El vértigo financiero de la Argentina sumó un nuevo capítulo este martes, con la inesperada renuncia de Luis Caputo a la presidencia del Banco Central.
El puesto principal de la autoridad monetaria es una silla caliente, más en un año en el que el valor del dólar se desbocó y rompió con todos los pronósticos, particularmente los emanados desde los despachos oficiales.
En poco más de tres meses en la presidencia del Central las variables monetarias y cambiarias sufrieron bruscas variaciones. El dólar se disparó a 40 pesos, las tasas subieron al 60% con una inflación que se acelera y contracción de la actividad, y continúa la debilidad de las reservas, solo sostenidas por el préstamo del FMI. También Caputo concretó un agresivo desarme de LEBAC que mejoró la hoja de balance de la entidad, hoy con marcado patrimonio neto positivo.
Cuando Luis Caputo sucedió a Federico Sturzenegger el 14 de junio pasado, el dólar cotizaba a $28,43 en bancos, y se operaba a $27,70 en el mercado mayorista.
Hoy se negocia al dólar a $39,74 y $38,60, respectivamente. La escalada cambiaria de la era Caputo fue de 39,8 por ciento.
La gran devaluación del peso de 2018 ya se había desatado, pues entonces el dólar ya acumulaba una suba de 50% en menos de seis meses, desde los $18,92 al público del cierre de 2017.
Muchos analistas consideraron que Sturzenegger le había dado una mano a su sucesor, al dejar hecho el "trabajo sucio" del salto cambiario. Pero también había dejado un enorme stock de deuda en el balance del BCRA, las Letras LEBAC, que pasaron de ser la inversión estrella del mercado a un título tóxico.
Uno de los logros que se le adjudican a Luis Caputo es el de reducir este pasivo, que al crecer mes a mes había superado el monto de la Base Monetaria, es decir, la cantidad de pesos con los que funciona la economía argentina, y también el equivalente en pesos del stock de reservas internacionales.
Al comenzar 2018 las LEBAC representaban USD 61.328 millones, contra reservas que contabilizaban USD 55.055 millones.
Caputo redujo el stock de LEBAC a USD 20.000 millones, cuando al comenzar 2018 superaban los USD 60.000 millones
El 15 de junio, el stock de LEBAC superaba el billón de pesos: $1.148.312 millones, por encima de la Base Monetaria de $1.055.267,2 millones. Al 15 de septiembre pasado, las LEBAC se redujeron a $823.322, millones, frente a una Base Monetaria de 1.294.255,5 millones.
La reducción de las LEBAC fue mucho más pronunciada cuando se las mide en dólares: por efecto de la devaluación se licuaron de USD 39.802 millones (con un tipo de cambio de $28,85 por dólar) a USD 20.329 millones (dólar a $40,51), dentro del objetivo de eliminar este pasivo remunerado en diciembre de este año, como se le planteó al FMI.
Por el lado de las reservas del BCRA el saldo es francamente amargo. Con la Argentina fuera de los mercados de deuda, debido a las altas tasas de interés que impiden nuevas emisiones sin poner en riesgo la futura solvencia del Tesoro, los activos internacionales del Central tocaron un piso en 2018 de USD 48.102 millones el 19 de junio.
Desde que llegó el préstamo del FMI el 22 de junio, las reservas cayeron USD 13.735 millones, un 21,7%
El 22 de junio las reservas del Central registraron una importante inyección de USD 15.000 millones, producto del desembolso del primer tramo del acuerdo con el Fondo Monetario, para llegar a USD 63.270 millones.
Pero solo en tres meses, esos fondos se consumieron con las intervenciones del BCRA, con fondos propios y ventas de divisas a cuenta del Tesoro, los pagos de deuda pública y la salida de dólares del sistema financiero argentino, mientras se hacía el esfuerzo por desarmar las LEBAC.
Ahora las reservas rondan los USD 49.535 millones, unos USD 13.735 millones menos que al momento de recibir el crédito del FMI.
Respecto de las tasas de interés, la aceleración de la inflación bloqueó los intentos por reducirla. De la tasa de política monetaria del 40% anual en pesos del 12 de junio, ahora se sostienen en 60% anual para las Letras de Liquidez (LELIQ) a 7 días.
El flamante presidente del Banco Central, Guido Sandleris, asumirá con dos cuestiones que fueron determinantes en la salida de Sturzenegger y que quedaron irresueltas por Caputo: la escalada del dólar y la elevada inflación, que también son de las principales preocupaciones económicas de los argentinos.