En la jerga financiera se utiliza un término "spanglish" para definir el presente que atraviesan las acciones y los bonos soberanos de Argentina: "shortear". ¿Qué significa operar "short" o a corto plazo? En la operatoria de los principales recintos bursátiles es una práctica para avezados, de vender un activo en el cortísimo plazo, con la expectativa de que baje mucho su cotización y, una vez alcanzado un piso, recomprarlo a precio de ganga.
Esa especulación de "apostarle en contra" a un país puede ser extremadamente rentable para los fondos de inversión, pero muy gravosa para la Argentina. Para las compañías cotizantes implica una pérdida de valor enorme medida en dólares. Para los títulos soberanos significa un incremento de la rentabilidad pretendida para financiar al Estado argentino.
En acciones es fácil observar el desplome de los ADR argentinos en Wall Street en el último semestre. Compañías emblemáticas del país vieron licuarse su precio de mercado medido en dólares, en muchos casos para perder más de la mitad de su valor: Banco Supervielle (-63,9%), Loma Negra (-58%), Banco Francés (-52,1%) y Telecom Argentina (-51,6%). Otras cayeron casi a la mitad de lo que valían en diciembre: Grupo Galicia (-49,6%), Pampa Energía (-49,5%), Banco Macro (-49,3%), Transportadora Gas del Sud (-45,4%), IRSA (-41,2%) e YPF (-40,7%).
Para los títulos públicos, que el Gobierno emite para financiar el déficit fiscal, el panorama sigue negativo "no sólo por el contexto global que sigue golpeando a los mercados emergentes, sino por las nuevas dudas en torno a Argentina", indicaron desde Research For Traders.
La ola de venta de bonos argentinos pegó más sobre los títulos de mayor plazo, cuando la Argentina necesita extender la duración del financiamiento, para quitarle volatilidad al mercado. Y a la caída de los precios le corresponde un incremento de las tasas de retorno, que ya alcanza el 9% en dólares.
José Bano, gerente de asesores financieros de InvertirOnline.com, dijo a Infobae que "bonos más largos, como el DICA (Discount en dólares), rendía 5,98% a fin de 2017 y ahora está por pisar el 10%. Ya hace días que da para comprar todo y, sin embargo siguen bajando los precios. Estos valores son una locura en un contexto de acuerdo con el FMI, con un riesgo país que es el más alto en casi tres años".
Un informe de la consultora VatNet advirtió que "los fuertes vaivenes denotaron una conducta errática y nerviosa por parte de la mayoría de los inversores", debido a que "se rompió el cristal de la credibilidad, sugiriendo la necesidad de replanteos".
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"Cuando un mercado 'shortea' a un país lo que busca es que sus activos colapsen para maximizar las ganancias de la posición. A la Argentina la están 'shorteando' desde hace dos meses casi en forma ininterrumpida", explicó Germán Fermo, director de MacroFinance y del MBA de la Universidad del CEMA. "Esta actitud tan pesimista desde Wall Street es que el Gobierno ha dado muestras elocuentes de una serie de medidas innecesarias e incomprensibles iniciadas en octubre del 2017 que han destruido la confianza", consideró.
En ese sentido, cobra relevancia la evolución del riesgo país, el indicador de la banca JP Morgan que mide el diferencial de tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU con sus pares emergentes. Con un T-bond a 10 años que ofrece una tasa de 2,84%, el riesgo país para Argentina asciende a 612 puntos básicos, el máximo desde septiembre de 2015, cuando todavía había "cepo" y default selectivo.
Al sumar ambos rendimientos, si hoy el Ministerio de Hacienda argentino emitiera en el mercado internacional un título a 10 años, debería ofrecer una tasa muy alta, de casi 9% anual en dólares, para que se adecue a los rendimientos que acepta el mercado.
La apuesta por ventas “short” destruyen el valor de acciones y bonos, y generan más volatilidad e incertidumbre
Semejantes rendimientos, que ponen en jaque la sustentabilidad del endeudamiento y el cumplimiento de los futuros vencimientos, llevaron a la Argentina a pedir auxilio crediticio del FMI. Apenas hace dos semanas Argentina alcanzó un acuerdo con el organismo por USD 50.000 millones y fue reclasificada por el proveedor de índices MSCI como "mercado emergente".
José Bano describió que "el gran problema es que la gente dejó de creerle al Gobierno. Hay una cierto estado de pánico y es difícil equilibrar al mercado cuando la gente va al dólar. Pero no se puede estar tres meses exaltados. Hay cierta irracionalidad en los activos y el dólar, pero de a poco, cuando veamos una cierta estabilidad, vamos a estar más cómodos como para definir si 'hasta acá llegó'".
Un reporte de la consultora Delphos Investment señaló que "en el marco de un modelo económico cuyo éxito depende de la disponibilidad de financiamiento, la evolución de la deuda está subordinada al -ahora menos- gradual camino hacia el equilibrio fiscal. En este contexto, la actividad económica y el tipo de cambio constituyen factores clave para la sostenibilidad de la deuda".
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