Abril quedará signado por un mes de alternancias de malas y buenas noticias, cuyo resultado neto, confía el Gobierno derivará en un mejor segundo semestre, cuando comience no sólo a superarse los efectos de la subas de las tarifas, la devaluación del peso y, consecuentemente la aceleración de la inflación, sino que además se consolide la reactivación de las actividades no vinculadas con el agro y el comercio exterior.
Esa confianza llevó en la tarde de ayer a altos funcionarios del Ministerio de Producción y de la Secretaría de Industria a convocar a un encuentro con periodistas luego de que el Indec informará el resultado del Estimador Mensual de Actividad Económica correspondiente a febrero, y del Intercambio Comercial Argentino en marzo.
Claramente, la iniciativa estaba respaldada por la difusión de el mejor febrero en materia de actividad de los últimos 20 años, en valores corregidos por estacionalidad; después de 5 años de virtual estancamiento y el precedente de dos primeros meses de año muy recesivos, como fueron 2016 y 2017; y la reacción de las exportaciones que por primera vez en 15 meses se elevaron más que las importaciones.
"Es consecuencia de la transición económica que vive la Argentina (que aprecia algo el tipo de cambio); de la baja competitividad heredada; y del crecimiento del PBI que aumenta las importaciones", sintetizaba un funcionario su explicación de la persistencia de un elevado rojo del intercambio comercial. Ascendió a USD 2.494 millones, en el primer trimestre, unos USD 1.300 millones más que en igual período del año anterior, pero en marzo ese déficit se achicó en USD 300 millones, a USD 611 millones.
Y agregaron que el "avance en el ordenamiento macroeconómico; la mejora de la competitividad sistémica con reducción de los costos logísticos, financieros, impositivos y laborales no salariales; y progresos en la inserción internacional, con apertura de mercados, cierre de acuerdos comerciales y facilitación de comercio", contribuyeron a que la actividad económica se acelerara en febrero.
El EMAE del Indec mostró un crecimiento de 5,1% en febrero, un punto más que en enero, en comparación con un año antes; significó el mejor segundo mes del año de los pasados 20; y el tercer mes consecutivo en que crecieron 14 de las 15 grandes ramas de actividad.
Tercer mes consecutivo en que crecieron 14 de las 15 grandes ramas de actividad
Avance de la inversión sobre el consumo
Los funcionarios explicaron a periodistas que "las importaciones de bienes de capital y piezas y accesorios siguen con un crecimiento alto (17%) como parte del proceso inversor argentino (la inversión aumentó 11% en 2017 y se espera 13% en 2018), mientras que las compras externas de bienes de consumo crecieron menos que el promedio, 16 por ciento".
De la estadística del Indec surge que ahora "casi USD 8 de cada USD 10 de importaciones correspondieron a bienes de capital, piezas o accesorios, bienes intermedios o combustibles y lubricantes, se vinculan con la producción y la inversión productiva".
“Casi USD 8 de cada USD 10 de importaciones correspondieron se vinculan con la producción y la inversión productiva”
Pilares en los que se asienta la reactivación según el Gobierno:
1. La eliminación de las retenciones a las exportaciones industriales permitió un ahorro a las empresas de casi USD 6.000 millones; y el aumento de los reintegros de impuestos después de que estuvieran congeladas por 15 años, fue de más de USD 1.344 millones en el 2017; y ahora no hay atrasos, destacan en la AFIP;
2. La reforma impositiva integral posibilitó reducir la presión tributaria en 1,7% del PBI, y se prevé que continuará con mejoras importantes para el sector productivo, que permiten proyectar una reducción relevante para las Pymes y los rubros más "mano de obra" intensivos, con la reducción gradual del Impuesto a las Ganancias para mejorar los incentivos a la reinversión de utilidades; devolución acelerada de saldos de IVA; el mínimo no imponible para contribuciones patronales y baja gradual de ingresos brutos que afectan las distintas etapas de agregación de valor en las actividades productivas;
3. Financiamiento del BICE: la entidad que financia la inversión y el comercio exterior mejoró las condiciones financieras de las líneas de pre y post financiación de exportaciones y lanzó una Línea para el Financiamiento de Exportaciones a Largo Plazo (o Forfaiting); y proyecta seguir ampliando esos instrumentos para la inversión y el desarrollo tecnológico;
4. Simplificación productiva: a través de dos mejoras muy relevantes para los exportadores. La Ventanilla Única del Comercio Exterior (VUCE), que reúne todos los trámites vinculados a una exportación en una plataforma online. Y Exporta Simple, que permite exportar bienes de hasta cierto peso y monto vía courier y desde una computadora;
5. Acuerdos comerciales: se firmó un acuerdo con Colombia que permitirá exportar 42.000 autos por año; se ratificó el acuerdo firmado entre Mercosur y Egipto, séptimo destino de exportación, que permitirá exportar con arancel del 0% autopartes, maquinaria agrícola y productos químicos, entre otros. Y se avanza en la firma del acuerdo entre el Mercosur y la UE; y
6. Mejora de los costos logísticos: el Gobierno está llevando adelante un plan de infraestructura sumamente ambicioso, con inversiones en trenes, rutas y puertos, que contribuirán a mejorar la competitividad de las industrias. Además, la incorporación de bitrenes y diversos cambios regulatorios redujeron notoriamente el costo logístico y de operación del transporte, mejorando los costos de producción y salida de productos destinados a la exportación.
Factores limitantes al crecimiento
Los argumentos lucen excluyentes, pero también existen factores exógenos que afectarán el ritmo productivo en parte de 2018, como consecuencia de la peor sequía en 50 años que determinará una baja del PBI agregado de más de medio punto porcentual, se concentrará entre el segundo y tercer trimestre.
Y también la suba de las tasas de interés en el mundo, porque no sólo encarecerá el costo de la deuda pública, sino también de las necesidades financieras de empresas y familias, con su consecuente impacto negativo sobre el ritmo de la inversión y del consumo agregado.
Para peor, las dificultades que enfrenta el equipo económico para controlar la inflación con una política de gasto público que sigue siendo expansiva; y que decidió frenar el uso de la tasa de interés como factor contractivo de las expectativas, llevaron al Banco Central a abandonar la flotación cambiaria y pasar a un régimen de tipo de cambio administrado, con intervenciones millonarias que impiden generar un horizonte de mejora de la competitividad de los sectores exportadores y que incentiva la formación de activos externos de largo plazo.
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