El misterioso desconocido que le salvó la vida a Daniel Marx

El economista fue atacado y apuñalado hace un mes cuando iba en su bicicleta por la avenida Figueroa Alcorta. Alguien lo ayudó, pero no sabe su identidad

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El jueves 19 de julio cerca de las 9 de la noche el economista Daniel Marx regresaba de su oficina en el centro a su casa en zona norte. Como lo hacía casi todos los días, de lunes a viernes, volvía en bicicleta. Unos 300 metros antes de llegar a La Pampa, por la bicisenda paralela a Figueroa Alcorta, casi a la altura del estadio de River, lo atacó un sujeto. Lloviznaba y estaba oscuro. Marx opuso un poco de resistencia pero el hombre empezó a pegarle. En segundos se sumó una segunda persona, también hombre, que le pegó y ayudó a quitarle la bici.

"El efecto de la adrenalina fue tal que no noté los golpes" cuenta justo un mes después del ataque. Tuvo suerte. Mucha. Cuando los asaltantes huyeron con la bici pero sin su mochila, la que no lograron arrebatarle, Marx caminó buscando un taxi. No lo consiguió.

Unos minutos más tarde se detuvo un auto junto al economista y su conductor le ofreció ayuda. Incluso este hombre insistió en que aceptara que lo llevara de regreso a su casa. El ex director del Banco Central no recuerda mucho, sí que hablaron sobre el trabajo de quien lo auxilió y que le dijo que iba camino a Aeroparque, que vio el ataque y que dio la vuelta a los bosques de Palermo para auxiliarlo. Tanto insistió que el economista, todavía aturdido, aceptó.

A 31 días del incidente, después de haber estado internado en el Sanatorio Trinidad y de una intervención quirúrgica, el ex secretario de Finanzas no sabe quién es la persona que prácticamente salvó su vida. Marx ni siquiera se dio cuenta de que le habían dado un puntazo y que la puñalada era profunda. Se desangraba por dentro y recién lo advirtió al llegar a su domicilio donde fue su familia la que señaló la sangre sobre su ropa. Se duchó y fue a la clínica donde quedó internado. El viernes lo operaron para detener la hemorragia. En las primeras horas no advirtió ni él ni los médicos que producto de la golpiza también tenía fracturada una vértebra.

Dos días después de haber sido atacado y tras la difusión de la noticia el economista recibió un llamado de la Policía para consultarle si haría o no la denuncia. "Me acaban de operar", respondió y agregó que su urgencia fue recibir atención médica por lo que el policía que lo llamó armó una denuncia de oficio.

-¿Tuvo miedo?, pregunta esta periodista

-En el momento nada. El efecto de la adrenalina es tal que uno no nota los golpes. Poco a poco aparecieron todos los dolores. El susto no fue inmediato, fue de a poquito, porque de a poquito me iban diciendo las consecuencias del llamado puntazo que había sido bastante serio. No se notaba mucho de afuera porque fue interno, había pasado el hígado. Ahí es cuando uno empieza a tomar conciencia…

Marx no tiene muchas esperanzas respecto a que atrapen a sus atacantes. "No hay cámaras en esa zona", cuenta que supo más tarde y que incluso se enteró que hubo otros "incidentes" como el suyo. "En esa hora de la noche es una zona más desprotegida, hay un cambio de guardia de policía parece que más tarde reaparece", agrega según lo que le informaron apenas empezó a sentirse mejor. Incluso hubo quien le habló de venta de drogas bajo el amparo de la oscuridad de los bosques, oscuridad que también protege a los atacantes del testimonio de Marx que no recuerda mucho ni tampoco vio lo suficiente. "Es muy difícil, me costaría aportar muchos detalles", admite.

En economía Marx se muestra prudente y quiere ser optimista. En la vida también. Por eso será que asegura que cuando se recupere de la fractura de vértebra probablemente vuelva a andar en bicicleta: "Pienso que si, todavía estoy recuperándome pero creo que lo que tenemos que hacer es seguir adelante y tratar de corregir estas cosas, no retraernos porque sino quedamos en una sociedad en la que cada vez es más difícil vivir".

-¿Quiere encontrar a la persona que lo auxilió?

-Me gustaría. Siento que tengo una deuda particular con él.

 
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