No es noticia destacada afirmar que el déficit comercial viene de la mano de la apreciación de nuestra moneda. El año pasado, tal desbalance llegó a la alarmante cifra de 8.500 millones de dólares, pese a que el nivel de importaciones no fue demasiado elevado.
Pero lo que pocas veces se remarca es que, además del viejo problema cambiario, la cruda caída en la producción agrícola de la campaña 2017-18 explica buena parte del déficit del actual año. Nos referimos a una reducción en la entrada de divisas entre 8 y 10 mil millones de dólares.
Hasta septiembre pasado, la baja en el valor de las exportaciones, sólo del complejo sojero, fue de aproximadamente 3 mil millones de dólares, a consecuencia de la cruel sequía sufrida en el verano.
Las exportaciones de productos primarios disminuyeron de manera interanual 32,3%.
En medio de este triste cuadro, vale remarcar el comportamiento de las exportaciones de combustibles y energía que han aumentado 122,2% en septiembre de forma interanual. Esto abre un panorama muy alentador para la balanza comercial.
La cruda caída en la producción agrícola de la última campaña explica buena parte del déficit comercial de 2018
Es cierto que, con la mejora del tipo de cambio, el déficit comercial en septiembre desapareció. Cuando se modifica el tipo de cambio, lo primero que reacciona es la demanda y, en consecuencia, así lo hacen las importaciones.
Las importaciones se redujeron 21,2% respecto a igual mes del año anterior (en términos desestacionalizados). A su vez, las importaciones de septiembre de 2018 cayeron 11,4% respecto del mes anterior.
Respecto a las exportaciones, como los resultados suelen quedar bajo un efecto retardatario, los aumentos habrán de demorarse. Con relación a los commodities agrícolas, para este año, no es dable aguardar una mejora en el ingreso de divisas, dado el pobre stock existente, luego de la magra cosecha.
Las exportaciones netas de los principales derivados de la soja mostraron, en septiembre, respecto de igual mes del año anterior, una reducción de 393 millones de dólares, equivalente a un efecto negativo del 28,0% del superávit comercial.
En septiembre de 2018, las exportaciones alcanzaron 5.013 millones de dólares y las importaciones, 4.699 millones de dólares con un superávit en la balanza comercial de 314 millones de dólares. Y si el saldo favorable no fue mayor es porque las exportaciones de productos primarios disminuyeron. La sequía fue un duro golpe para la economía. En definitiva, el volumen cosechado de soja pasó de un año a otro de 55 a 37 millones de toneladas.
Lamentablemente, la cosecha de trigo que se avecina, a raíz de los recientes problemas climáticos, como heladas y granizos, permiten prever una reducción de al menos 500 millones de dólares respecto a las estimaciones.
(*) Manuel Alvarado Ledesma es Economista y Profesor de Agronegocios de la UCEMA