El ministro de Hacienda cruzó solo la calle desde la Casa Rosada y entró al Ministerio de Hacienda. Venía de hablar con Marcos Peña, el jefe de Gabinete, y recibió a Infobae mientras encendía el aire acondicionado de su despacho. En los estantes, fotos familiares, una con Mauricio Macri y otra que parece sacada de arcón de los recuerdos, pero que pasó hace apenas un año y 9 meses, cuando asumió: el Presidente, Luis Caputo y él.
Dujovne acaba de llegar de Indonesia, de la cumbre del FMI y el G20, y habló de todo: de sus cruces recientes con Sergio Massa por el acuerdo con el FMI, de la oficina que el organismo abrirá en la Argentina, de las tasas por la nubes, de las bandas de intervención del Banco Central y hasta de su salud. Claro, también de la inflación, el tema del día.
Horas después de la entrevista se iba a conocer el número de septiembre, 6,5%, el más alto del año, con una inflación acumulada de más de 32%. Igual, antes de conocerse la cifra, el ministro avisaba que los datos inflacionarios de septiembre y octubre son "un fenómeno transitorio".
—La inflación del mes pasado fue la más alta y la de octubre lo sería más aún…
—No. ¿Por qué decís eso?
—Bueno, varias consultoras ya lo advierten.
—No. La inflación de septiembre es alta y dejará un arrastre alto para octubre. Cuando se miran los datos diarios de alta frecuencia de la semana pasada ya se ve una desaceleración muy fuerte. Octubre será alto por arrastre, porque el salto grande de la inflación se produjo mayoritariamente en la segunda mitad del mes pasado. La inflación ya está bajando en términos mensuales. No se va a ver en octubre, pero de ahí en adelante sí.
La inflación ya está bajando en términos mensuales. No se va a ver en octubre, pero de ahí en adelante sí
—¿La inflación de octubre será más baja que la de septiembre?
—Digamos… pienso que septiembre-octubre forman parte del episodio de depreciación del tipo de cambio. Analizar hoy la inflación con los números de septiembre y octubre es mirar el futuro con el espejo retrovisor.
—Se viven días de relativa calma cambiaria. ¿Qué significa eso?
—Hemos sido capaces de implementar una política monetaria muy clara, sencilla de seguir y fácil de comunicar. Lleva a una mayor confianza en la moneda local.
—¿Eso es sostenible en el tiempo?
—No tengo ninguna duda de que sí. Mientras seamos restrictivos sobre el crecimiento de la cantidad de dinero, el peso va a estar en una posición distinta a la de los meses de volatilidad. Estamos haciendo lo correcto, había que reanclar las expectativas de inflación en la Argentina. La depreciación del peso que sufrimos entre abril y la mitad de septiembre generó un salto en la tasa de interés que había que cortar de raíz, y para eso hacía falta un cambio radical. Por eso, por nueve meses la base de dinero no va a crecer en términos nominales. Es una política muy dura, pero necesaria. No tengo ninguna duda de que, aunque tengamos tasas de corto plazo altas, el escenario sería más contractivo en un escenario de más depreciación de la moneda y más aumento de la inflación. Ahora generamos las condiciones para la recuperación.
—Si el dólar perfora la zona de no intervención inferior que fijó el Central, ¿hay que enfocarse en comprar dólares y sumar reservas o en bajar la tasa?
—No son cosa incompatibles. Es una decisión del Central que ahora tiene bandas de no intervención que se ajustan mensualmente. Ya estamos en $34,5. Si toca la zona baja, el Banco puede comprar con pesos que no cuentan para la meta de base cero porque presuponen un aumento de la base de dinero. Hoy tenemos reservas netas muy bajas, con lo que sería razonable que busque recomponer un stock de reservas dañado en los últimos meses. Eso también bajaría la tasa.
—Hay economistas que sostienen que déficit cero y base monetaria cero son objetivos, no un plan económico.
—Habría que ver cuál es el plan económico de ellos. El nuestro es muy claro: convergencia al equilibrio fiscal primario el año próximo. Cumplimos todas nuestras metas fiscales, nunca fallamos una desde que estamos en Hacienda. Y el Central va a cumplir con la base monetaria cero. Es un plan sólido para bajar el déficit, la inflación y la inestabilidad cambiaria que nos azotó estos meses.
—¿Está preocupado por que se genere ahora una "bola" de Leliq?
—No, no me preocupa para nada. Era fundamental que el Central esterilizara e hiciera su política con instrumentos colocados para bancos y no para inversores institucionales y familias. Eso daba mucha volatilidad monetaria y cambiaria y desintermediaba el sistema financiero. Hay que mirar estas tasas altas como un fenómeno transitorio, como lo es la inflación de octubre y septiembre. En términos del Producto, el stock de Leliq no sube. Poniendo un zoom se ve que hace cinco meses teníamos un stock de pasivos remunerados del Central -pases, Lebac y Leliq- que explicaban un 150% de la base monetaria. Hoy, esos pasivos son menos del 70% de la base. Es el día y la noche, el escenario es otro. Desarmamos una bola: fue costoso hacerlo, pero ya está.
—¿Hasta cuando habrá recesión?
