Con todas las letras, Mauricio Macri dejó en claro que el gradualismo tiene los días contados. En una conferencia de prensa, el Presidente admitió ayer que es necesario "acelerar la baja del gasto público" reconociendo que la dependencia del financiamiento genera una situación de "vulnerabilidad". Lo que se viene es, por lo tanto, nuevos compromisos de reducción del déficit fiscal, más agresivos que las metas actuales.
Macri convocó a un "gran acuerdo nacional", cuyo objetivo será definir de qué manera se avanza con esa reducción del gasto y se va a una situación de equilibrio fiscal. Pero antes el tema será analizado con los técnicos del FMI. Hoy habrá algunas señales en ese sentido, cuando uno de los directores del organismo, Gerry Rice, hable en una conferencia de prensa. Y mañana será el directorio del Fondo el que debe darle un visto bueno a la negociación. Pero es sólo el arranque más formal de las negociaciones que se avecinan.
El acuerdo nacional para bajar el déficit fiscal llegará después del acuerdo que se negocie con el FMI. De allí surgirá por dónde acelerar la baja del gasto público
Altas fuentes oficiales le indicaron a Infobae que ya se está discutiendo con el FMI cómo hacer para bajar más rápido el déficit. Pero aclararon que es "imposible" llegar a déficit cero tan rápido como el año próximo. Consideran que sería inviable políticamente y también impracticable en un año electoral.
El compromiso ya asumido por el equipo económico en su viaje a Washington de la semana pasada es avanzar con un plan para bajar más rápido el déficit. Ésa es, en definitiva, la única condición de hierro que impondrían desde el FMI para acordar el crédito "stand-by". El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció que la meta de déficit fiscal para este año fue modificada de 3,2% del PBI prevista originalmente a 2,7%. Para el año que viene debería descender hasta 2,2%. Sin embargo, todo será puesto bajo revisión.
Los consejos del Fondo
En el informe elaborado por los técnicos del Fondo, que estuvieron en la Argentina para monitorear las cuentas bajo el artículo IV, surge claramente como principal recomendación acelerar con el ajuste fiscal. Y sostienen que ésa es la clave para bajar la inflación. Al mismo tiempo, desaconsejan una política monetaria muy dura porque provoca la sobrevaluación del peso ante la necesidad de mantener altas tasas de interés.
El FMI ya manifestó a fin del 2017 que Argentina precisa un cambio de políticas: una política fiscal más dura y una monetaria más flexible para evitar la suba tan fuerte de tasas
"Vamos a negociar políticamente una baja más rápida del déficit, pero recién cuando hayamos firmado el acuerdo con el FMI", dicen en Casa Rosada. También esta situación genera un desafío, ya que será complicado avanzar con un acuerdo amplio con gobernadores, legisladores y en definitiva un espectro amplio de la oposición si se impone la idea de que el ajuste es impuesto por el Fondo.
Pero en el Gobierno son conscientes de que no alcanza con subir la tasa de interés u ofrecer dólares a $ 25 para terminar de calmar al mercado. En realidad, se esperan señales que ataquen el problema de fondo que tiene la economía argentina que es el déficit fiscal.
La idea es que todo quede plasmado en el proyecto de Presupuesto 2019, que debe prepararse para septiembre. El planteo oficial es seguir bajando los gastos de subsidios y reducir más el peso del Estado en la obra pública (y que las inversiones recaigan más en los privados). Pero además, también se requerirá revisar mucho más puntillosamente el gasto social y el tamaño de la burocracia estatal, otro gran candidato para los recortes que se vienen.
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