Un cambio de figuras, pero para el que habrá que esperar a ver su reflejo en políticas que ya se encuentran condicionadas por el acuerdo con el FMI. Así definen los economistas consultados por Infobae la renuncia de Federico Sturzenegger al frente del Banco Central, y su reemplazo por Luis Caputo.
En principio, todos concuerdan que los tiempos de la renuncia no fueron muy prolijos por parte del Gobierno, y que no mandan el mensaje claro al mercado que busca la mesa chica. "Estoy en shock. La verdad, no entiendo nada. Pensé que la transición en el Central iba a ser un poco más ordenada", admite Carlos Rodríguez, fundador del Centro de Estudios Macroeconómicos Argentinos (CEMA).
El ex-secretario de Política Económica también consideró que el recambio de Sturzenegger, que será acompañado por Lucas Llach, su vicepresidente, y Demian Reidel, un director del BCRA, no es una buena señal para el mercado cambiario. "En el exterior esto impacta mal y no por Caputo, insisto, sino por lo que significa", señala Rodriguez.
"Realmente estoy sorprendido", explica Emmanuel Alvaréz Agis, director de la consultora PxQ. "Una renuncia tenía más sentido en lo inmediato de la corrida cambiaria de abril, no ahora. Esto es una señal complicadísima que es la despedida del presidente del Central apenas después de anunciar el acuerdo con el Fondo", compara el ex viceministro de Economía.
"Habría que ser muy cuidadoso a la hora de hacer este tipo de cambios", aconseja Luis Secco. El economista también advierte que hay que tomar en cuenta la efectividad de Caputo dadas las nuevas reglas de juego que delinea el acuerdo con el FMI. También recalca que la salida de Sturzenegger lleva consigo un tono distintivo.
La entrada de Caputo al frente del Banco Central no es un problema, el problema es la forma en la que se concretó esa entrada
"El cambio se da en un contexto de más largo plazo donde el ahora antiguo presidente del Central había mejorado bastante la imagen de autarquía de la institución", reconoce Secco. Aunque, también sostiene, "últimamente no había reglas de juego muy claras para cuando el Central intervenía o no"
Algunos apuntan a que el recambio de las tres cabezas del Central no sirve mucho como señal si el recambio viene de puertas adentro del Gobierno. "Me parece un reemplazo más motivado por la política que por otra cosa, y cuando sacas a alguien y metes a otra persona que no es nueva, no oxigena", analiza Amilcar Collante, economista del Centro de Estudios Económicos del Sur (CESUR).
Sin dudas, la administración Caputo al frente del Banco Central se verá condicionada por los límites que se autoimpuso el Gobierno a través de la Carta de Intención respecto de las intervenciones cambiarias, uso de reservas e incluso en relación al margen de error en el que puede operar las metas de inflación.
Una de las críticas que el mercado dirigía a la administración anterior del Central era que estaba llena de académicos que no entendían del todo como funcionaba "la calle". Con la llegada de Caputo, nadie podrá decir lo mismo.
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