En el acuerdo stand by con el FMI se dispuso que las tasas de interés de referencia no iban a bajar del 60% hasta que se registrara una caída en las expectativas inflacionarias, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) por dos meses consecutivos.
Pero en lo que va de noviembre el Banco Central dispuso un gradual descenso de las tasas de las Letras de Liquidez (LELIQ), que recortaron 11,3 puntos porcentuales al máximo de 73,5% del 8 de octubre último, y en 62,2% ya sondean el límite que se esperaba alcanzaran recién a fin de año.
Rendimientos tan altos ejercen un triple efecto: contractivo para la economía real, moderador de la inflación y estabilizador para el tipo de cambio.
Además para frenar la inflación más alta en 27 años, la entidad monetaria se aferró al objetivo de no aumentar la Base Monetaria (dinero circulante, cheques cancelatorios y depósitos en cuenta corriente) a través de las subastas diarias de LELIQ.
Está claro que el dato de inflación de octubre no permite al Banco Central la laxitud monetaria que necesita la actividad para reactivar. No obstante, la baja de tasas que la entidad que preside Guido Sandleris concreta en noviembre, frente a un valor del dólar que se encuadra dentro de las bandas de flotación previstas, es un indicador positivo, quizás el primer paso para desandar el camino de la recesión que se inició con la corrida cambiaria que se inició el 25 de abril.
En ese sentido, la entidad explicó que "en un contexto en el que el tipo de cambio se mantuvo próximo al piso de la zona de no intervención, durante la primera quincena de noviembre la tasa de interés promedio de las LELIQ profundizó su tendencia decreciente".
La deuda del BCRA por emisión de Letras se redujo a la tercera parte medida en dólares y un 30% en pesos en seis meses
Lucas Gardiner, director de Portfolio Personal Inversiones (PPI), afirmó que "en lo que resta de este año y el primer trimestre del 2019 habrá que resistir a una fuerte recesión en lo económico, mientras se 'jugará' gran parte del partido que determinará el éxito o fracaso del esquema monetario y cambiario implementado desde octubre".
"Este se medirá, básicamente, en el comportamiento del tipo de cambio, la inflación y las tasas de interés. Hoy, en los tres -y aunque es prematura una conclusión- podemos apuntar ciertas señales positivas", resumió el experto de PPI.
Un reporte de Saber Invertir destacó que "en este delicado momento tenemos dólar y tasas de interés a la baja, juntos, cosa que pocas veces se vio en la historia argentina. Y se está dando en un marco con la inflación a la baja", después del pico de 6,5% mensual de septiembre.
En busca del crecimiento perdido
Pasada la corrida cambiaria de 2018, que desembocó en el pedido de ayuda financiera al FMI, el Banco Central transita por un fino equilibrio entre las tasas de interés y el tipo de cambio, para evitar un deterior mayor en los indicadores económicos.
Desde el 1 de octubre, la entidad monetaria definió una nueva estrategia, con una zona de "no intervención" para la fluctuación del dólar, la emisión de deuda (LELIQ) solo para ser licitada por bancos, con tasas 20 puntos por encima de la inflación, y el compromiso de congelar la cantidad de dinero en la economía.
Después de políticas erráticas del BCRA que llevaron a un colapso de sobreendeudamiento de la entidad, la salida de reservas y a la disparada del dólar, Guido Sandleris comenzó a acotar el descalabro cambiario con objetivos realistas.
Desde octubre se comenzó a observar una situación más calma en el mercado de cambios
"Si bien se parte de tasas de interés nominales elevadas, que afectan al proceso de intermediación financiera, se espera que las mismas disminuyan, conforme se produzca una reducción de las expectativas de inflación", señaló el BCRA.
Y anticipó que "un tipo de cambio real más competitivo permitirá impulsar a sectores transables y contribuirá, junto con la corrección del déficit fiscal, a la reversión del desequilibrio de la cuenta corriente. Se prevé que la actividad económica inicie una recuperación gradual a partir de 2019, sobre bases más sustentables que en el pasado, permitiendo retomar la fase expansiva del ciclo financiero".
Base monetaria "congelada" y deuda en aumento
A partir de octubre el Banco Central adoptó un nuevo esquema de política monetaria de "estricto control" de agregados monetarios, y asumió ante el FMI el compromiso de no aumentar hasta junio de 2019 el nivel de la Base Monetaria respecto al promedio mensual de septiembre.
Sandleris apuntó a mantener una "expansión monetaria cero", que ante el avance de la inflación significa una contracción real, cuando el crecimiento del dinero que circula en la economía venía creciendo a una tasa del 2,2% mensual.
El promedio acumulado de la Base Monetaria de la economía alcanzó los $1.230.000 millones (1,23 billón de pesos) durante la primera quincena de noviembre, unos $28 mil millones de pesos por debajo del nivel registrado en igual período de octubre.
Una cuestión que debaten los analistas es el incremento de la deuda de la entidad monetaria, que en los meses anteriores fue principal causa de la escalada del dólar y de la aceleración inflacionaria que sumió al país en una recesión.
Una diferencia es que el stock de las LEBAC llegó a superar a la propia Base Monetaria (moneda en circulación, cheques cancelatorios y depósitos en cuenta corriente) y el monto de reservas internacionales medido en pesos, el ítem principal en la hoja de balance del Central.
Las tasas de referencia -en 60% anual- y el dólar en $36 -mayorista- se acercan al nivel de finales de agosto
Hoy, el remanente de las LEBAC más el de las LELIQ se redujo a la tercera parte medido en dólares, y un 30% en pesos (contraparte de la caída de reservas), aunque sigue siendo considerable y en franco ascenso por las "súper tasas" en pesos.
La devaluación del peso de 2018 "licuó" el stock de estos títulos de deuda que emite la entidad, que pasó de representar USD 64 mil millones en enero a USD 20 mil millones en la actualidad.
Según cálculos del economista Ramiro Castiñeira, de Econométrica, la contracción del stock se explica por la devaluación que licuó USD 30 mil millones, y por venta de reservas en el mercado cambiario por poco más de USD 14 mil millones.
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