La crisis financiera que golpea a la Argentina presentó esta última escena dos escenarios diferentes. El anuncio de una negociación con el FMI calmó bastante los ánimos de los inversores internacionales. La lectura que hacen es que, más allá de los detalles que se irán definiendo en las próximas semanas, el Gobierno no tendrá mayores sobresaltos para cubrir los vencimientos de deuda hasta fines del año que viene, es decir, hasta que termine el actual mandato de Mauricio Macri. Pero puertas adentro, en el mercado local, la reacción fue diferente.
El "baldazo" de agua fría que significó para la gente que la Argentina vuelve al FMI generó el efecto contrario al esperado por el Gobierno. Las explicaciones escuetas y a las apuradas primero de Macri y luego del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no hicieron más que agrandar los fantasmas. Tampoco resultó convincente la explicación ensayada por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, un par de días más tarde, cuando dijo que "las cosas no tienen por qué salir siempre mal".
La percepción fue, por el contrario, que se recurre al Fondo porque la crisis es mucho más grave de lo que cuenta el Gobierno. Resulta difícil creer el argumento que se tomó la decisión en forma "preventiva" y aprovechando que la economía está solida. Con esa sensación latente, no importó la tasa superior a 40% ni el aumento del dólar que llegó a superar los $ 24 al promediar la rueda del viernes. En medio de una gran incertidumbre, empresas pero también inversores particulares se volcaron a comprar dólares a cualquier precio. A través del "home ranking" se registró un ritmo de compras de divisas entre 30% y 50% superior al habitual en la última semana.
Las críticas de los operadores cambiarios hacia el Banco Central son furiosas. Consideran que las intervenciones totalmente erráticas en el mercado sólo tuvieron como resultado la pérdida de reservas. Y hace tres semanas se viene incentivando la demanda de dólares, porque aún cuando aparece la entidad la cotización continúa en alza. La suba persistente de la cotización alimenta más compras, porque la sensación es que siempre se puede ganar un poco más. Y al mismo tiempo inhibe a los productores agropecuarios e incluso a los inversores extranjeros a entrar divisas al mercado porque esperan hacerlo a un valor más alto.
Afuera mejoró el clima con Argentina
Para el equipo económico, sin embargo, resultó una buena noticia que lograron detener la hemorragia en el precio de los bonos con el avance de las negociaciones con el FMI. Incluso varios bancos internacionales salieron a recomendar títulos en dólares. El Bonar 24, por ejemplo, volvió a rendir 7%, una tasa extraordinaria aún en este clima enrarecido. Bancos de inversión como el JP Morgan también indicaron que resulta una buena opción volver a apostar al "carry trade", es decir aprovechar las elevadas tasas de Lebac que surgirán de la próxima licitación del martes.
La pérdida de la imagen de Macri despierta dudas respecto a qué sucederá en la elección de 2019, que parecía asegurada para Cambiemos. Este nuevo escenario le pondría un límite a la recuperación de los bonos y otros activos argentinos
Muchas entidades empiezan a ver justamente como oportunidad de compra a los bonos argentinos otra vez rinden 7% en dólares o más, como también acciones que han caído más de 25% en dólares desde el arranque de 2018. Pero, ¿se trata realmente de una oportunidad de compra? La respuesta que dan los analistas financieros y bursátiles es: depende.
Las grandes dudas están relacionadas con el nuevo escenario político que se abre a partir de esta crisis. La imagen del Gobierno y del propio Presidente ya está siendo dañada por la decisión de recurrir al Fondo. Pero se verá todavía más afectada por el impacto económico de la fuerte devaluación y la caída de los salarios en valores reales ante la aceleración de la inflación que se producirá en los próximos meses.
La incertidumbre ahora es por el 2019
Lo que parecía una certeza casi absoluta, la reelección de Macri en 2019, ahora se transformó en una gigantesco signo de interrogación. ¿Una acción bancaria que cayó 40% en un trimestre es negocio si el futuro presidente será Sergio Massa? ¿el 8% anual en dólares que rinde un bono provincial es atractivo si la futura presidenta es Cristina Kirchner o Juan Manuel Urtubey? ¿y si el candidato de Cambiemos en 2019 es finalmente María Eugenia Vidal entonces hay grandes oportunidades de compra?
El objetivo de un acuerdo con el FMI también es recuperar el acceso al financiamiento en los mercados internacionales. Si no se logra, será imposible llevar adelante las inversiones en autopistas y rutas comprometidas bajo el esquema PPP
Por supuesto que ninguna de estas preguntas tiene respuesta, se trata de puras especulaciones. Sin embargo, son esos interrogantes los que seguramente le pondrán un límite a la recuperación de los bonos y a la caída del riesgo país, que pasó de 350 puntos a casi 500 en lo que va del año, dejando a la Argentina fuera del financiamiento internacional.
El peligro, por lo tanto, es que ni siquiera un importante paquete de ayuda financiera que llegue desde Washington consiga recuperar plenamente la confianza de los mercados, seriamente golpeada luego de la crisis financiera de las últimas semanas. Recuperar el acceso a los mercados es el objetivo más importante de la negociación con el Fondo. Por un lado para que el Gobierno pueda volver a financiarse con emisión de bonos, pero sobre todo para que las empresas puedan financiar sus planes de inversión a largo plazo.
Mientras tanto, el Gobierno intenta continuar como si nada hubiera pasado. El jueves se abren los sobres con las ofertas económicas para las inversiones autopistas y rutas, en lo que significa el arranque del primer Programa Público Privado (PPP). El detalle es que los USD 6.000 millones que comprometerán los consorcios ganadores requiere de grandes colocaciones de bonos en el mercado internacional para conseguir los recursos. Y eso hoy es imposible de conseguir.
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Para el Gobierno, la suba del dólar aún no se trasladó a precios