Argentina necesita ingresar dólares genuinos, es decir obtenidos por su oferta de bienes y servicios al exterior, para no depender en forma exclusiva de las divisas que ingresan por crédito externo o inversión financiera.
A eso contribuye el tipo de cambio alto, aunque sea una salida para ganar competitividad en el corto plazo. Ésta depende de muchos otros factores, pero ante la urgencia de divisas, constituye un paso fundamental: el atraso cambiario no solo encarece la producción nacional e incentiva las importaciones, también repele la inversión extranjera que pueda estar interesada en producir en el país.
En la medición de Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) que elabora el Banco Central, el indicador alcanzó los 138,82 puntos el jueves pasado, cuando el dólar llegó a los 40 pesos por primera vez.
La base de 100 puntos corresponde al 17 de diciembre de 2015, una vez que el gobierno de Macri decidió levantar el "cepo" cambiario instaurado por la gestión anterior. En aquella jornada el precio del dólar subió 36% en un día, de 9,91 a 13,93 pesos.
Por lo tanto, en la medición del Central, el tipo de cambio de la Argentina respecto de las principales monedas de referencia (dólar, euro, real brasileño y yuan chino) está hoy un 38% más alto que en diciembre de 2015.
La magnitud de la reciente devaluación argentina se puede observar por el nivel del TCRM del 25 de abril de este año, cuando se desató la corrida cambiaria: estaba en 89,58 puntos. Por lo tanto, la economía experimentaba un atraso cambiario de más de 10 puntos porcentuales respecto de la devaluación por el fin del control de cambios de 2015.
En 138,82 puntos, el tipo de cambio real multilateral alcanzó el nivel del 26 de enero de 2010 (139,05 puntos), aunque el entorno macroeconómico era muy diferente. Hace ocho años y medio la actividad económica iniciaba una potente recuperación después de la crisis financiera internacional de 2008-2009.
Después de caer 5,9% en 2009, el PBI creció un 10,1% en 2010 y otro 6% en 2011. Un tipo de cambio real alto contribuyó en esa evolución, pues en buena medida la consistencia del superávit comercial depende de la competitividad cambiaria. Al menos en la Argentina.
Federico Furiase, economista de EcoGo, puntualizó que si bien la "foto" marca la mejora de la competitividad de la economía argentina tras la devaluación, la contracara es una recesión, cuyo horizonte de salida todavía no está a la vista.
Por lo tanto, una vez que se estabilicen las variables económicas con este "súper dólar" de 40 pesos, queda el desafío de mantener competitividad con una baja de la inflación y una recuperación del salario real, castigado en 2018.
La devaluación del peso de 2018 es la más grande desde la salida de la convertibilidad. Antes del colapso del "uno a uno", en diciembre de 2001, el TCRM sondeaba mínimos de 68,5 puntos. Seis meses después, en medio de una histórica crisis política, económica y social, el TCRM alcanzó un récord de 208,43 unidades el 26 de junio de 2002. En aquella "jornada negra" (se produjo el asesinato de los militantes del MTD Maximiliano Kosteki y Darío Santillán) el dólar alcanzó tocó los 4 pesos.
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