La suba del dólar, de casi 40% desde fines de abril, generó en el Gobierno la idea de que el dólar a 27/28 pesos es un "dólar alto", que servirá para impulsar a las economías regionales y a las actividades productivas que compiten con el exterior. Incluso, hace apenas tres semanas, antes de ser eyectado del Banco Central, Federico Sturzenegger decía que el dólar a 25 pesos ya era "exagerado" y más que suficiente para promover la competitividad de la producción nacional.
Sin embargo, los datos del llamado "dólar real a valores de hoy", ponen en duda esa idea. El cálculo que suelen realizar distintas consultoras, entre ellas Macroview –de Melconian y Santángelo–, consiste en traer a valores actuales el dólar de distintos momentos históricos (adicionándole la inflación y restándole la inflación de Estados Unidos en el período). Es una medida de lo que en la jerga se conoce como el "tipo de cambio real bilateral" con Estados Unidos.
Si bien los economistas suelen utilizar el llamado "tipo de cambio real multilateral" –que toma en cuenta una canasta de monedas de los principales socios comerciales, en el caso de Argentina: además del dólar, el real y el euro– para medir la competitividad de un país, el "dólar real" contra Estados Unidos es un buen acercamiento para saber si Argentina está cara o barata en dólares. Según la percepción de este valor se mueven, por caso, dos demandas de dólares muy elevadas en los últimos años: las compras para atesoramiento (el llamado dólar "colchón") y los gastos de turistas argentinos en el exterior.
Así, el dólar de hoy de alrededor de 28 pesos, es el dólar más alto de la era Macri: está por encima del dólar de 26,40 pesos de febrero de 2016, el anterior pico desde que asumió el actual gobierno (Ver cuadro). Y se encuentra casi 50% arriba del dólar que dejó Cristina en los primeros días de diciembre de 2015: ese dólar equivalía a 18,90 pesos de hoy.
Sin embargo, no es mucho más elevado que el dólar de Kicillof, tras la devaluación de enero de 2014, que sería de 25,30 pesos a valores actuales. Más aun, para aquellos que compraron divisas durante buena parte de 2014 y 2015 en el mercado paralelo a 15 pesos, ese dólar equivaldría hoy a 33 pesos. El dato es relevante para saber si, tras la devaluación, se frenará el boom de compra de dólares para atesoramiento que en lo que va del año bate todos los récords. O al menos se quebrará la tendencia creciente desde el levantamiento del cepo. En el primer año del Gobierno de Macri, la compra de dólares billete para atesoramiento fue de USD 1.000 millones mensuales.
El año pasado, con el tipo de cambio corriendo muy detrás de la inflación hasta diciembre, se dispararon a USD 1.500 millones mensuales. Y en los primeros cinco meses de este año llegaron a un promedio de USD 1.800 millones al mes, con un salto de USD 2.700 millones, récord histórico, en mayo.
La fuerte devaluación de mayo debería disminuir la dolarización de ahorros. Pero para quienes adquirieron dólares en negro a 15 pesos en los últimos dos años de Cristina, la cotización actual tal vez todavía les resulte barata. Tampoco parece haber demasiado margen para dejar que la cotización caiga demasiado, si no se quiere volver al escenario de atraso cambiario previo a la corrida. Ni para dejar estacionado por mucho tiempo el dólar en estos valores, si la inflación en junio y julio se dispara arriba del 3 por ciento mensual, como anticipan mediciones privadas.
El dólar a 28 pesos todavía está muy lejos, en términos reales, del tipo de cambio con que asumió Néstor Kirchner en mayo de 2003. A valores de hoy, aquel dólar cotizaría en la actualidad a 41 pesos. (Ese debería ser el valor del dólar hoy para mantener el mismo poder de compra de aquel dólar de solo 3 pesos al inicio de la era K). Mientras que el dólar con el que asumió Cristina su primer mandato, en diciembre de 2007, equivaldría a 32,7 pesos. En aquellos tiempos el "colchón de competitividad" permitía impulsar las exportaciones, la dolarización de ahorros aún no se había disparado y los dólares de la soja sobraban para financiar la expansión de la economía. Tiempos que difícilmente se repitan en el corto plazo.