Hablar de dolarización o convertibilidad del peso es un disparate en medio de un ajuste injusto

La Argentina convive con un sistema bimonetario, pero fuera del país alientan optar por una divisa

Sorpresivamente, desde medios de los EEUU comenzaron a alentar un régimen de abandono de la soberanía monetaria (NA)

Recomendar que la Argentina vuelva a establecer un régimen de Convertibilidad con el dólar sería un disparate para ignorar, si no fuera que el responsable de semejante cosa fue Larry Kudlow, el titular del Consejo Nacional Económico de Estados Unidos, un organismo que asesora al Presidente y es parte del organigrama de la Casa Blanca.

Sabiendo quién es el autor, el consejo sigue siendo un disparate, pero además ratifica el peligro que significa que Donald Trump esté al mando de la principal potencia mundial.

Dado que Kudlow no solo recomendó atar el peso al dólar, sino que en la entrevista con la cadena Fox también dijo que "el Departamento del Tesoro está trabajando en eso", el gobierno argentino se vio obligado a salir a desmentir "categóricamente" que estuviera evaluando algo por el estilo.

El asesor de Trump no fue el único disparatado. En The Wall Street Journal la columnista para América Latina e integrante del consejo editorial de ese muy importante diario publicó un artículo titulado "Argentina necesita dolarizar".

Más allá de los desatinos, que gente encumbrada y con capacidad de influencia esté bartoleando ideas para enfrentar la crisis argentina revela la desconfianza que genera en sectores de poder lo que está haciendo el gobierno de Mauricio Macri.

Más allá de los desatinos, que gente encumbrada y con capacidad de influencia esté bartoleando ideas para enfrentar la crisis argentina revela la desconfianza que genera en sectores de poder lo que está haciendo el gobierno de Macri

Otro ejemplo de esto último es el pronóstico temerario sobre la Argentina que realizó esta semana Strategic Forecasting Inc., una consultora estadounidense en inteligencia y espionaje a la que algunos consideran como "la CIA en la sombra". Más conocida por el acrónimo Stratfor, esta firma que se presenta como la "líder internacional en inteligencia geopolítica" publicó el lunes pasado su panorama mundial para el cuarto trimestre del año, en el que sostiene que a Macri no le queda mucho camino que transitar.

Signos de desconfianza externa

Dice textualmente: "El presidente Mauricio Macri va a pegarse a las reformas y liberalizaciones exigidas por el Fondo Monetario Internacional, en un proceso que va a terminar con su carrera política". No lo dan como un escenario probable. Como algo que puede llegar a ocurrir. Lo dan como un hecho seguro. Un disparate más. Pero que también muestra una imagen del país y del Gobierno que revolotea por algunos círculos influyentes y decisorios.

Mientras tanto, el Gobierno sigue negociando con el FMI las condiciones para acceder a un nuevo salvataje, que deberían quedar plasmadas en el proyecto de Presupuesto 2019 que Nicolás Dujovne va a presentar el próximo lunes. Aunque no se conocen los detalles, ya está claro que la manera de llegar al déficit cero será mediante un ajuste injusto.

La pertinencia de profundizar un ajuste fiscal en medio de una recesión es por cierto una elección muy discutible. Pero aun si se concede que el equilibrio presupuestario es el remedio adecuado para la enfermedad, hay maneras de alcanzarlo que cargarían el esfuerzo sobre los sectores altos de la pirámide social y sobre las empresas en situación muy holgada, y que evitarían recortar obra pública, gastos estatales necesarios y más tarifazos.

La pertinencia de profundizar un ajuste fiscal en medio de una recesión es por cierto una elección muy discutible

La devaluación ha sido muy dañina en lo general, pero el Gobierno podría
aprovechar que también ha provocado fabulosas ganancias para algunos y
capturar parte del beneficio.

Algo de eso ya ha hecho. El aumento de retenciones para la soja y la aplicación para todo el resto va a significar un incremento en la recaudación del año próximo de algo más de $280.000 millones, de acuerdo con la planilla que difundió el Ministerio de Hacienda.

Y algo más va a hacer. Todo indica que la alícuota de Bienes Personales subirá del 0,25% al 1% para los activos radicados en el extranjero. Tomando en cuenta que antes del blanqueo no había casi bienes fuera del país declarados ante la AFIP, y que de los USD 116.000 millones que se blanquearon USD 93.000 millones quedaron radicados en el exterior, el incremento de 0,75% en la alícuota implica una recaudación adicional de unos USD 700 millones o 28.000 millones de pesos.

Dos instrumentos para recaudar

Es decir que las retenciones y el gravamen sobre los activos en el exterior aportarían alrededor de 300.000 de los 500.000 millones de pesos que se requieren para llevar el déficit a cero. ¿Por qué no apelar a esos mismos dos instrumentos, pero incrementando la dosis?

El aumento de retenciones fue una dosis mínima en comparación con la
enorme ganancia para los exportadores. Eso es válido especialmente para los grandes exportadores y para los exportadores de los sectores más competitivos, a los que deberían haberles aplicado retenciones tanto más altas como para aumentar aún más la recaudación adicional y aliviar o incluso liberar de retenciones al resto. En otras palabras, sintonía fina en lugar de brocha gorda.

Las retenciones y el gravamen sobre los activos en el exterior aportarían alrededor de 300.000 de los 500.000 millones de pesos que se requieren para llevar el déficit a cero

Y con un criterio básico de equidad, más aún en una situación que el propio Presidente caracteriza como de "emergencia", el incremento en la alícuota de Bienes Personales no solo podría ser más pronunciado para los activos en el exterior, sino también incluir a la totalidad de bienes de los contribuyentes de mayor riqueza e ingresos.

Si hubiera decisión política, Nicolás Dujovne podría equilibrar el déficit primario con más retenciones y más impuestos a los ricos, sin tocar el resto.

No son ideas extravagantes. O en todo caso son ideas tan extravagantes como las que figuran en el último Monitor Fiscal del FMI, que abogó a favor de que "las tasas de tributación marginal aplicadas a quienes ganan el máximo tendrían que ser significativamente más altas que las actuales", y aconsejó "evaluar distintos tipos de impuestos sobre la riqueza e impuestos selectivos sobre bienes de lujo".

Ideas a tono como las que su directora gerente Christine Lagarde suele pronunciar cuando discursea y dice que "hay que hacer más progresivos los impuestos".

Claro que cuando se baja del atril y junto a sus técnicos negocia las condiciones de un préstamo, el discurso es bien diferente.