El Banco Central salió a atacar un problema incipiente para su política cambiaria. A partir de hoy salió a limitar el ingreso de capitales del exterior que entran para hacer "carry trade", es decir para aprovechar las altas tasas de interés del mercado local cambiando dólares. El riesgo de esta entrada de fondos internacionales es que nuevamente puede generar una situación de atraso cambiario artificial, generado exclusivamente por la búsqueda de una ganancia financiera.
A partir de esta situación, la entidad que preside Guido Sandleris emitió la Comunicación "A" 6.595, la cual dispuso que los bancos deberán realizar un encaje (inmovilización) de hasta 23% sobre las líneas financieras que reciban del exterior. Se trata de un mecanismo habitual que utilizan las entidades, especialmente las extranjeras con sucursal en el país, para ganar con la "bicicleta financiera".
Fuentes del mercado local explicaron que ese mecanismo "era una forma que tenían los bancos extranjeros con sucursales en Argentina de comprar Leliq fondeándose con una línea que no tenía encaje". Los títulos a siete días del Central están pagando tasas superiores al 67% anual en pesos y llegaron a pagar más del 73%. La medida recibió además el apoyo del FMI, cuyos técnicos acaban de llegar a la Argentina para una revisión del programa en curso.
Los bancos entraban dólares vía líneas del exterior para comprar Leliq a tasas superiores al 67%. El peligro es volver a un atraso cambiario artificial. El Central optó por poner un encaje sobre ese financiamiento para desalentar el ‘carry trade’
Pero con esta medida, aquellos bancos que ingresen dólares a través de líneas de financiamiento internacionales se verán obligados a inmovilizar una parte de ese capital. De esa forma, el negocio se diluye y, por lo tanto, quedan menos opciones para el "carry trade".
Incluso, el Central castiga cuanto menor sea el plazo de permanencia de ese financiamiento. Si es sólo a un mes, el encaje llega al 23%, hasta 59 días baja al 17%, luego se reduce a 11% a 90 días y a 5% si es hasta 180 días. En cambio, para financiamiento a un año de plazo esa inmovilización baja a cero.
El BCRA debe lidiar ahora con el famoso ingreso de "capital golondrina", o dinero caliente, que entra a muy corto plazo sólo para conseguir una ganancia financiera a causa de las altas tasas de interés. El problema de este flujo que ingresa del exterior es que empuja hacia abajo el tipo de cambio.
Esto es lo que sucedió en las últimas semanas, cuando el dólar pasó de más de $40 a $36,40. Pero ahora que el tipo de cambio mayorista está a punto de tocar el piso de la banda cambiaria inferior definida con el FMI, se optó por desalentar este ingreso de capitales.
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