Distintos indicadores comienzan a reflejar el momento complejo que atraviesa la economía argentina. Los problemas que adelantaban informes privados ahora se trasladaron a las planillas oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), lo que refleja la gravedad del panorama.
Esta vez la "tormenta" –término meteorológico utilizado por el Gobierno para reconocer la crisis– se posó sobre la industria. Es que la utilización de la capacidad instalada descendió al 61,8% durante el mes de junio, el segundo nivel más bajo del año, lo que significó una caída de más de 5 puntos porcentuales en comparación con el mismo mes de 2017, según el relevamiento mensual que realiza el INDEC, cuando se había ubicado en 67,1 por ciento.
El porcentaje de junio pasado, además, es el menor para un mes de junio en los últimos 16 años. En junio de 2002, en plena crisis posdevaluación y salida de la convertibilidad, el uso de la capacidad instalada había sido de 55,4%. Un año después, en junio de 2003, ya subía a 64,3 por ciento.
El bloque de alimentos y bebidas presenta un nivel de utilización de la capacidad instalada inferior al registrado en junio de 2017
Las industrias que se ubicaron por debajo del nivel general, con menor utilización de su potencial de producción, fueron: edición e impresión (60,1%), alimentos y bebidas (59,1%), textiles (55,4%), caucho y plástico (54,8%), la metalmecánica, excepto automotores (53,6%) y la automotriz (47,7%).
Mientras que los sectores con niveles de utilización de la capacidad instalada superiores al indicador general fueron las industrias metálicas básicas (80,5%), papel y cartón (71,7%), minerales no metálicos (70,6%), refinación del petróleo (68,7%) y tabaco (68%). El bloque de sustancias y productos químicos registró el mismo nivel de utilización de la capacidad instalada que el índice general (61,8%), según detalló el informe del INDEC.
Los bloques que presentaron una menor utilización de la capacidad instalada con respecto al mismo mes del año anterior fueron alimentos y bebidas, tabaco, textiles, papel y cartón, edición e impresión, refinación del petróleo, sustancias y productos químicos.
El bloque de alimentos y bebidas presenta un nivel de utilización de la capacidad instalada de 59,1% en junio, inferior al registrado en junio de 2017 (64,3%). Para esta comparación, la caída en el nivel de utilización de la capacidad instalada se origina, principalmente, en las disminuciones de la producción de carnes blancas, de la molienda de cereales y oleaginosas y de la elaboración de bebidas.
La industria textil presentó un nivel de utilización de la capacidad instalada de 55,4% en junio de 2018, inferior al registrado en junio de 2017 (66,2%), a partir de la contracción en la elaboración de tejidos y de hilados de algodón, que se vincula con el menor nivel de pedidos por parte de los rubros fabricantes de prendas de vestir y otras confecciones.
La menor actividad de la destilación primaria afectó la producción de los derivados del petróleo
La refinación del petróleo, en tanto, tuvo un nivel de utilización de la capacidad instalada de 68,7%. Si se analiza la evolución de este rubro desde enero de 2017, en junio de 2018 se alcanzó el menor nivel de utilización de la capacidad instalada a partir de las paradas de planta realizadas por empresas del sector. La menor actividad de la destilación primaria afectó la producción de los derivados del petróleo.
Con todo, en enero de 2005, el indicador de utilización de la capacidad instalada en la industria se comenzó a calcular con una nueva base en 2004, debido a una nueva estructura de ponderadores y la ampliación de la cobertura sectorial en la medición. En junio de ese año, la capacidad instalada fue de 71,2%.
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