El enojo de María Eugenia Vidal con la Casa Rosada por la negociación del Presupuesto 2019 con los gobernadores del peronismo tiene números concretos. El gobierno nacional espera eliminar el año próximo el déficit fiscal primario, antes del pago de intereses, que para este año es de unos $470.000 millones. A ese objetivo se llegaría a través de la siguiente manera:
Primero, el aumento de ingresos tributarios vía suba y generalización de retenciones, lo cual representa más de la mitad del esfuerzo fiscal: $250.000 millones. Aquí también se contabiliza el aumento de las alícuotas del impuesto a los bienes personales.
Segundo, la reducción de gastos de la Nación, por unos $ 125.000 millones. El grueso del recorte está en la obra pública (70.000 millones), que impacta en el postergación de obras nuevas en todo el país y en particular en Buenos Aires. Pero también en la eliminación de subsidios a la luz y gas (otros 42.000), que redundará en nuevos aumentos de tarifas.
Finalmente, se prevé en el Presupuesto la poda de transferencias presupuestarias a las provincias por casi $ 100.000 millones. En este punto la provincia de Buenos Aires resulta la mayor perjudicada. En La Plata estiman que Buenos Aires aportará $ 25.000 millones del recorte, entre subsidios al transporte (boleto de colectivo) y transferencias a municipios.
El principal impacto para Vidal es la eliminación de subsidios al Transporte por $40.000 millones en todo el país, que cada jurisdicción deberá hacerse cargo el año próximo, de los cuales la mitad corresponden a Buenos Aires.
Esa situación cambia toda la ecuación que hasta hace unos meses tenía en mente la gobernadora. El año pasado había conseguido que se le reconociera por ley la restitución del fondo del conurbano, que para 2019 implicaban unos $ 40.000 millones para obras. Ahora más de la mitad de esos fondos deberá destinarlos a pagar subsidios a los colectivos en el área metropolitana para que los aumentos de boleto —que igualmente deberá anunciar— no sean exorbitantes.
Para colmo, el gobierno nacional ya no construirá obras prometidas en la provincia de Buenos Aires –por ejemplo, obras hídricas en la cuenca del Salado— que liberaban recursos a Vidal para destinar el fondo del conurbano justamente a esa área geográfica caliente en el año electoral.
Todo esto era algo que Vidal sabía hace más de un mes, cuando Dujovne le comunicó cómo venía la negociación del Presupuesto con los gobernadores peronistas. Lo que se enteró recién la semana pasada es que la dejaron completamente afuera del revoleo fondos de último momento que concedió la Rosada a los gobernadores para asegurar los votos claves de diputados justicialistas.
El menú es generoso.
Se creó el Fondo de Compensación del Transporte por $6.500 millones para compensar a las ciudades que la quita de subsidios golpearía muy fuerte en la tarifa. De esos recursos, por ejemplo, Córdoba recibirá un fondo especial de $ 1250 millones. En cambio, Buenos Aires sólo tendrá $ 200 millones. Los 4 diputados de Córdoba Federal, del gobernador Schiaretti, votaron afirmativamente el Presupuesto.
Se fijó una asignación especial de $4.240 millones para La Rioja, que serán serán transferidas por Nación en 12 cuotas mensuales equivalentes durante 2019. Es un reclamo de todos los años de la provincia, este año no figuraba en el Presupuesto, pero a último minuto no sólo se incorporó sino que se amplió. Los dos diputados del justicialismo riojano, incluido el ex gobernador kirchnerista Luis Beder Herrera, también acompañaron.
Se asignaron fondos discrecionales para obra pública, que no estaban incluidos en el Presupuesto original, por $3.373 millones en una planilla que se incorporó al artículo 16, anexo que habitualmente se conoce como la "planilla de la felicidad", por el canje directo de obras por votos. En ese reparto, por ejemplo, San Luis recibió $386 millones en transferencias directas a municipios. En un audio de Whatsapp enviado a un intendente puntano, que circuló en los últimos días, Adolfo Rodríguez Saá festeja el haber conseguido esos fondos de último momento, mientras en un video su hermano, el gobernador Alberto Rodríguez Saá, hoy abrazado a Cristina Kirchner, se manifiesta supuestamente indignado porque los diputados de su provincia fueron claves para llegar al quórum de la sesión del "Presupuesto del ajuste".
Después está el pago a todas las provincias peronistas, cuyos gobernadores alinearon votos clave. Catamarca (de la gobernadora cristinista Lucía Corpacci, aportó 2 diputados): $ 400 millones para obras de "Vivienda y Urbanismo". San Juan (Sergio Uñac, 3 diputados), 500 millones para "Viviendas". Santiago del Estero (Gerardo Zamora, 3 diputados): 300 millones para viviendas. Salta (Urtubey, 2 diputados): 223 millones para obras en educación y viviendas. Neuquén (Gutierrez, 1 diputado): 331 millones para obras en educación. Misiones (Passalacqua, aportó todos sus diputados): $ 100 millones. Chubut (Arcioni, 1 diputado): 800 millones para agua potable y alcantarillado. Entre Ríos (Bordet, 2 diputados): 300 millones para agua y alcantarillado. Tucumán (Manzur, que en la Rosada dicen dio una buena señal porque los diputados que le responden se abstuvieron): $33 millones para obras en educación. En el caso de Chaco (Domingo Peppo, 2 diputados), la compensación se pactó en ATN (Aportes del Tesoro Nacional), incluso a dos municipios solicitados por la propia diputada chaqueña.
Ahora se viene el tiempo de que Maria Eugenia Vidal negocie con la Rosada cómo la compensarán por lo que le quitaron. El problema es que entre el ajuste reclamado por el FMI y el revoleo de fondos de discusión política no es mucho el margen que le queda a la Nación en las cuentas de 2019, hay que recordarlo, un año electoral decisivo.