El salto de 50% que tuvo el dólar en lo que va del año generó un fuerte aumento del tipo de cambio real. Y más allá de la consecuencia que tuvo sobre la confianza de los inversores y de los consumidores, el nuevo escenario presenta un panorama muy favorable para algunos sectores y mucho más complicado para otro.
Infobae analiza algunos impactos directos que genera este nuevo dólar, aunque siempre el peligro es que la inflación se termine "comiendo" la ganancia de competitividad que genera el salto de la divisa.
Estos son algunos de los sectores que ganan y aquellos que pierden:
Ganadores
Hoteles. Serán uno de los más beneficiados en forma directa por un tipo de cambio más alto. Sobre todo los cuatro y cinco estrellas tienen tarifas dolarizadas, pero la mayoría de sus costos en pesos. El impacto ya se está sintiendo inmediatamente, porque cobran mucho más por cada noche de habitación ocupada. Pero además la expectativa es que crezca el turismo receptivo, es decir que vengan más turistas al país atraídos por un peso devaluado, que significa un abaratamiento en dólares para ir a cenar, a un teatro o realizar compras.
Negocios de frontera. También se están beneficiando ya mismo del nuevo contexto cambiario. Ciudades como Posadas, Cataratas del Iguazú (ambas en Misiones), Bariloche e incluso Mendoza se empiezan a beneficiar con un tipo de cambio mucho más alto. Los argentinos ya no cruzan para cargar nafta, ni hacen cola para ir a comprar a Paraguay. Sencillamente el cambio ya no justifica irse del otro lado de la frontera, que llegó a generar colas de varias horas en los pasos fronterizos, como sucedió en los últimos años en el puente que conecta con Encarnación o para los caminos para cruzar los Andes rumbo a Chile. Los comerciantes de estos "negocios de frontera", muchos de los cuales estaban al borde de la quiebra, ya aseguran que tienen un impacto positivo por el cambio de contexto. No solo los argentinos dejaron de ir del otro lado de la frontera, sino que empiezan a recibir visitantes extranjeros, especialmente desde Chile.
Economías regionales. Venían pasándola muy mal por el atraso cambiario. Solo habían tenido un respiro luego de la salida del cepo cambiario, pero duró poco. Ahora se encuentran otra vez con un tipo de cambio más conveniente y la promesa del Gobierno de no dejar que se vuelva a atrasar. Como exportan casi toda la producción (en general productos primarios) y tienen sus costos en pesos (básicamente mano de obra, pero también la mayoría de los insumos) mejorarán casi automáticamente su rentabilidad, impulsando además la producción.
Sector agropecuario. La próxima campaña sojera tendrá un doble beneficio. Menos retenciones tras la reducción mes a mes de este año (6 puntos menos cuando finalice 2018), pero además un dólar mucho más atractivo para liquidar la producción y entrar las divisas. A eso se debe sumar que se espera una cosecha mucho más importante luego de la sequía de este año. Por eso, se calcula que el campo aportará unos USD 10.000 millones adicionales en 2019, clave para apostar a la recuperación de la economía. Pero más allá del campo, en general los exportadores reciben un beneficio directo por un dólar más alto.
Sectores "sensibles", como textil y calzado. Estuvieron entre los más afectados en los últimos años y el Gobierno intentó suavizar la crisis a través de medidas puntuales como planes Ahora 3 y Ahora 6 específicos, siempre para productos de industria nacional. Ahora, con un dólar mucho más elevado cuentan con una "protección natural" contra el ingreso de productos importados. Además, como se supone que la gente viajará menos también aumentará la demanda interna específicamente para este sector. De todas formas, los fabricantes se quejan por los altos costos impositivos que encarecen la producción.
Construcción. Más allá del precio del metro cuadrado, el costo de construcción de un edificio o una casa bajó aproximadamente un 30% en dólares en los últimos dos meses. Habrá que ver hasta qué punto la inflación se va comiendo esta ventaja. Por lo pronto, el cambio de escenario puede impulsar a inversores a volcarse al ladrillo, porque los dólares que vuelcan en cuotas mensuales para construir tienen ahora mucho más poder de compra. Si la situación se mantiene más o menos estable, el precio final de un departamento en el que se viene invirtiendo desde el pozo bajará sensiblemente calculado en moneda dura. El problema en este caso está más relacionado con los potenciales compradores, al complicarse el acceso al crédito hipotecario.
Perdedores
Turismo emisor. El impacto por un dólar mucho más alto se empezará a sentir en los próximos meses, ya que será mucho más costoso contratar un paquete al exterior. La preocupación de las agencias se centra especialmente en el verano, que saldrán a vender a partir de agosto. Las grandes agencias mayoristas preparan importantes planes de cuotas y promociones especiales con tarjetas para atraer al público y que la caída no resulte tan significativa. Pero es uno de los sectores más afectados por el nuevo contexto.
Importadores: el negocio se les achica sensiblemente, al encarecerse la compra de productos en el exterior. Aunque se trata de una actividad que maneja márgenes de rentabilidad significativos, la caída del consumo volverá muy difícil trasladar el aumento del costo al consumidor. Por eso, la lógica indicaría que la balanza comercial deficitaria debería empezar a achicarse en los próximos meses.
Tanque de nafta. Cargar combustible seguirá aumentando porque el precio está librado y se mueve según el valor del crudo a nivel internacional y el tipo de cambio. Por eso será cada vez más costoso llenar el tanque. El acuerdo que había alcanzado el ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, con las petroleras era aumentar el precio del litro de nafta un 3% por mes a partir de julio, luego del incremento de 5% este mes. Pero con la llegada de un nuevo ministro seguramente se revisará si es conveniente o no mantener esas condiciones. Hoy el precio de la nafta medida en dólares volvió a quedar atrasado, por lo que cabe esperar fuertes aumentos.
Créditos hipotecarios. Los bancos tuvieron que sacar el pie del acelerador ante la turbulencia cambiaria. Pero también explican que cayó fuertemente la demanda, porque las propiedades (que están valuadas en dólares) se volvieron inaccesibles para la mayoría de las familias. Ahora se requiere un monto de préstamo en pesos que pocos están en condiciones de afrontar. Un inmueble de 100.000 dólares cuesta ahora 2,8 millones de pesos, cuando hace un año solo valía 1,8 millones. Con 20.000 dólares iniciales, habrá que conseguir el 80% restante, más de 2,2 millones de pesos de crédito. Por lo tanto, en los próximos meses la expansión del sector será muchísimo más lenta que en el último año y medio.
Tarifas de luz y de gas. El Gobierno reconoce que un tipo de cambio más alto impacta en un aumento de los costos tarifarios. Esto ya impactó en un aumento de los subsidios. Pero como el compromiso del acuerdo con el FMI es que el público pague por lo menos el 90% de las facturas próximamente, la única manera de hacerlo es avanzar con aumentos muy considerables, en particular en el caso del gas. De todas formas, ya comenzaron las negociaciones con las empresas para que estas acepten ceder una parte de su rentabilidad (que aumentó significativamente en el último año) para que la rebaja de subsidios no impacte de manera tan directa en el usuario de Capital y Gran Buenos Aires.