—No quiero dar una fecha, pero sí explicar la secuencia. El sector externo reaccionó con fuerza. Hace 10 años que las exportaciones no agrícolas no crecen a este ritmo, es inédito; incluso aún antes de la depreciación del peso. Octubre es el mes piso en términos de salarios reales, vamos a empezar a ver recuperación en noviembre y se comenzará a estabilizar el consumo. La inversión va a tardar un par de trimestres más en reaccionar, y es lógico por las tasas altas.
—Ayer se cruzó fuerte con Sergio Massa por el acuerdo con el FMI. ¿Cree que las críticas son reales o tienen que ver más con la política y las elecciones?
—No puedo contestar sobre la visión de Massa porque es tan cambiante y cortoplacista, que es muy difícil. Este es un acuerdo entre el país y el Fondo. Salir a petardear esto que nos permite bajar el riesgo soberano, estabilizar el tipo de cambio, bajar la inflación y retomar la senda del crecimiento, claramente tiene objetivos electoralistas.
Dujovne acaba de llegar de Bali, en Indonesia, donde participó de la asamblea del FMI y el Banco Mundial y presidió reuniones del track de Finanzas del G20, que preside. Sobre el acuerdo con el Fondo, estima que la firma final por parte del organismo multilateral podría darse "a fines de este mes o los primeros días del próximo" y asegura que el interés de bancarios e inversores con los que se reunió "se concentran en lo político".
—¿Qué les preocupa a lo inversores?
—Quienes nos miran ven con satisfacción el programa de reformas de Macri desde el comienzo de la gestión y les interesa saber si sigue ese programa luego de 2019 o si hay riesgos de que vuelva el populismo a la Argentina.
—¿No hay dudas financieras? Hace pocas semanas sí las había en las reuniones en Nueva York, por ejemplo.
—El foco está muy puesto en las elecciones del año próximo.
—¿Estuvo con Christine Lagarde?
—Sí, varias veces. En esas reuniones se está todo el día juntos, no hacen falta reuniones formales.
—¿Hablaron de la oficina que el organismo abrirá en Buenos Aires?
—Ya lo veníamos hablando desde antes. Cuando el Fondo tiene programas con un país, nombra representante residente.
—¿Lo conoce a Trevor Allayne, el jamaiquino que dirigirá esa oficina?
—No, pero tengo excelentes referencias de él. Tuvimos representantes por muchos años, hasta la época más dura del kirchnerismo. Es una práctica habitual. Va a ocupar transitoriamente una oficina en el Banco Central, como ocurría en el pasado, y luego tendrá una propia.
—Mientras estaba en Bali, surgió el escándalo por los pagos extra en la factura de gas.
—Venimos trabajando con Javier Iguacel y el equipo de Hacienda en la negociación con los productores de gas. Desde 1992 el marco regulatorio habla de precios en dólares y así fue también durante el kirchnerismo.
—¿Iguacel se "cortó" solo? ¿Usted estaba al tanto de la resolución de las 24 cuotas?
—Claro que estaba al tanto. Siempre lo vimos como un acuerdo que habíamos alcanzado en beneficio de los consumidores.
—Nadie lo vio así…
—Evidentemente no tuvimos una buena recepción política, o no lo comunicamos bien. Hay una obligación de respetar los contratos que es lo que lleva a recuperar nuestra capacidad de producir y ser superavitarios en materia energética, algo que va a redundar en una fuerte baja en los precios del gas.
Ser superavitarios en materia energética va a redundar en una fuerte baja en los precios del gas
—¿Fue un error político, entonces?
—Ex post, si tuvimos que dar marcha atrás… Probablemente tendríamos que haber hecho las cosas de una manera distinta, aunque sea explicar más.
—¿Es un tema de explicar más o de impacto en el bolsillo de los consumidores?
—Veníamos respetando el marco regulatorio y cuidando a los consumidores. No fue la idea así y tuvimos que hacer modificaciones.
—¿El Gobierno pierde capital político con marchas atrás de este tipo?
—Mucho más capital pierden los gobiernos que no son capaces de cambiar una medida cuando políticamente encuentran resistencias que no se esperaban. Ya nos pasó otras veces y somos capaces de modificar decisiones.
—Hoy comienza el Coloquio de Idea. Hace una semanas Macri les reclamó a los empresarios poner más el hombro. ¿Cree que lo están haciendo?
—Pienso que hay distintas situaciones. Hay empresas que invierten fuerte y otras que están afectadas por la suba de la tasa.
—¿Pero ponen más el hombro?
—No lo analizo de esa manera. Cuando los incentivos están, los empresarios reaccionan. Estamos generando incentivos para una fuerte reacción en los próximos meses.
—¿Cómo tiene que terminar la causa de los cuadernos?
—Tiene que actuar la Justicia con total libertad. Por supuesto que esto es un antes y un después para las prácticas empresarias. En el corto plazo nos afectó la incertidumbre que se generó.
—La última. ¿Cómo está de salud?
—Bien, siempre estuve bien.
—Estuvo un día internado, hace pocas semanas. ¿Qué tuvo?
-Un dolor de panza.
—¿Por estrés?
—No, para nada.
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