Con datos peores que los esperados para la mayoría de los sectores económicos, los analistas revisaron a la baja sus pronósticos sobre la actividad para el 2018. Según se desprende del Relevamiento de Expectativa de Mercado (REM), este año el PBI terminaría con una caída de 0,3%. Es la primera vez que el consenso de la encuesta que realiza el BCRA en el que los consultados vaticinan que finamente la economía no podrá escaparle a una nueva recesión.
Ayer además el ministerio de Hacienda divulgó dos datos que reflejaron la caída de sectores claves de la actividad. La industria sufrió un duro bajón de 8%, la peor marca desde el 2002, mientras que la construcción mostró su primera caída interanual por primera vez en 15 meses. El efecto de la turbulencia financiera, y especialmente el fuerte ajuste del dólar, tuvieron un fuerte efecto sobre estos sectores, que así se suman al derrumbe que ya venía mostrando el agro por el efecto de la sequía.
El rojo de 0,3% que auguran los analistas refleja en realidad una caída de la actividad mucho mayor. Esto se debe a que sólo por efecto estadístico la economía había dejado un arrastre positivo de 1,2% para este año, que se hubiera dado incluso en caso de un año "planchado". Sin embargo, ya a partir de mayo se sienten los efectos recesivos más fuertes que lo esperado, una tendencia que se profundizó en junio.
Pero la peor parte para el nivel de actividad llegará en el tercer trimestre que se está atravesando, básicamente por los efectos de la elevada inflación en el bolsillo. Según los datos de Kantar Worldpanel, el consumo masivo cayó 2% en junio, pero la merma sería todavía mayor entre julio y septiembre, cuando la disminución podría llegar incluso al 4%.
Esta caída del consumo tendrá un impacto fuerte, teniendo en cuenta que el volumen de demanda agregada es el principal componente del PBI en la Argentina.
"El 2% de caída de consumo en junio se compara con el mismo mes del año anterior, cuando todavía no se había salido de la recesión, por lo que ya se trata de un dato muy malo. Esta tendencia negativa se profundizará a partir de julio, porque se estará comparando con un periodo en el que ya había empezado la reactivación en 2017″, agregan en la consultora.
El ajuste de cálculo que surge del REM sobre el nivel de actividad resultó significativo. Mientras que los analistas que participan esperaban en junio un PBI positivo de 0,5%, ahora corrigieron a 0,3% negativo, es decir una modificación de -0,8%. Por primera vez, en la encuesta surge que el 2018 finalmente será recesivo, como viene sucediendo con todos los años pares desde 2012.
También hubo un recálculo sustancial en relación a la inflación. La estimación de 30% de aumento en junio ya pasó al 32% anual en la de julio. El efecto de los nuevos aumentos tarifarios (mayores a los esperados) y el traspaso de la suba del dólar a los precios llevaron a este ajuste adicional.
Para 2019 se espera que la inflación afloje en forma significativa, pero las estimaciones indican que no se llegaría al compromiso de 17% asumido con el FMI (y que también figura en el proyecto de Presupuesto 2019). De acuerdo al REM, la inflación esperada para el año próximo aún se ubica en 20,6%, aunque obviamente es un cálculo que se revisa mes a mes.
Seguí leyendo: