JP Morgan, que mide el diferencial de tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU con sus pares emergentes, marca 822 puntos básicos para la Argentina. Con un Treasury a 10 años que rinde 2,79% (279 puntos básicos), una emisión argentina a 2028 debería ofrecer una renta de 11% en dólares, impagable para un país ya endeudado y sin crecimiento a la vista.
Argentina está cumpliendo con el ajuste del déficit fiscal primario, para llevarlo a "cero" en 2019, pero el pago de los intereses de la deuda aumentan a una tasa de 70% anual en pesos y ya superan al rojo fiscal exento de vencimientos.
El Riesgo País está en el rango más alto desde diciembre de 2014, cuando Argentina cayó en default técnico
La fragilidad de las cotizaciones argentinas se exacerba frente a los malos números que llegan desde Wall Street.
La suba de las tasas de interés por pare de la Reserva Federal de EEUU el miércoles ahondó las pérdidas de los índices de Nueva York, a lo que se sumaron flojos resultados corporativos y temores debido a la falta de acuerdo presupuestario entre republicanos y demócratas.
A partir del récord del 3 de octubre, el Dow Jones de Industriales perdió un 16%, desde los 26.828 puntos a los 23.540 enteros.
Seguí leyendo:
El Riesgo País tocó su punto más alto en la era Macri
Por el desplome del crudo las acciones de YPF tocan su valor más bajo en más de cinco años