El gobierno de Donald Trump sacudió el tablero comercial mundial cuando el 8 de marzo pasado decidió imponer aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio. En las puertas de una guerra comercial, el gobierno de Mauricio Macri comenzó a negociar con la Administración republicana para lograr quedar fuera de ese gravamen. Ahora logró la suspensión de la aplicación de los aranceles.
El camino tomó unas dos semanas. Lo primero fue una llamada telefónica del presidente Macri, luego fue el viaje a Washington del secretario de comercio Miguel Braun y el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne mantuvo una reunión bilateral con el secretario de Tesoro norteamericano en la reunión del G20 en Buenos Aires. Las conversaciones con Steven Mnuchin dieron su fruto y ayer, después de que un importante funcionario norteamericano le comunicara personalmente a Dujovne que la Argentina podría ser beneficiado junto a Australia de la exención, comenzó el procedimiento formal a través de una carta del ministro de Producción, Francisco Cabrera, y el canciller Jorge Faurie al representante de Comercio de los Estados Unidos, Robert Lighthizer.
De hecho, fue justamente Lighthizer que confirmó la buena noticia para la Argentina en el Congreso de los EEUU. Además de nuestro país, también lograron la exención temporal Australia, Brasil, Corea del Sur y la Unión Europea. Semanas atrás, habían quedado fuera México y Canadá, dos sosicos estratégicos norteamericanos.
"La idea que tiene el presidente (por Trump) es que, sobre la base de un cierto conjunto de criterios que algunos países deberían obtener, hay algunos países con los que estamos negociando. Entonces, decidió detener la imposición de las tarifas a esos países", explicó Lighthizer.
Ahora que se conoció la exclusión temporal de la aplicación de los aranceles comienza un nuevo período de negociaciones en el que el gobierno de Mauricio Macri buscará la exclusión definitiva.
La principal argumentación argentina fue que sus importaciones representan solo el 0,6% de las totales estadounidenses y entre los países de origen de las importaciones de acero ocupa el puesto 26. Según explicaron desde el Gobierno, esas exportaciones se concentran en "los tubos de acero sin costura, productos de alto valor agregado que constituyen un suministro clave para los productores del sector de petróleo y gas en los Estados Unidos". En el caso del aluminio, detallaron que las exportaciones tampoco desplazan la producción de Estados Unidos ni amenazan su seguridad nacional: representan solo 2,3% de las importaciones totales.
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