Eduardo Escasany, número uno del Grupo Financiero Galicia, dejó por un rato su bajísimo perfil que lo caracterizó en los últimos años. Fue uno de los anfitriones en uno de los eventos organizados por el Institute of International Finance, donde participa hace más de dos décadas. Pero después de su presentación en un panel, habló con Infobae en una entrevista exclusiva.
El banquero, que presidió ADEBA (la cámara que agrupa a los bancos argentinos) en la década de 1990, hizo un repaso de todos los temas que involucran a la actividad financiera: la dificultad de captar ahorro en moneda local, las grandes perspectivas que ve para el crédito en los próximos años, la ansiedad de la gente ante las dificultades de la economía y la preocupación por los elevados niveles de informalidad, que limitan la actividad financiera.
A continuación, los principales pasajes de la entrevista exclusiva con el número uno del Galicia:
—¿Cuál es el panorama que espera sobre el futuro del sistema financiero en los próximos años?
—El primer objetivo debe ser bajar la inflación y creo que esto va a suceder. En la medida que ocurra, la gente empezará a usar más la moneda local en vez de pensar en el dólar. Ya pasó en la mayoría de los países latinoamericanos que fueron exitosos en el proceso de desinflación. Cuando el público empiece a confiar en su moneda y empiece a ahorrar en pesos le va a permitir a los bancos intermediar y ese va a ser el origen de la expansión del crédito. Extrapolando lo que pasó en la región, el financiamiento bancario debería crecer a un ritmo de 20% real por año en los próximos años. Esto ya pasó en 2017, con un incremento del 27% real, es decir por encima de lo que fue la inflación. Pero los depósitos crecieron a un ritmo menor.
“Tengo confianza en que el Gobierno será exitoso en bajar la inflación. No me importa tanto si es 15% o 18%, pero sí que se vea una tendencia de disminución”
—Hoy se desconfía que el camino hacia la baja inflacionaria sea exitoso, ¿Qué opina?
—Hay una famosa frase que dice "la confianza es una planta que crece lento". Argentina volvió a sembrar la semilla, la regamos todos los días, pero no le podés poner mucho fertilizante porque se quema, y tampoco cuando la planta empieza a crecer la podés estirar porque la rompés. El proceso está en marcha y además la sociedad quiere creer. Pero a nuestra moneda la usamos para transacciones y ahorramos en dólares desde hace muchas generaciones.
—¿Pero en qué plazo se dará el proceso?
—A mí lo que me entusiasma es que el plan del gobierno es bajar la inflación, que lo están haciendo a la velocidad que creen que es posible políticamente. Uno escucha que esto es demasiado gradual, pero hay que ponerse en los zapatos de los funcionarios, es un equipo de lujo. No me importa tanto si este año es 15% o 18%, sino la tendencia a la baja respecto al año pasado, que no tengo dudas se va a cumplir.
El sistema financiero puede multiplicar su tamaño. El crédito podría crecer 20 puntos por encima de la inflación en los próximos cinco años. Eso pasó en todos los países de la región que tuvieron un proceso de desinflación.
—Mientras tanto, ¿los bancos tienen recursos para sostener la expansión del crédito?
—Sí, tenemos un sistema financiero mucho más sólido que el de hace veinte años. Hoy las carteras de los bancos se pueden securitizar, es decir vender a terceros para no quedar tan inmovilizados. Además, tenemos un prestamista de última instancia, que antes no teníamos. Además, hoy a los bancos les sobra capital para seguir creciendo. Lo que me preocupa es que el Estado precise financiarse en el mercado interno en vez de hacerlo en el exterior. Porque si esta situación persiste le quitará financiamiento al sector privado y eso repercutiría negativamente en el crecimiento. Hay un límite para la búsqueda de financiamiento interno, no hay plata para todos.
Un sistema financiero capitalizado
—¿Por qué dice que los bancos están muy capitalizados?
—El año pasado casi todos los bancos hicimos aumentos de capital. Galicia lo consiguió por USD 650 millones con la emisión de acciones, Macro anduvo cerca de los USD 700 millones, pero también hicieron lo mismo otros como el Supervielle y el BBVA Francés. Los bancos se han capitalizado y están preparados para un proceso de monetización importante que yo estoy convencido de que se va a dar. La gente va empezar a querer más el peso y hay acciones regulatorias que pueden ayudar. En España está todo el tema de la domiciliación que ayuda mucho a la economía informal, obligando a que las facturas de servicios se paguen a través del sistema financiero.
