Lo que está ocurriendo en el plano político-judicial-empresario con la aparición de los cuadernos del chofer Oscar Centeno "ha sido un golpe negativo para la economía" y "probablemente este shock político alargue un poco la recesión". Así analizó el economista Miguel Ángel Broda el impacto que tendrá el escándalo de corrupción que sacude al país.
"Argentina ha recibido un segundo shock externo que lo llamo TC, que es Turquía + Cuadernos", diagnosticó el analista. "El resto del mundo ve todo esto con una visión bipolar: en el corto plazo, los cuadernos sin duda van a ayudar a que la recesión sea un poco más larga. En el mediano y largo plazo es algo fenomenalmente importante, pero el resto del mundo está asustado. Por eso los bancos cortan el crédito a las empresas y muchas compañías cambian su directorio".
De todos modos, Broda piensa que a largo plazo el shock puede ser transformarse en algo positivo y fundacional: "Si esto termina como terminó en otros lados, es decir, si se llega al fin, es una precondición para salir de la decadencia".
El economista considera que hay muchas cosas para hacer en un país que hace 70 años que cae y no reacciona, pero hoy no hay demasiadas opciones. "Estamos dentro de un programa transitorio para terminar el Gobierno y ver si en el próximo tomamos conciencia de que tenemos que salir de la decadencia, que tenemos que ser estables y tener un programa para crecer 20 años. Ojalá se pudiera competir en programas alternativos de estabilidad y crecimiento y el que gane lo ponga en práctica; pero parece que en la campaña electoral vamos a competir en otras cosas", alertó.
Según su visión, todo esto inevitablemente afecta el crédito para cualquier tipo de empresas. Puso como ejemplo lo ocurrido con uno de los arrepentidos en la causa de los cuadernos de las coimas K: "Uno de los empresarios había comprado un avión de 27 millones (de dólares) y el banco que lo financió vino en 48 horas a buscarlo".
A esta situación, advirtió, hay sumarle que los activos argentinos siguen bajando de precio. "En el corto plazo hay que pagar un costo. Obviamente no ha sido una buena noticia que se combinó con el incremento del riesgo en el mundo y la caída generalizada de activos argentinos", agregó.
En declaraciones a Radio Mitre, el economista definió a los mercados financieros como ciclotímicos. "Actúan en manada. No era para el optimismo y comprar todos los activos argentinos y tampoco es para el pesimismo actual, que parece que mañana entramos en default".
En tal sentido, admitió que no es fácil restaurar la confianza, en un contexto en el que se está entrando en un año electoral y todo el mundo sabe que ningún presidente se inmola. "Muchas de las cosas que se están planeando ahora luego irán retrocediendo y el mundo lo sabe", añadió.
"Estuvimos dos años financiando excesos de gastos fiscales y en el sector externo; como en la casa de uno: si usted gasta más de lo que ingresa, lo financia mientras tenga ahorros o alguien se lo financia. La diferencia acá es que cuando se corta, hay que ajustar y no es una decisión buena ni voluntaria, pero es lo único que se puede hacer. No es fácil hoy vender Argentina y volver a abrir los mercados que nos dijeron '¡basta!'", reflexionó.
Broda recordó que el Gobierno debió acudir al FMI y calificó de "inédito" el acuerdo que se alcanzó. "Te damos una mano para que vuelvas a regalar la confianza, para que muestres las reservas en una vidriera y te empiece a volver a comprar deuda para financiar desequilibrios domésticos. Nos ayudó con una parte de nuestras necesidades, pero tenemos que seguir colocando deuda y por ahora el mundo dice No".
Sin embargo, el analista reconoció que la versión del Gobierno es diferente. "Para ellos es un chicle que se puede modificar, que es flexible, que el FMI va a hacer todo lo que Argentina quiere y probablemente lo haga. Pero hay que salir a buscar. El Gobierno piensa que con 8 o 10 mil millones (de dólares) hasta el año que viene llega, pero para la mayoría de los economistas ese número es el doble".
"El Gobierno está tratando de restaurar la confianza; los interlocutores, algunos clientes míos, dicen: van a controlar un poco el dólar, la inflación… pero el inversor más profundo, de mediano y largo plazo, observa que tenemos desequilibrios grandes y una incertidumbre política fenomenal", finalizó.