El índice de riesgo país se aproximó a los 600 puntos básicos y alcanzó su nivel más elevado de la presidencia de Mauricio Macri. El adverso clima externo para la inversión en activos financieros emergentes golpeó particularmente a la Argentina, donde los indicadores económicos aportan poco incentivo para incursionar en acciones y bonos.
Debido a la caída de precios de los títulos públicos argentinos en el exterior, que se mueven en forma inversa a la rentabilidad, el indicador de la banca JP Morgan, que mide el diferencial de tasa de los bonos de los EEUU con sus pares emergentes, trepó para la Argentina 26 enteros este miércoles, a 585 puntos básicos.
Se trata del riesgo país más alto desde el 14 de octubre de 2015, en medio de la incertidumbre electoral. Asimismo, la última vez que el indicador superó los 600 puntos fue el 29 de septiembre de aquel año (601 unidades).
Las altas tasas en dólares, explícitas en el riesgo país, explican la premura por recurrir al FMI
Con un bono del Tesoro de los EEUU a 10 años que hoy rinde 2,83%, si la Argentina emitiera un bono en dólares en los mercados internacionales debería convalidar una tasa de 8,68% anual, demasiado alta para ser sustentable en el largo plazo.
Estas tasas tan altas, que hacen inviable acudir al financiamiento en dólares en el exterior al ritmo de 2016 y 2017, explican en buena parte por qué el Gobierno se apuró a tramitar un préstamo stand by por USD 50.000 millones, para garantizarse divisas hasta el final del mandato de Cambiemos.
Los analistas de Balanz Capital consideraron que "el contexto internacional no es favorable y la volatilidad hizo que varios de los activos perdieran gran parte de las ganancias que habían obtenido".
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Un reporte de Research for Traders coincidió en que los títulos de deuda argentinos son "afectados por el complicado contexto global ante las disputas comerciales".
Las condiciones financieras de la Argentina, evaluadas según este indicador de riesgo, desmejoraron drásticamente desde que comenzó 2018. El riesgo país se situaba en 351 puntos básicos al cierre de 2017. Al sumarle la rentabilidad del bono del Tesoro en esa fecha, las emisiones soberanas demandaban una tasa inferior al 6% en dólares.
En ese contexto más favorable, el entonces ministro de Finanzas Luis Caputo, ahora presidente del BCRA, realizó en enero una colocación de 9.000 millones de dólares.
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El aumento de la tasa de interés de los bonos norteamericanos, que llegó a superar el 3% anual este año, revirtió la tendencia y desencadenó la salida de fondos de los mercados emergentes, para direccionarlos a las economías centrales, principalmente los EEUU, en un movimiento denominado "vuelo a la calidad" o, en el mismo sentido, "aversión al riesgo".
Castigan a los activos emergentes "los temores sobre una guerra comercial entre EEUU y China que genera la salida de capitales de emergentes, además de las expectativas sobre una importante desaceleración de la economía doméstica para los próximos meses", según Research for Traders.
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