Aterrizó ayer en Buenos Aires y una de las primeras actividades que tuvo fue la conversación que compartió en la Universidad Di Tella con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Pero previamente la número uno del FMI, Christine Lagarde, participó de un encuentro mucho más reservado y fuera del programa oficial: un almuerzo con economistas.
El anfitrión fue el propio Dujovne, quien recibió a la decena de invitados en su casa departamento en el barrio de Belgrano. Y la selección de invitados corrió también por su cuenta. Al selecto encuentro concurrieron algunos economistas y profesores de la Universidad Di Tella, como Pablo Guidotti (que en 1998 participó de la creación del G-20) y el actual rector, Ernesto Schargrodsky, que más tarde actuaría como moderador en el encuentro que se desarrolló en el Aula Magna de la UTDT.
Los economistas enfatizaron que el gradualismo no debe ser interpretado como sinónimo de inacción. “Los ajustes que se están realizando en los sueldos provinciales, por ejemplo, son profundos”, le explicaron a la titular del FMI.
Pero además estuvieron Miguel Kiguel (director de Econviews), Roque Fernández (CEMA y ex ministro de Economía), la directora ejecutiva de Cippec, Julia Pomares, mientras que además participaron otros funcionarios de Hacienda que están siguiendo más de cerca todo lo que rodea a la reunión del G-20: Ariel Sigal, jefe de Gabinete del ministerio, y Laura Jaitman, el nexo entre el Gobierno y el G-20.
Salmón para el almuerzo
Durante una hora y media, y con un plato principal de salmón y vegetales expresamente solicitado por la número del Fondo de por medio, los economistas volcaron su visión respecto al proceso que está atravesando la Argentina. Lagarde reconoció que sabía "poco" sobre el país y aclaró que hace muchos años que no venía, aunque sin aclarar cuándo lo había estado anteriormente.
Los economistas invitados, al ser convocados por el ministro, no mostraron mayores disensos a la hora de describir el rumbo económico. Buena parte de la conversación quedó reflejada posteriormente en la conferencia que brindó la número uno del FMI. La idea principal que rodeó el encuentro fue la siguiente: "Hay gradualismo, pero eso no significa que no se esté avanzando en las distintas áreas, especialmente en lo que respecta al ajuste fiscal", coincidió la mayoría de los comensales.
Le detallaron a Lagarde también el objetivo de bajar el gasto público en relación al PBI y cómo se va cumpliendo con ese objetivo. También que se están atacando temas complicados, como el control del gasto en las provincias. Ese punto fue especialmente elogiado por Lagarde en la exposición en la Di Tella.
Al menos en este encuentro faltó la visión de economistas más críticos, que señalan que el gradualismo fiscal no es una salida adecuada y que terminará en una nueva crisis. Pero el tema sí estuvo presente en la charla, como reconoció la propia titular del FMI apenas un rato más tarde: "Algunos economistas ortodoxos pueden creer que no sirve el ajuste fiscal gradual, pero creo que está muy bien si se logra el objetivo de reducir el déficit un punto por año".
Temas de preocupación
No todos fueron elogios para la gestión económica. Se habló de la principal vulnerabilidad que presenta el gradualismo fiscal, que es la fuerte dependencia del financiamiento externo. Ahí se habló de los cambios en las condiciones internacionales y el peligro latente de que aumente el costo de fondeo para los países emergentes, tal como sucedió en febrero.
Lagarde tiene previsto quedarse hasta el lunes en la Argentina y ya adelantó que en las próximas horas visitará las Cataratas del Iguazú. Pero además tiene previstas reuniones con el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, y con el Presidente, Mauricio Macri.
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