El Gobierno se juega hoy una bala de plata para frenar la corrida al dólar

Luis Caputo tendrá que demostrar que puede controlar la divisa en tiempo récord. Inversores esperan que afloje la tensión

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El flamante presidente del Banco Central, Luis Caputo, tendrá que demostrar muy rápido que el recambio en la institución valió la pena. Conocedor de los mercados financieros como pocos, sabe que hoy se juega una verdadera bala de plata para salir a frenar al dólar. No solo eso: los operadores esperan que como muestra de su efectividad el tipo de cambio retroceda a niveles de entre $26 y 27, tras haber subido hasta $28,45 ayer.

Todas las miradas estarán puestas hoy desde las 10 en las pantallas del Mercado Abierto Electrónico (MAE), donde opera el dólar en el segmento mayorista. Recién allí se sabrá qué camino elegirá para descomprimir el mercado: mantener la flotación como en las últimas jornadas, plantarse con una orden de venta fuerte u operar con mucha más agresividad en los mercados de futuros de dólar. O combinar varias de estas opciones al mismo tiempo.

Pero también la expectativa es que el mercado financiero acompañe, es decir que aquellos que estuvieron comprando dólares agresivamente en los últimos días retiren sus ofertas de las pantallas. Fueron tanto los grandes bancos extranjeros como los corredores de cambio los que en la última semana ya pedían a gritos un cambio en la conducción del Banco Central.

Caputo desplegará rápidamente hoy un arsenal de medidas para bajar la tensión cambiaria. Y seguramente contará con la ayuda de los grandes bancos, que como muestra de respaldo bajarán su agresividad a la hora de comprar divisas.

Lo que terminó de tensar la cuerda entre el ex titular del BCRA, Federico Sturzenegger, y Caputo, fue la seguidilla sucedida entre lunes y martes de esta semana. El primer día fue una orden de compra por apenas USD 50 millones sobre el cierre del mercado la que impulsó al dólar más de 50 centavos, sin que hubiera ningún tipo de reacción oficial. Al otro día el Central vendió USD 700 millones para bajar la cotización, pero duró un suspiro. Allí se terminaron de convencer en Casa Rosada de que había llegado la hora de "bajarle el pulgar" a Sturzenegger, uno de los funcionarios que viene acompañando hace más tiempo a Mauricio Macri, primero en el Banco Ciudad, luego como diputado y finalmente como presidente del Central.

Federico Sturzenegger
Federico Sturzenegger

El derrumbe de los activos argentinos de ayer fue similar al que se vivió en la previa a la decisión de recurrir al FMI. Las acciones de bancos cayeron 12% en Wall Street, el riesgo país voló hasta los 539 puntos, su máximo valor del año. Y se produjo un fuerte aumento en el costo del seguro contra default de bonos argentinos. Es decir, los inversores comenzaron a apostar a una nueva caída en cesación de pagos.

El derrumbe de las acciones y la suba del riesgo país demostraron que el paquete del FMI no alcanzó para recuperar la confianza de los mercados. El recambio del BCRA busca “oxigenar” la relación con los inversores

El peligro de este escenario es que el acuerdo firmado con el FMI pierda su efecto aun antes de ponerse en marcha. Ahora será el propio Caputo quien se encargará de administrar los USD 15.000 millones que desembolsará el organismo. De ese total, la mitad irá a engrosar las reservas del BCRA. Los otros USD 7.500 millones se volcarán gradualmente al mercado a través de licitaciones diarias que realizará la Tesorería, pero que serán canalizadas por el propio BCRA.

Habrá un manejo mucho más centralizado entre Dujovne y Caputo de las medidas para encauzar la economía y tranquilidad al mercado financiero. En el camino quedará, al menos momentáneamente, la idea de un Banco Central más independiente para combatir la inflación. Será casi imposible, por ejemplo, que el Senado apruebe el pliego para confirmarlo a Caputo, por lo que permanecerá en su puesto "en comisión".

Una vez apagado el incendio cambiario, habrá tiempo para definir la estrategia monetaria a futuro. Seguramente se reevaluará la decisión de mantener las tasas de interés del 40%. Dentro del equipo económico ya venían poniendo en duda la utilidad de rendimientos tan altos. Hasta ahora esa decisión de sostener altos rendimientos no había tenido efectos prácticos para bajar la inflación, pero en cambio amenaza con profundizar el enfriamiento de la actividad.

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