El informe mensual que recibe el Banco Central de más de 50 estudios económicos, consultores, institutos de universidades, incluidos un 10% del exterior, era muy esperado en el caso particular de julio, porque fue el primero después de la firma del acuerdo que el Gobierno nacional cerró con el Fondo Monetario Internacional, como única alternativa que consideró viable para superar la crisis cambiaria que se desató el 25 de abril, cuando las presiones sobre la autoridad monetaria iniciaron una severa sangría de reservas.
Sobre todo, porque desde ese 25 de abril hasta el cierre de junio la paridad cambiaria había subido 44% para el público y 38% para el canal mayorista donde se cursan las operaciones de comercio exterior y las grandes transacciones financieras para giro de divisas al resto del mundo por pagos de vencimientos de bonos públicos y privados, giro de dividendos, principalmente; mientras que los precios apenas se habían movido, en promedio general, menos del 6 por ciento.
Es cierto que en el caso de muchos de los bienes perecederos, como los alimentos y los productos para la higiene personal, aumentaron en esos dos meses a tasas de dos dígitos porcentuales, aunque no todos al ritmo del dólar. De ahí que se había generado la expectativa de una brusca e inquietante aceleración de la inflación para el tercer trimestre, con su consecuente efecto arrastre para el resto del año.
Sin embargo, del consenso de las estimaciones de los analistas que informaron sus pronósticos revisados al Banco Central no sólo surgió que no prevén un pass through (traslado a precios de la devaluación) relevante para el corriente mes apenas prevén una inflación de 2,5%, un punto porcentual inferior al estimado para junio, con un tipo de cambio que proyectan bajará del pico de $29,57 al cierre de junio a $28,50 por dólar 30 días después, un 3,6%, en el canal minorista, y subirá 1,3% en el mayorista.
Y tampoco esperan una corrección en el resto de los meses, a lo sumo que la inflación del semestre del 12,3% supere en poco menos de 10 puntos porcentuales a la suba prevista del tipo de cambio de un 2,8%, en el promedio de las estimaciones privadas. Muy lejos del 44% de la devaluación del bimestre previo.
Para julio los analistas del mercado prevén una inflación del 2,5% y baja nominal del tipo de cambio de 3,6% para el público, y alza de 1,3% para el comercio exterior
Claro, la razón principal del freno esperado en el traslado a precios de la devaluación del 44% en las últimas 8 semanas no se explica por la benevolencia y sensibilidad de las empresas y comerciantes, sino principalmente por la incapacidad de los presupuestos de las familias a convalidar singulares aumentos generalizados de precios de los bienes y servicios que consumen habitualmente, habida cuenta de que sus ingresos, en el mejor de los casos, se movieron, con rezago, al ritmo de la inflación, y también de la actividad económica.
Hay una incapacidad de los presupuestos de las familias para convalidar singulares aumentos generalizados de precios de los bienes y servicios que consumen habitualmente
Dos trimestres recesivos
El REM arrojó en materia de previsión de la variación del PBI de una caída del 0,7% en el tercer trimestre, que se sumaría a la contracción de 1% estimada para los tres meses previos, y redujo la proyección para todo el año a un modesto 0,5%, cuando apenas dos meses antes esperaba que creciera 2,5% y el Indec informó para el primer cuarto del año una suba de 3,6 por ciento.
Semejante derrape no se explica exclusivamente por efecto de la peor sequía en 50 años, luego de inundaciones que afectaron a diversas producciones regionales y pampeanas, sino básicamente por el cambio del humor social que trajeron la conjunción de corrida cambiaria y alza de las tasas de interés, y la cuestionada falta de reacción del Gobierno de mostrar un plan económico que devuelva la confianza a los inversores, tanto externos, como más aún locales que han vuelto a mostrar sus preferencias por los activos dolarizados que por la inversión productiva.
En parte, el bajo traslado a precios de la devaluación proyectado para el resto del año puede atribuirse a que los precios ya se habían anticipado a la variación de un tipo de cambio que la autoridad monetaria lo dejó atrasar bajo la gestión de Federico Sturzenegger, como ancla de la inflación, para cumplir con metas que desde 2016 fueron irreales.
Desde la unificación del mercado de cambios el 17 de diciembre de 2015 la cotización del dólar subió entre 112% para la venta al público y 105% para el comercio exterior, y la inflación acumuló 102 por ciento
A esa conclusión se llega luego de observar que desde la unificación del mercado de cambios el 17 de diciembre de 2015 y de la posterior eliminación de la mayor parte de las retenciones hasta el 29 de junio último la inflación fue de poco más de 102%; mientras que el tipo de cambio, con el salto del 44% en el último bimestre, se elevó 112% para la venta al público y 105% para el comercio exterior.
Explicaciones al Fondo
Pese al proyectado casi nulo traslado a los precios al consumidor, al menos en lo que respecta a la variación del Índice Nacional de Precios al Consumidor del Indec, el ministro de Hacienda y su equipo van a tener que explicarle a los técnicos del FMI porque la meta de inflación del 27% prevista para el cierre de junio, respecto de un año atrás superó la tolerancia primaria del 29% que se comprometió alcanzar; y más aún si se confirman los pronósticos privados que el 2018 terminará con un alza de precios superior al 30 por ciento.
Al menos eso es lo que surge del compromiso asumido para que las máximas autoridades del FMI firmaran el Memorandum de Entendimiento el 20 de junio y liberaran el primer tramo de USD 15.000 millones de un paquete de hasta USD 50.000 millones desembolsable gradualmente en tres años.
En la página 30 del Memo traducido, en el apartado 45 se destaca: "las perspectivas de inflación serán una parte crítica de cada revisión dentro del acuerdo. El BCRA discutirá con el staff del Fondo la respuesta de política apropiada si la tasa de inflación de 12 meses del IPC excede el límite superior de la banda interior especificada en la tabla anterior. En caso que la tasa de inflación del IPC a 12 meses exceda el límite superior de la banda exterior especificada anteriormente, las autoridades realizarán una consulta con la Junta Ejecutiva del FMI sobre su propuesta de respuesta de política antes de que los desembolsos del acuerdo estén disponibles. Específicamente, esa consulta con la Junta Ejecutiva explicará (i) la postura de la política monetaria y si el programa respaldado por el Fondo sigue en curso; (ii) las razones de las desviaciones de la banda especificada, teniendo en cuenta los factores compensadores; y (iii) acciones correctivas propuestas, según se considere necesario."
Tal vez, los pronósticos de las consultoras no se cumplen, y la economía vuelve rápidamente a "normalizarse", el tipo de cambio estabilizarse, y la actividad repunte, sustentada en la vuelta al proceso de desinflación y mejora del consumo, y las metas de inflación que no fueron cumplidas ni en 2106 ni en 2017 puedan ser honradas en 2018, porque ya no son las irreales iniciales del 10%, ni la "recalibrada" del 15% el 28% de diciembre último, sino que ahora se fijaron en 27%, con lo que no habrá que dar un examen severo con el Fondo, sino simplemente hacer los deberes para los parciales trimestrales que habiliten, de ser necesarios, desembolsos de USD 3.000 millones.
Pero hoy, ese cuadro aparece en la categoría de "buenos deseos", no en datos concretos que resulten de probados modelos econométricos.
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