Durante octubre, el Indec registró aumentos en las líneas de pobreza y de indigencia de 7,5% tanto para la Canasta Básica Alimentaria (CBA) como para la Canasta Básica Total (CBT). Las subas son mayores que el aumento inflacionario de 5,4% medido en el mismo mes.
La CBT, que se usa como referencia de la línea de pobreza, ya que toma en cuenta la suma de insumos alimenticios y el efecto de los precios de los servicios públicos y privados considerados esenciales, se situó en $7.845,04; con lo cual, para una familia tipo el ingreso mínimo requerido para llegar a cubrir la canasta llegó a 24.241 pesos.
Mientras tanto, la CBA que se usa como los requerimientos kilocalóricos y proteicos mínimos para un adulto se encareció alcanzando los $3.150,62; haciendo que el ingreso familiar mínimo sea $9.735,42 para evitar entrar en situación de indigencia.
En lo que va del año, el costo de las canastas refleja subas de 45,4% para el caso de la pobreza y 46,5% en la indigencia. Esto se debe al mayor peso de alimentos y servicios públicos sobre los más pobres dentro del espectro, ya que los mismos dedican una mayor proporción de los gastos en alimentos y servicios públicos.
La comparación interanual es aún más grave: la canasta de pobreza se encareció un 54,6% mientras que el desembolso requerido para evitar ser indigente en octubre subió un 51,5% respecto del mismo mes del año pasado.
Los datos tanto nacionales como porteños volvieron a mostrar cómo la aceleración de la inflación afecta más a los sectores de menores ingresos. Según la Dirección General de Estadística porteña, acceder a los productos necesarios para que un hogar salga de la indigencia durante octubre demandó $11.763,65, un 8,21% más que en septiembre, mientras que para salir de la situación de pobreza requirió ingresos por $23.796,68, un 6,6% mayor que el mes anterior.
La expectativa desde el Gobierno es que la pérdida de poder adquisitivo que experimentaron las familias pobres luego de la aceleración inflacionaria de los últimos meses se recorte parcialmente por la combinación de menores números de inflación junto con una suba en salarios por las cláusulas de revisión y los bonos de fin de año.
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