La concentración de los efectos sequía y corrida cambiaria son los mayores pesos sobre el número de actividad económica del Indec, que reflejó una caída del 5,8% interanual. El dato, bastante más fuerte de lo que varios analistas del sector privado tenían en mente, plantea un panorama de estancamiento o caída de la actividad para el 2018. Y complica cumplir con la proyección de crecimiento que se firmó con el FMI.
El consenso entre los economistas consultados por Infobae es que se mantenga un arrastre estadístico durante junio. De esa manera cerraría el trimestre con una caída significativa. La mayoría también espera que el tercer trimestre refleje una baja de la actividad un poco más acotada, y hay distintos grados de certeza sobre si a partir de octubre se empezará a ver recuperación general o solo en ciertos sectores.
Para lo que resta del año, será clave como se termine de desenvolver la tormenta cambiaria, al mismo tiempo que se recomponga un aspecto de confianza en el programa económico para que la economía real empiece a ver los efectos de un ingreso de dólares.
"Lo más probable es que el Gobierno se resigne a una recesión de aquí a fin de año, pero que intente recuperar la actividad y el consumo desde diciembre, para tratar de adelantar la recuperación", estima Marcelo Cappello, presidente de Fundación Mediterránea. De acuerdo al economista, "aún estabilizándose el tipo de cambio (al menos en valores reales), los efectos sobre la actividad ya resultan imparables".
El arrastre a junio ya sentencia que el segundo trimestre será de caída en la actividad, pero el tercero también verá una baja contenida. Así lo considera Juan Luis Bour, economista fiel y director de FIEL. "En el tercer trimestre tendrías que tener una caída medianamente fuerte, porque es el tramo donde va a verse la reacción de los ajustes que se están practicando ahora, particularmente en los sectores de construcción e industria", afirma.
El efecto sequía, que se vio en una caída del 35% interanual del sector agropecuario, obligó a todas las grandes consultoras a recalcular sus proyecciones tendiendo a un escenario de caída de la economía. Desde FIEL, por ejemplo, su estimación para el año ahora ronda en un -1% para el año.
"Teníamos estimado un 0,4% de crecimiento pero ahora entendemos que será un año donde no habría crecimiento, aunque todavía falta recalcular en detalle", explica Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis. "En el último trimestre pueden ayudar la cosecha de trigo, la intermediación financiera que viene manteniéndose estable, y un consumo que empieza a pegar la vuelta", proyecta.
Sin embargo, el analista de Elypsis cree que uno de los factores clave que determinará el destino del cuarto trimestre girará en torno a la capacidad del Gobierno "de recuperar la confianza de los inversores en el programa y por transferencia en la moneda, para poder decir que la crisis cambiaria está terminada del todo".
Las tasas, de vuelta en el centro de la escena
La tranquilidad cambiaria será el primer eslabón, pero la cadena va a estar definida por las tasas de interés. Así calcula Federico Furiase, economista director de Eco Go, planteando un escenario del cuarto trimestre donde "la tranquilidad cambiaria crearía una situación donde baja el riesgo país, y le da espacio al Banco Central para bajar las tasas de interés sin generar una nueva corrida cambiaria".
Además, agrega Furiase, "también tendría que darse los efectos de ingresos de los dólares de la cosecha de trigo y asumimos una recomposición de paritarias que moderara la caída del salario real".
Las expectativas de que esa baja gradual de tasas se concrete son buenas, según Miguel Kiguel. El director ejecutivo de Econviews explica que "hoy en días las tasas en pesos vienen bajando; las tasas de Lebacs a 35 días hace unas semanas estaban en 60% y ahora están en 45%, la tendencia es buena".
Si bien desde Econviews aseguran estar en un "proceso de recalculo, ahora esperando un año sin crecimiento" ya calculan que el cuarto trimestre positivo no sería suficiente para compensar el cambio de proyección.
En ese frente, de acuerdo a los economistas, la tendencia de tasas y en consecuencia un punto de inflexión durante el cuarto trimestre dependen en mayor medida de que antes se logre una estabilidad cambiaria definitiva para darle margen de movimiento al Gobierno.
Seguí leyendo: