La influencia positiva que el acercamiento entre los EEUU y China en la cumbre del G20, celebrada en Buenos Aires hace una semana, pudo aportar a los negocios financieros globales fue neutralizada por otras noticias que se sucedieron en la semana.
En esa línea, los indicadores de Wall Street reforzaron la tendencia declinante que se inició en octubre: perdieron más de 4% en la semana y un 9% desde el récord alcanzado hace poco más de dos meses.
El arresto en Canadá de la hija del fundador de Huawei, una importante ejecutiva de la compañía, puso en riesgo la tregua comercial de 90 días acordada entre Donald Trump y Xi Jinping. Además, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, con Rusia a la cabeza, acordaron reducir su producción de crudo a partir del 1 de enero y por seis meses.
Tras la decisión de la OPEP, el crudo ligero de Texas subió 3% este viernes y se aproximó a los USD 53 por barril.
La previsión de una desaceleración económica en los EEUU impidió el despegue de los índices bursátiles
Las disputas comerciales con China y un encarecimiento de la energía son muy malas señales, pues anticipan una desaceleración de la actividad económica mayor que la esperada en los EEUU.
El índice Dow Jones de Wall Street cayó este viernes un 2%, a 24.420 unidades. En la semana la pérdida fue de 4,4%, mientras que la baja acumulada desde el máximo histórico de 26.828 enteros del 3 de octubre sumó 9 por ciento.
Con ese escenario, el Merval de Buenos Aires apenas pudo diferenciarse. En la semana post G20 el panel líder recuperó en promedio apenas 0,8% en pesos y 1,8% en dólares, para quedar cerca de los 32.000 puntos.
Fue poco para un mercado doméstico de acciones que arrastra una caída promedio de 47% en dólares a lo largo del turbulento 2018, como delata la evolución de los ADR, los certificados a través de los cuales las cotizantes argentinas se operan en Nueva York.
Mejor panorama dejó el mercado de cambios, donde el dólar cedió en la semana un 0,8%, a $38,31 en el promedio de bancos y $37,40 en el mercado mayorista. En 2018 la divisa norteamericana mantiene un incremento de 102 por ciento.
La demanda estacional de pesos propia de diciembre, que incentiva la liquidación de divisas en manos de empresas, fue aprovechada por el Banco Central, para darle continuidad al recorte de las tasas de interés, ahora en 59,16% anual en pesos, cuyo nivel es un obstáculo importante para la reactivación económica.
Un capítulo aparte les correspondió a los bonos soberanos, que solo esbozaron una mejora en los precios y continúan ofreciendo rendimientos cercanos al 10% en dólares según su cotización en el mercado secundario.
La aversión al riesgo que se impuso en las bolsas internacionales por los datos negativos en Wall Street promovió la salida de inversores de posturas en acciones y activos emergentes, y fortaleció la demanda por los bonos del Tesoro de EEUU, una apuesta más segura.
La suba de precios de los Treasuries generó una caída en la tasa de interés, que para las emisiones a 10 años cayó de 3% anual y regresó a 2,86%, un rendimiento que no se observaba desde el 31 de agosto.
La venta de bonos emergentes y la baja de tasa de la deuda norteamericana afectó por partida doble a la Argentina, cuyo riesgo país, es decir la sobretasa que paga respecto de las emisiones de EEUU, siguió por encima de los 700 puntos básicos, en 729 puntos básicos.
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