La vigorosa alza de tasas dispuesta por el Central y la exigencia para que bancos deshagan parte de su posición neta de divisas no tuvieron el impacto esperado en la plaza cambiaria, donde el dólar volvió a subir, a $22,33 para la venta minorista y $21,97 en el circuito mayorista.
Desde el mercado cambiario advirtieron que la tendencia no escapa a lo que ocurre en el exterior: en todos los países emergentes se están devaluando las monedas, están incrementando los rendimientos y se percibe una salida de inversores de títulos soberanos, atraídos por los bonos del Tesoro de los EEUU, cuya emisión a 10 años rinde 2,95 por ciento.
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Argentina y Rusia fueron los emergentes que más padecieron la adversa oleada financiera con depreciación de sus divisas y mayores costos de endeudamiento, en particular luego del pasado 25 de abril, cuando el rendimiento del bono del Tesoro de los EEUU superó el 3% anual por primera vez desde diciembre de 2013.
En el último mes el dólar trepó 8,8% frente al peso argentino y 8,1% respecto del rublo ruso. El dólar norteamericano se encareció 6,3% frente al peso mexicano y 5,3% contra el real brasileño.
En el mundo es una certeza el final del ciclo de tasas de interés deprimidas y se abre otra etapa con mayor costo del dinero para mercados emergentes.
Aunque más acusado en nuestro país, el fortalecimiento del dólar es un fenómeno global. El Banco Central argentino elevó sus tasas de interés de referencia a un 40% en respuesta a un desplome del peso, mientras que Turquía también se vio obligada a subir la tasa cuando la lira tocó mínimos frente al dólar. Indonesia, después de intensas intervenciones para frenar la caída de la rupia, también evalúa recurrir al endurecimiento de la política monetaria.
La baja de casi todas las monedas emergentes hizo que los rendimientos de los bonos denominados en monedas de mercados emergentes vuelvan a subir a cerca del 6,2%, según datos de Reuters, y el retorno para los inversores es ahora negativo para 2018.
Alta inflación y un tipo de cambio atrasado se conjugaron para que Argentina fuera el país que más devaluó su moneda
Con un riesgo país de 454 puntos para la Argentina, según la banca JP Morgan, el diferencial de tasa de los títulos soberanos a 10 años se amplió respecto de los Treasuries de EEUU. Si hoy la Argentina estuviera obligada a emitir nueva deuda en el exterior, debería convalidar una tasa de 7,5% anual en dólares.
Cifras del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) de esta semana mostraron que el resultado ha sido un éxodo desde la deuda de mercados emergentes mayor que en la anterior sacudida por el retiro de estímulos en 2013. Con USD 5.500 millones de flujo de salida en dos semanas, el IIF lo describió como la "agitación de fantasmas del pasado".
LA INFLACIÓN SUMA PROBLEMAS
A diferencia del resto del mundo, en la Argentina se añade un problema: una inflación que se estableció en un rango del 25% anual, que potencia el debilitamiento de su divisa y suma tensiones cambiarias para el futuro. El alza de los precios en Rusia llegó a mínimos récord, en la India la inflación registró su nivel más bajo en cinco meses, mientras que en Brasil la tasa anual se ubica en 3,8% y por debajo del objetivo oficial.
"Dadas las elevadas tasas de inflación con las que convive la Argentina, el gradualismo también debería aplicarse en el tipo de cambio para mantener la competitividad, reducir las ventas de dólares y por ende mantener las reservas, como así también disminuir la volatilidad financiera", refirió un informe de Invenómica.
Desde que empezó el año el dólar en Brasil trepó 7,2%, desde 3,31 a 3,55 reales. En Argentina avanzó un 18%, aunque si se descuenta la incidencia de la inflación, entre 9 y 10 por ciento en poco más de cuatro meses, el salto del dólar se reduce a menos del 9% en el transcurso de 2018.
"Si bien los factores externos tienen un efecto muy importante en la variación de la moneda que pueden afectar algunos meses en particular, el comportamiento es completamente errático con fuertes incrementos en algunos meses e inclusive apreciación del tipo de cambio en algunos otros", añadió Invenómica. "Si el objetivo es mantener un tipo de cambio competitivo, el BCRA debería intervenir en el mercado de cambios para suavizar la tendencia errática y disminuir así la volatilidad, aunque sin caer en la previsibilidad", acotó.
Para la consultora VatNet Research, "la paridad cambiaria está influida por colocaciones financieras de corto plazo y no resultaría de equilibrio, como lo muestran los gruesos déficit comercial y de servicios, que no se explican por un fuerte proceso de inversiones en la economía real".
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