(Enviado especial a Nueva York). Las diferencias respecto a la política monetaria entre Nicolás Dujovne y Luis Caputo terminaron desatando una crisis de gobierno en medio de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el cuarto paro general organizado por la CGT contra el plan económico que ejecuta Mauricio Macri.
Caputo ya había anticipado a Macri su decisión de renunciar a la Presidencia del Banco Central, pero a su vez había concedido compartir el anuncio formal del acuerdo con el FMI junto al ministro Dujovne, que hace tres semanas aparecía afuera de la cartera de Hacienda y ahora demuestra una fortaleza institucional que se explica por la sintonía económica y financiera que tiene con Christine Lagarde, directora gerente del Fondo.
Anoche, Caputo comprendió que ya no tenía espacio para imponer su perspectiva en la letra fina del Memorando de Entendimiento con el FMI y le comunicó su renuncia indeclinable al Presidente. Sin obstáculos políticos a la vista, un caracterizado integrante de la delegación que acompaña a Macri en su gira por Nueva York aseguró a Infobae que "el anuncio del acuerdo es inminente".
Caputo se había convertido en un blanco móvil del FMI por su decisión de reclamar una alícuota importante del futuro crédito que será concedido a la Argentina para demostrar a los bonistas que la administración Cambiemos no está analizando la posibilidad de un default en 2019. El renunciado presidente del Banco Central pretendía usar esa alícuota –calculado por su equipo entre 4.000 y 6.000 millones de dólares– para intervenir cuando los mercados amenazaran el valor del tipo de cambio que se movería entre bandas (32 la mínima; 40 la máxima). Dujovne no compartía esta estrategia, y Lagarde tampoco.
El staff del FMI erosionaba la negociación de Caputo y planteaba sus dudas a los enviados de Dujovne a Washington. Se trata de una situación compleja, en medio de una crisis económica y con los mercados exigiendo certezas al Ministerio de Hacienda y a la Presidencia del Banco Central. Este peculiar mecanismo de negociación con el FMI exhibía las fuertes diferencias que enfrentaron a Dujovne con Caputo: el ministro conoce los mercados y aplica su formación académica, mientras que el expresidente del Banco Central se forjó como trader y sostiene que la experiencia pesa más que las planillas técnicas, cuando la compra de dólares en la Argentina es un síndrome nacional que no se explica en las universidades de la Ivy League americana.
La pulseada entre Dujovne y Caputo escaló hasta Lagarde, que comunicó su desorientación al gobierno argentino. Macri optó por Dujovne y dejó sin sostén político a Caputo, que llegó al gobierno cuando explicó al entonces candidato presidencial de Cambiemos que el esquema de dólar futuro del kirchnerismo era una estafa institucional. Otros tiempos, otras expectativas de gobierno: Dujovne estaba en la actividad privada y Caputo deslumbraba como ministro de Finanzas.
Con la derrota a la vista, Caputo presentó su renuncia y acordó con Macri y Dujovne que estaría frente a los periodistas cuando se anunciara el nuevo acuerdo con el FMI. El expresidente del BCRA entiende a los mercados y sabe que una renuncia en medio de la negociación con el Fondo implicaría un nuevo golpe a la credibilidad del gobierno. Y más con Macri en Nueva York explicando a los banqueros e inversores de Wall Street que todo está bajo control.
Pero anoche Caputo terminó de madurar su decisión y se fue. Dujovne no podía creer cuando le confirmaron la última jugada política de su adversario íntimo. El ministro de Hacienda no compartió esa decisión abrupta y entendió que debía activar sin demoras su plan de emergencia, ya acordado con Macri en la intimidad del poder: Guido Sandleris, su secretario de Hacienda, será designado presidente del Banco Central. Sandleris es considerado por el staff del FMI y fue elogiado por la directora gerente Lagarde.
Despejada la interna con Caputo y reemplazado por un presidente del Banco Central que tiene la misma sintonía que Dujovne, los obstáculos para la firma del Memo de Entendimiento con el FMI empezaron a esfumarse. "El acuerdo es inminente", le dijeron a Infobae en el lobby del hotel adonde se hospeda Macri en Nueva York. Afuera llovía a cántaros.