El dólar volvió a ganar impulso en el arranque de la semana. Tras subir 3,6%, cerró ayer al borde de los $ 40 en bancos y casas de cambio. En el Banco Nación, que suele tener la mejor cotización, finalizó a $ 39,90. Si bien la divisa volvió a niveles que había mostrado a principios de octubre, a nadie le escapa que este nuevo repunte tendrá impacto en otras variables, aunque habrá qué ver hasta dónde llega.
Esta suba del dólar hace casi imposible que bajen las naftas en diciembre. Era un tema que entusiasmaba y mucho al Gobierno porque podía ayudar también a moderar la inflación de diciembre. Las petroleras dudaban, pero no lo habían descartado por la fuerte caída del precio del petróleo.
Pero si antes dudaban, ahora directamente van a descartar de plano cualquier disminución. También habrá que evaluar si el ajuste del tipo de cambio genera un repunte inflacionario Es cierto que la mayoría de los empresarios habían ajustado sus cálculos con un dólar a $ 40, pero seguramente no en todos los casos. Y por otra parte, nadie está en condiciones de asegurar dónde podría detenerse. Es decir si el nivel de ayer es un techo aunque sea temporario.
La inflación de noviembre estaría más cerca del 2,8%, pero nadie podría asegurar que el mes siguiente no vuelva a niveles de 3%, algo que resultaría un golpe psicológico muy negativo para las expectativas.
Con un dólar más picante, el Central podría tomar medidas para que la tasa de interés baje más lento o frene su disminución. Por ejemplo, podría absorber más pesos o inyectar menos de lo pactado con el FMI en diciembre
El rebote cambiario le pega de lleno a la tasa de interés. En las últimas semanas venía bajando el rendimiento de las Leliq (títulos de corto plazo emitidos por el BCRA), que había pasado de la zona de 73,50% anual a principios de octubre a poco más de 61% a fines de la semana pasada. Será difícil que la tasa perfore ese piso ahora, porque el peligro es que se acelere aún más la demanda de dólares. La tasa de Leliq pasó de un promedio de 61,4% a 61,23%, entre el viernes y ayer, es decir siguió para abajo aunque mucho más despacio.
La forma que tiene el BCRA de incidir en la tasa es absorbiendo más pesos o, ya en diciembre, emitiendo menos de lo que está previsto en el acuerdo con el FMI. Ambas opciones lo ayudarían a mantener la tasa más alta y evitar que se dispare el dólar. Sin embargo, la consecuencia es que podría demorarse la reactivación de la economía.
El salto tomó de sorpresa a la mayoría de los economistas y al mundo financiero. Aunque casi todo el mundo hablaba de mantenerse con cautela, pocos esperaban un repunte de la magnitud de los últimos días. Con el repunte de ayer, la divisa ya acumula una suba de 9,6% desde el piso de principios de noviembre, cuando se había ubicado en la zona de $ 36,40.
¿Por qué se "despertó" el tipo de cambio? Hay varias razones que están dando vuelta a la hora de dar alguna explicación. Pero en las últimas horas hubo varias especulaciones al respecto. Uno de los temas que seguramente impactó es el rescate de Lebac de la semana pasada, que significó la inyección de $ 120.000 millones. El Tesoro, a través de la colocación de nuevas Letras en pesos, consiguió absorber unos $ 35.000 millones. Es razonable pensar que casi todo el resto fue a comprar dólares con el correr de los días.
Pero además de eso, hay otros aspectos que juegan. La desconfianza de los inversores se refleja en el riesgo país, que ayer subió otro escalón terminando arriba de los 680 puntos básicos. Los bonos en dólares volvieron a caer y el Bonar 2024, por ejemplo, perdió más de 2% y ya rinde 11,3% anual en dólares.
Ese clima de incertidumbre que refleja la debilidad de los bonos también contagia al tipo de cambio. En octubre se había producido la situación inversa. Bajó el riesgo país, junto a una disminución del tipo de cambio.
Algunos también vincularon los disturbios que impidieron que se realice la gran final de la Copa Libertadores. El malestar de la sociedad y el Gobierno que se empezó a repartir culpas con la ciudad de Buenos Aires dejaron una sensación de preocupación entre los inversores. Para colmo, muchos ejecutivos de banca privada viajaron desde Miami y Nueva York para presenciar el partido. Obviamente no regresaron con la mejor impresión.