Con el riesgo país por las nubes, y tocando el máximo anual ayer, será difícil que la economía pueda evitar los efectos negativos de esta situación. La mayoría de los argentinos no tiene la menor idea de este concepto y tampoco se ve afectado en forma directa por la caída de los bonos, sin embargo el nivel de riesgo por encima de los 800 puntos tendrá un derrame directo sobre la actividad económica y, por ende, en los bolsillos.
Estos son cinco impactos concretos que provocará el aumento de la percepción del riesgo argentino entre los inversores:
1 – Aleja para provincias y empresas la posibilidad de financiarse. Para el Gobierno no es relevante, al menos en el corto plazo, que suba tanto el rendimiento de los bonos. Esto se debe a que ya cuenta con dinero fresco a tasas bajas, comprometido por el FMI. Sin embargo, no es la situación de otros emisores, que sí precisan de financiamiento fresco. Es el caso de varias provincias que deben pagar intereses de la deuda colocada en los últimos dos o tres años. Y en lo que respecta a las empresas, no sólo deben cubrir vencimientos, sino que es imposible conseguir financiamiento para proyectos nuevos. Ninguna compañía tiene un negocio tan rentable como para pagar tasas del 14% ó 15% anual.
2 – Se complica la baja de tasas en el mercado local. No es casualidad que hace diez días se haya detenido el proceso de reducción de tasas por parte del Central, vía Leliq. Ayer, por ejemplo, quedó al borde de 59,5% anual. La incertidumbre que provoca el aumento del riesgo país también genera más demanda de divisas y eso provoca que sea más difícil que las tasas bajen más rápido. El riesgo de que eso suceda es que se acelere el ritmo de dolarización y provoque un nuevo salto del tipo de cambio.
3 – Será más lenta la reactivación de la economía. Con el acceso al financiamiento externo vedado para las empresas y con tasas demasiado altas para financiar capital de trabajo en el mercado interno, la persistencia de un riesgo país tan alto complicará la salida de la recesión. El plan que idearon el Gobierno y el FMI consistía en estabilizar el dólar, bajar gradualmente las tasas de interés y promover la recuperación de los bonos con un nuevo programa que adelantó los desembolsos. El dólar se mantuvo tranquilo pero no llegó a perforar el piso de la banda cambiaria. Las tasas detuvieron su caída y los títulos están en sus niveles más bajos de los últimos años. Por lo tanto, la hipótesis de una recuperación más rápida de la economía que defendía el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, se va alejando. Ahora todo dependerá de la cosecha de soja, que podría sumar hasta USD 9.000 millones adicionales a la economía este año.
4 – Habrá un impacto negativo en la obra pública. El Gobierno tuvo que admitir una suspensión de los PPP (programa de Participación Público Privado), que suponían una millonaria inversión para los próximos años. La suba del riesgo país hacía imposible salir a buscar financiamiento para asegurar las obras. Los consorcios debían conseguir USD 6.000 millones el año próximo en los mercados internacionales, algo que resulta imposible en el actual contexto. Esa disminución de la obra pública tendrá un efecto desfavorable en la actividad pero especialmente en la creación de empleo.
5 – Se espera un derrumbe de la inversión privada. No sólo cae la obra pública muy fuerte el año próximo. Casi no se esperan inversiones de empresas, salvo casos muy puntuales como Vaca Muerta o algunas compañías relacionadas con economías regionales, favorecidas por la suba del tipo de cambio real. Ya los últimos números marcan una reducción muy fuerte de esta variable y la tendencia se acentuará el año próximo. El aumento del riesgo país es clave, ya que cualquier proyecto se debe descontar a la tasa de descuento de 14% ó 15% anual, algo irrecuperable para cualquier empresa. No hay negocio en la Argentina que asegure semejante rentabilidad.
Seguí leyendo: