Guido Sandleris: "La suba de tasas puede impactar en el crecimiento, pero era imprescindible"

En el cierre de una semana corta pero extremadamente dura para la economía argentina, el jefe de asesores del Ministerio de Hacienda, Guido Sandleris justificó la suba de la tasa de interés y la reducción de la meta de déficit fiscal.

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“En nuestro caso sufrimos más que el resto de los emergentes porque precisamos financiamiento externo”
“En nuestro caso sufrimos más que el resto de los emergentes porque precisamos financiamiento externo”

"Es un contexto de alta volatilidad para todos los emergentes, pero es cierto que en nuestro caso sufrimos más porque precisamos financiamiento externo para el ajuste gradual de las cuentas públicas", resaltó Sandleris.

En una entrevista con Infobae, el funcionario reconoció al mismo tiempo que el abrupto aumento de tasas podría tener efectos negativos sobre la economía: "Primero dependerá de cuánto tiempo dure el ajuste monetario. Y por otra parte es lo que teníamos que hacer en este momento, donde la prioridad es recuperar la calma en el mercado financiero y cambiario".

A continuación, los principales pasajes del diálogo con el jefe de asesores del palacio de Hacienda:

-¿Cómo se llegó a la decisión de avanzar con los anuncios de ajuste de política monetaria, cambiaria y fiscal?

-Estamos atravesando un contexto global de más volatilidad. En respuesta a este escenario se hizo una acción muy coordinada del equipo económico de Hacienda, Finanzas y el Banco Central. El mercado reaccionó bien a los anuncios que se hicieron. Hay que seguirlo día a día, porque la volatilidad seguirá estando. Cuando mirás lo que pasó día a día, y qué sucedió con la moneda de los emergentes, hay monedas que se depreciaron igual o más que el peso argentino, por ejemplo el real 8% en 30 días, el rublo 9%, la lira turca el 6%. Es un fenómeno que excede a la Argentina y nos afecta.

“El mercado reaccionó bien a los anuncios que se hicieron. Hay que seguirlo día a día, porque la volatilidad seguirá estando”

-Sin embargo, la sensación es que hubo un ataque especulativo que afectó más a los activos argentinos…

-Hay un fenómeno global, pero también un par de elementos puntuales nuestros. El primer factor nuestro es que no estamos acostumbrados a un tipo de cambio que flota. Cada vez que se mueve un poco aparecen estos temores. Pero el régimen que elegimos funciona con un tipo de cambio que se mueve. No estoy quitándole importancia a lo que sucedió, pero el primer elemento es que fue algo global y hay que acostumbrarse a que tenemos un esquema de tipo de cambio flotante. También me parece que como Argentina tiene una economía que tiene desequilibrios manifestados en alta inflación y elevado déficit fiscal que heredamos del 2015. Los estamos corrigiendo gradualmente y en esta transición a una macro equilibrada dependemos más del financiamiento externo. Y esto es lo que amplifica algunos shocks.

-¿Por qué se optó por un compromiso de menor déficit al que estaba presupuestado?

-En el Ministerio de Hacienda ya veníamos viendo a partir de una serie de datos que estábamos muy bien encaminados para sobrecumplir la meta de 3,2% de déficit primario estipulada para este año. En parte ese sobrecumplimiento está relacionado con una economía que creció a un ritmo de casi 4% en el primer trimestre o incluso un poco más, generando un fuerte impacto favorable en la recaudación. Pero además somos muy cuidadosos en el manejo del gasto público. Esta combinación nos permitió ver que estábamos muy bien encaminados y era importante tomar un compromiso público con este sobrecumplimiento, para llegar a 2,7% de rojo primario este año.

Era importante tomar un compromiso público con este sobrecumplimiento, para llegar a 2,7% del PBI de rojo primario este año

-¿Cómo se llega finalmente a ese mejor rojo fiscal? ¿Se verá afectada la obra pública, por ejemplo?

-Un tercio del sobrecumplimiento viene por el lado de mayores ingresos, un tercio por el lado del gasto corriente y lo que resta es a través de menor gasto de capital. El Gobierno gasta algo más de 2% del PBI en infraestructura, así que en este caso estamos reduciendo entre 0,1% y 0,2%, no es dramático. Además, están arrancando los programas PPP, que significa más inversión privada, que se complementa a la del Estado (muestra la síntesis de los anuncios fiscales):

-El Banco Central subió mucho la tasa de interés y además también aumentó fuerte el Índice de Riesgo País. ¿Cuál es el impacto en la economía?

-Es indudable que con tasas más altas en forma permanente puede tener un impacto en el crecimiento. Pero cuando hay un contexto de volatilidad financiera es importante reducirla, hay que controlarla y ésa es la prioridad. Por eso el Central aumentó fuerte la tasa de referencia hasta el 40% anual. De todas maneras, no estamos como el año pasado, cuando la suba de tasas generaba un atraso del tipo de cambio, nada que ver. Por eso, el impacto en la actividad dependerá de cuánto tiempo dure ese nivel tan alto de tasas. Si se mantiene varios meses indudablemente habrá un efecto negativo. Hasta ahora veníamos pronosticando un crecimiento del 3%, es pronto todavía calcular qué puede pasar. Por ahí el lunes arrancará todo mucho más tranquilo, el efecto de venta de activos emergentes también afloja y las consecuencias serán menores.

“Por ahí el lunes arrancará todo mucho más tranquilo, el efecto de venta de activos emergentes también afloja y las consecuencias serán menores”

-Usted mencionó antes que se mantiene la flotación cambiaria. ¿Pero no fue el propio Gobierno el que en marzo optó por anclar el tipo de cambio?

-A veces quienes tomamos decisiones económicas no somos todo lo claro que deberíamos. Pero quiero ratificar que tenemos un régimen de metas de inflación con tipo de cambio flexible y eso no cambió. En momentos puntuales puede decidir intervenir en el mercado cambiario, usando como una herramienta más para acercarse lo más posible a las metas de inflación fijada por el Ejecutivo. Usualmente había dos atajos en la Argentina, anclar el tipo de cambio y generar una apreciación cambiaria. Y el otro camino era fijar las tarifas. Esos dos atajos terminaron, fueron muy costosos para la economía.

Este Gobierno decidió tomar el camino más largo pero más sostenible, de bajar la inflación sin recurrir a medidas artificiales. Tener un tipo de cambio flotante tiene su costo, que es bajar la inflación más lento, pero ajusta ante shocks externos y te amortigua los impactos en la economía. Lo importante es hacer correcciones y anuncios acordes a esos niveles de volatilidad.

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