Entre las proyecciones para este año que el FMI compartió en el último staff report, pocas reflejan un repunte más agresivo que el balance esperado para fin de año en materia de comercio exterior.
La mejora del resultado de la balanza comercial que anticipan los técnicos del Fondo para el último trimestre de 2018 no es menor, está entre las más altas del mundo.
En el documento que se compartió luego de la aprobación del desembolso por USD 5.700 millones del acuerdo stand-by del FMI se proyecta que la Argentina cerrará el año con un superávit comercial de USD 3.300 millones.
Por si solo el dato anual marca un leve cambio de tendencia, pero el detalle de mayor impacto viene a la hora de considerar los desagregados trimestrales entre las ventas y las compras al resto del mundo.
A fin de año, el staff report del FMI calcula que el país tendrá un superávit de USD 3.300 millones. Para llegar a ese numero final, en el último trimestre del año el superávit comercial deberá ser de USD 9.754 millones, el mayor salto trimestral desde 1992 de acuerdo a la información histórica del Indec.
Detrás de esa recuperación en los números netos, está un desplome brutal en las importaciones, tras el violento salto del tipo de cambio entre mayo y septiembre, y la caída de la actividad en una profunda recesión que restó la demanda tanto de insumos necesarios para la producción como de bienes de inversión.
La tendencia de desaceleración en valor total importado viene solidificándose desde el comienzo del proceso devaluatorio en mayo, culminando cuando en septiembre se registró el primer superávit comercial en casi dos años, pese a que las exportaciones, por efecto principalmente de la menor oferta de cereales y oleaginosas, y sus subproductos, se mantuvieron en baja.
Es que para completar el tramo remanente hasta los USD 58.300 millones esperados en bienes importados este año, en el período octubre-diciembre esa cuenta nacional solo crecería en USD 6.212 millones. En particular, el efecto se verá en bienes capitales e intermedios.
Tonificadores de la ventas al resto del mundo
Por el lado de las exportaciones, además del crecimiento de la competitividad que en valor que generó la suba del dólar, en el staff report también se indican dos variables que contienen el grueso de las expectativas de aumento: el mayor aporte del campo y la maduración de las inversiones en Vaca Muerta.
Es que la importante cosecha de este año, que por ejemplo en el maíz muchos esperan sea la mejor de la historia, y también del complejo sojero, junto con el repunte en exportaciones de energía del principal yacimiento no convencional del país, se prevé resultarán en notables impulsos muy fuertes al monto total de exportaciones para el último tramo del año.
Por el contrario, la persistencia de un fuerte cuadro recesivo, alimenta el derrumbe de las importaciones, las que se prevé se reactivarían moderadamente el año próximo.
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