En las últimas semanas se vino especulando con una caída del precio de la nafta en surtidores, ante el derrumbe del precio de barril de petróleo. Sin embargo, esta esperada disminución tras un ajuste de más del 60% en lo que va del año terminó siendo testimonial, casi imperceptible. Las petroleras aducen que el aumento en dos impuestos que se aplican sobre los combustibles impedirán que haya una disminución más significativa en los surtidores.
La baja anunciada por YPF fue de 1% para la nafta súper y de 1,5% para la premium, muy lejos de la reducción de 10% que se sugería a partir del derrumbe del petróleo. Al mismo, tiempo se resolvió un aumento de 3% en el precio del gas oil. Y en las próximas horas el resto de las petroleras resolverá movimientos muy parecidos.
El precio del barril WTI cayó 35% en los últimos dos meses y finalizó a menos de USD 50 el viernes. Pero semejante movimiento apenas se verá reflejado en el valor de las naftas.
Aunque el barril de petróleo cayó 35% en los últimos dos meses, en los surtidores casi no se notará ese ajuste. Las petroleras explican que esto se debe a que en diciembre aumentan tanto el impuesto a la transferencia de combustibles como a la emisión de dióxido de carbono.
Uno de los grávamenes que aumenta es el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC), que a partir de la reforma tributaria es un precio fijo por litro. Ese valor se ajusta trimestralmente según la evolución del índice de inflación. Por lo tanto, ya no representa un porcentaje constante del precio de la nafta.
Como se tiene en cuenta el tercer trimestre (de julio a septiembre), el incremento del tributo estaría en el orden del 15% al 17%. Y esto representa alrededor del 3 al 5% en el precio de las naftas. Por lo tanto, si se tuviera en cuenta esta aspecto exclusivamente, los combustibles no sólo no deberían bajar sino que incluso tendrían que seguir subiendo. Por eso, las petroleras argumentan que están haciendo un "esfuerzo" para bajar aunque sea marginalmente los precios.
El otro impuesto que tendrá una actualización (y creado en la reforma tributaria del año pasado) es a la emanación del Dióxido de Carbono, que también es determinado por una suma fija.
El problema de la fórmula de ajuste de estos dos impuestos (por inflación acumulada) del trimestre anterior es que vuelve más complicado que los precios de los combustibles reflejen otros componentes como la caída del barril o incluso del tipo de cambio.