Abril sigue emitiendo buenas y malas noticias. Entre las primeras se ubicaron el nivel de actividad y empleo; alguna señal de mejora relativa del comercio exterior, entre otras; y entre las segundas la aceleración de la inflación, el aumento de las tasas de interés y fuerte baja de las reservas del Banco Central.
Hoy se sumó otro indicador a esa lista, la caída de la confianza del consumidor (ICC), bajó 8,5% con respecto de marzo; la cual se sumó a un derrumbe similar de la confianza en el Gobierno, ambos elaborados por Poliarquía para el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella.
En la comparación interanual, el índice acusó una disminución de 13,2% respecto a abril de 2017; con sendas declinaciones del 15,1% y 9,6% de la situación personal y macroeconómica. La excepción fue la vinculada con la compra de bienes durables e inmuebles.
Claramente, la estacional baja real de los salarios en el primer cuatrimestre, porque los ajustes derivados de acuerdos en paritarias tienen en general lugar a partir de mayo y junio, por la aceleración de la inflación; junto a la alta volatilidad del tipo de cambio afectó el humor de las familias.
El humor de las familias declinó fuerte en el Gran Buenos Aires e Interior del país, mientras subió levemente en la Capital Federal
De todas formas, en el Gobierno aseguran de que se trata de fenómenos transitorios que debieran comenzar a revertirse a partir de mayo, de lo contrario "se tomarán medidas correctivas", dijo el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.
En la distribución territorial, la confianza del consumidor bajó 8,5% en el Interior del país y 11,6% en el Gran Buenos Aires; mientras que aumentó 1,2% en la Capital Federal, respecto al mes anterior.
Mientras que en la distribución de los 1.200 consultados en todo el país por nivel de ingresos, se detectaron sendas disminuciones de 7,1% parala franja más alta y de 10,1% en la inferior.
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