—Durante su presentación usted hizo alusión a los altos niveles de informalidad de la economía argentina, que supera el 30%.
—El mundo encontró en la transparencia la manera de combatir las actividades criminales, el terrorismo, la corrupción, el narcotráfico, lavado de dinero. A través de la transparencia se empezaron a atacar los paraísos fiscales. Todos tenemos gente que conocemos que tiene un negocio y te dice que tiene que cerrar si paga todos los impuestos. Para eliminar la economía informal hay que darle a los negocios, comercios y algunas industrias los incentivos económicos, no va a suceder por una cuestión moral.
El boom de créditos hipotecarios no se va a detener. Pero en algún momento vamos a precisar vender las hipotecas porque no podemos tener tantos préstamos a treinta años. Es clave desarrollar ese mercado secundario.
—¿El efecto del blanqueo de capitales fue el esperado por el sistema financiero o quedó a mitad de camino?
—Es cierto que todavía la mayoría del dinero sincerado no entró al mercado local. Pero igual para los bancos fue un impacto importante, porque ya el 30% del total de depósitos que maneja el sistema está nominado en dólares. El problema es que hay pocos usos para esas divisas, ya sea exportadores y hace menos tiempo proveedores de empresas que generan dólares. Pero aun cuando el Central flexibilice más el destino que les podemos dar a esos dólares, creo que los bancos seríamos muy cuidadosos para no repetir experiencias del pasado. En todo caso, tendríamos que buscar que esos dólares se pasen a pesos, pero eso sucederá cuando baje la inflación.
La remuneración de los depósitos
—¿Por qué los bancos pagan tan poca tasa por los depósitos a plazo fijo?
—Con el tiempo creo que vamos a una equiparación entre los rendimientos de plazos fijos y de Lebac. Pero en los últimos tiempos me viene sorprendiendo el aumento de los depósitos ajustados por UVA. Yo estaba entre los que pensaba que no iba a andar, y sin embargo cada vez más gente decide realizar un plazo fijo de estas características, que es a seis meses de plazo como mínimo.
“Si el Gobierno decide financiarse en el mercado local en vez de hacerlo en el exterior no es algo gratuito. Va a repercutir en menor financiamiento al sector privado, porque no hay plata para todos. Y eso impactará negativamente en el crecimiento.
—¿Qué proyectan en 2018 en relación al crédito hipotecario, luego del gran incremento del año pasado?
—El boom no se frena, todavía estamos en niveles muy lejos del promedio de Latinoamérica, que es 9% de PBI, nosotros si cumplimos las metas estamos al 1,5% de PBI a fin del 2018, es decir que todavía tenemos mucho espacio para crecer. Además, como señalé antes, el aumento de depósitos ajustados por UVA también ayudará a este mercado. Eso sí, en algún momento precisaremos que la ANSES, el Central o algún privado empiece a comprar la cartera de hipotecas. La única manera de dar un crédito a 30 años y sostenerlo es tener después la posibilidad de descargarlo en el mercado. De lo contrario la expansión será acotada, por un porcentaje muy chico de la cartera.
—Usted mencionó en el transcurso del panel que el Gobierno está enfrentando un test de los inversores, ¿a qué se refiere?
—Uno de los comentarios que más me entusiasmaron es que afuera creen que esta reforma del país es impulsada por la mayoría de la sociedad. Y eso le da consistencia al cambio. También se valora mucho que las leyes y los cambios sean hechos en el Congreso donde el Gobierno no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras. El Gobierno tuvo que buscar el acuerdo de parte de la oposición, eso le da a las nuevas leyes una solidez especial. Cuando hay un acuerdo de los partidos, entonces no hay peligro de marcha atrás como en otras épocas. Y esa es finalmente la idea del gradualismo, ir avanzando pero con consensos. La democracia tiene estas cosas, a veces se va más lento porque hay que discutirlo todo. A la gente le hubiese gustado ir más rápido, pero es un proceso inevitable.
SEGUÍ LEYENDO: