Emanuel Álvarez Agis: "El panorama está complicado, aún si se pone a un genio para que lo acomode"

El ex viceministro de Economía del último gobierno de Cristina Kirchner dijo a Infobae que el 2018 será similar a 2016, pero con mayor costo para la sociedad

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“Desde afuera no se ve
“Desde afuera no se ve todo lo que uno analiza cuando está dentro de la gestión”

Sería casi una proeza, una rara avis, encontrar a un economista miembro del último gobierno de Cristina Kirchner que reconozca aciertos en la política de los dos primeros años de Cambiemos. Emmanuel Álvarez Agis, viceministro de Axel Kicillof desde noviembre de 2013 hasta diciembre de 2015, luego de haber estado a cargo de la subsecretaría de Programación Macroeconómica de la Secretaría de Política Económica y Planificación del Desarrollo desde diciembre de 2011, no es la excepción, aunque reconoce que "el panorama está complicado, aún si pone a un genio para que lo acomode". Ahora, con un nuevo corte de pelo y barba, asesora a pymes, algunas grandes empresas, bancos y financieras, dos sindicatos y 4 municipios, a través de la consultora PxQ que armó con otros economistas. También es director de la carrera de Economía en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, en Florencio Varela.

El economista consideró en un reportaje con Infobae, entre mate y mate, que, a diferencia de la gestión, la universidad es una tarea que necesita y que le "permite ver las cosas con otra perspectiva". En el asesoramiento a las Pymes detectó que "no había previsto como la modificación en los precios relativos" –que provocó la política de "normalización" que se propuso Cambiemos con la devaluación, la eliminación de la mayor parte de las retenciones a las exportaciones y la suba de las tarifas de los servicios públicos para reducir el peso de los subsidios económicos sobre el gasto público- "generó cambios negativos y nuevas necesidades para reacomodar los planes de negocios, básicamente en la evaluación de stocks, porque ahora la tasas de interés son altísimas".

– ¿Qué balance hace de su gestión como segundo del ministro de Economía entre diciembre de 2011 hasta el cambio de Gobierno?

– En primer lugar, desde afuera no se ve todo lo que uno analiza cuando está dentro de la gestión, y eso hay que explicarlo siempre que sea posible. Por ejemplo, con el caso de los subsidios, nos criticaban porque las tarifas estaban clavadas y en algún momento tuvimos que salir a explicar que si lo hacíamos se movían otras variables. A mí me preocupa el gasto; las tarifas; el derroche, la crisis energética. Ahora si las subo tiene un costo, porque hay una empresa que se funde; una familia que paga más de luz y baja el consumo. Sobre esas cosas, uno de afuera puede decir que la Argentina tiene un déficit comercial de USD 5.000 millones porque Edenor o Edesur te cobraba $50 por mes; pero no tenía nada que ver con eso porque el problema estaba en el petróleo. Pero fíjese que cuando nosotros llegamos a la  recuperación de YPF ese diagnóstico, de que en realidad el desequilibrio energético estaba aguas arriba, o sea en la exploración, el gas, el petróleo; y no en la tarifa de las distribuidoras de energía, no estuvo bien explicado.

“Uno de afuera puede decir que “la Argentina tiene un déficit comercial de USD 5.000 millones porque Edenor o Edesur te cobraba $50 por mes; pero no tenía nada que ver con eso porque el problema estaba en el petróleo”

El peso de los subsidios

– Pero las consultoras alertaban sobre el peso de los subsidios, en particular por su contribución al déficit fiscal, y por tanto al costo para el Estado que implicaba mantenerlas congeladas…

– A mi cuando me hacían la cuenta de los subsidios observaba que estaban todas mal hechas.

– ¿Por qué?

– Porque cuando invertíamos en armar una central hidroeléctrica te lo computaban en la cuenta de los subsidios cuando era un gasto de capital. Por tanto, me parece que había un poco de soberbia, de petulancia, de miseria humana; y también, al menos en lo que me pasó a mí, de haber  nosotros subestimado la explicación de la política económica.

– El problema de comunicación de la política económica también sigue presente con el nuevo Gobierno…

– Me cuesta hacer una analogía con la situación actual porque la verdad es que nosotros, al margen de nuestra postura política, no personalizo, ni les tengo bronca; e incluso si fuera éste el mejor equipo económico de los últimos 50 años no tendrían mejor resultado del que están obteniendo, porque el panorama está, objetivamente, complicado. No es problema de personas, aún si usted pone a un genio para que lo acomode. Pero también es cierto que nuestra entrada a (Ministerio de) Economía versus la entrada del equipo de Cambiemos fue diametralmente opuesta.

– ¿Por qué?

– Porque nosotros éramos jóvenes, sin experiencia, supuestamente queríamos estatizar los medios de producción, se dijo cualquier cosa; y ellos llegaron como el mejor equipo de los últimos 50 años en términos profesionales. Me parece que el resultado fue el mismo. A mí como me insultaban antes de conocernos, en un momento dije no hablo con nadie; mientras que ellos puestos en ese lugar medio que plantearon una relación con el periodismo jerárquica. Que de hecho yo, el otro día lo escuchaba al jefe de Gabinete del ministro Nicolás Dujovne hablar de inflación y decía que "las consultoras tienen mal hecho el cálculo del impacto de la suba del transporte". ¡Que se deje de jorobar! Seguro que lo tenemos mal, más menos 2 puntos porcentuales, pero no 4 puntos.

– Comparto, creo que hubo un exceso de soberbia. Podría haber dicho que le parecía que las consultoras no tenían los datos sobre el efecto del polimodal y que sólo tomaban en cuenta los aumentos nominales de cada medio de transporte, como marca la metodología del Indec…

– Tal cual, pero no 4 puntos porcentuales. De repente todos los argentinos, o al menos del área metropolitana de Buenos Aires tomamos 4 o 5 colectivos por día. Y la verdad es que es muy sensible el tema.  Me callo en temas de las mediciones del aumento del transporte por parte del Indec porque, obviamente, me parece que tengo que tener algún un reparo, pero no me pueden cambiar los ponderadores del gasto del transporte de uno de 20 por otro de 80. Creo que debe ser por lo que denomino miseria humana.

“Me cayo en temas de
“Me cayo en temas de las mediciones del aumento del transporte, por parte del Indec porque, obviamente, me parece que tengo que tener algún reparo”

– ¿Cómo ve la coyuntura económica, la discusión sobre gradualismo o shock? Cuando comenzamos a hablar informalmente aludió al impacto del cambio de precios relativos sobre el plan de negocios de las Pyme…

– A mi más que esa discusión entre gradualismo o shock, lo que me preocupa, sin darle connotaciones negativas al shock, es que lo que hace Cambiemos es graduar los shocks, porque en política económica es básicamente ajuste monetario y ajuste fiscal; y la eterna discusión entre los economistas es si eso expande la actividad, o la contrae; y veo que hoy hay bastante consenso que en el corto plazo contrae; mientras que en el largo plazo si se traduce en crecimiento es una discusión que, de nuevo, está siempre dando vueltas. Nadie podía pensar que se podía bajar 3 puntos del PBI el déficit fiscal en un año; por tanto ahí el gradualismo fue pragmatismo de bajar el gasto donde ha podido. Y me parece que en términos monetarios fueron con una política de shock que ahora están abandonando.

– ¿Qué es lo que le preocupa?

– Que me parece que el 2018 será similar al 2016, aunque con componente que son más graves, como que el ajuste de tarifas ahora duele más porque incluye al transporte, que es el servicio que menos capacidad de sustitución y de ahorro tiene.

“El 2018 será similar al 2016, aunque con componente que son más graves, como que el ajuste de tarifas ahora duele más porque incluye al transporte, que es el servicio que menos capacidad de sustitución tiene”

– ¿Aún con el polimodal, que permite notables ahorros, y hasta baja nominal pese a los aumentos dispuestos para cada medio individual?

– Si, sí, porque para mí el plimodal opera en el margen.

– Sin embargo, el ministro Guillermo Dietrich dijo que los primeros resultados arrojaron que más del 47% de los usuarios usó el polimodal y tuvo notables ahorros en el costo del uso habitual del transporte para ir a trabajar…

– Me permito dudar de eso, porque las estadísticas que tengo son otras, porque creo que sólo entre 20% a 30% de la población usa el sistema múltiple de transporte. Incluso si usted mira un aumento del 100% contra el 40% sigue arrojando un incremento del 60% en el presupuesto para el gasto en transporte por parte de los trabajadores y familias. Es muy alto. ¡Por eso insisto! Como justamente la suba de tarifas está configurada en el transporte, subte, colectivo, tren, no se puede sustituir; como sí se puede hacer con los casos del gas o la luz, que se  puede racionalizar el consumo. Por tanto tiene un impacto directo, con una demanda inelástica, de ahí que la quita de subsidios en el transporte tiene un impacto mayor que la que tuvo en 2016 la baja en otros servicios públicos.

Negociaciones paritarias

-¿Qué otro punto ve como inquietante?

– Y el otro gran punto que se está subestimando un poquito se vincula con la paritaria, que se podrá plantear la pelea con el Gobierno como ideológica, como sindicalistas versus el Gobierno, pero para mí es una pelea fiscal, porque hoy el 60% del gasto público se va a mover de acuerdo con el ajuste de los salarios, dado que la reforma previsional hizo eso. De ahí que si se lograra un ajuste del 15% con una pauta de inflación del 15%, habrá una caída en el gasto previsional y en los programas sociales, y ayudará al cumplimiento de la meta de reducción del déficit fiscal. Pero si la paritaria se escapa por arriba de la inflación objetivo, el gasto va a crecer más de lo que crecerá la recaudación; por tanto para mí el énfasis de la pauta de inflación del 15%, desde el punto de fiscal puede ser una buena noticia, desde el lado del consumo sería malísima noticia.

“La quita de subsidios en
“La quita de subsidios en el transporte tiene un impacto mayor que la que tuvo en 2016 la baja en otros servicios públicos”

– Pero en la práctica, en las últimas paritarias los aumentos se ubicaron alineados con la tasa real de inflación, que fue muy superior a la meta, y además mejoraron los ingresos por mayor cantidad de horas trabajadas…

– Mi cuenta, por lo menos con el salario privado registrado, es 5,5% a 6% de caída en el salario real en 2016; entre 3,5% y 4% de recuperación en 2017. Pero insisto, cuando usted negocia eso desde el punto de vista del Estado la preocupación es sobre la rentabilidad de las empresas, razonable; y la segunda de inflación, es decir que la señal de los aumentos de salarios no se vaya por encima del supuesto de alza de los precios. Hoy es una preocupación de rentabilidad de las empresas; una preocupación de la señal de inflación y una preocupación fiscal, es decir hay mucha presión para que ese número no se vaya de línea. Y además, Cambiemos en 2016 soltó el ancla cambiaria y suelta el ancla tarifaria, resultado 40% de inflación; en 2017, año de elecciones, vuelve con el ancla cambiaria hasta casi fin de año; ancla tarifaria hasta antes de fin de año; resultado 24% de inflación. Cómo arranca 2018: sin anclas cambiaria, ni tarifaria, con lo que todo el énfasis está en el ancla salarial para tratar de que la inflación no se aleje de la meta del 15%. A mi me parece que es una política que paga muchos costos en términos de crecimiento.

“La paritaria se podrá plantear como la pelea con el Gobierno como ideológica, como sindicalistas versus el Gobierno, pero par mí es una pelea fiscal”

– Esa restricción, ¿en cuánto la atribuye a la herencia, no sólo de los 12 años de kirchnerismo, sino más allá, de una cultura de falta de ahorro, de preferencia por la dolarización, de crisis recurrentes en los últimos 70 años; y cómo cree que se puede revertir y en cuánto tiempo?

– Ahí tengo dos consideraciones, al margen de los slogan, pesada herencia, liviana, etc. El Gobierno ganó en la Argentina, no en Suiza, todos lo tenemos claro; ¿había problemas sensibles? Creo que sí, básicamente creo que eran tres: el acceso al financiamiento externo; el déficit energético y la inflación; que configuraban una situación macroeconómica que había que ir reconfigurando. Ahí  no tengo un problema con que ellos digan "esto venía mal", tengo un problema sobre cuál era la salida que se eligió.

Déficit energético

– ¿Por qué?

– Para mí el déficit energético es el ejemplo paradigmático. La verdad que la política de Cambiemos para revertir ese desequilibrio tiene, entiendo yo, tres ejes: tarifas, que es el más evidente; dolarización de los precios, tanto del gas como del combustible; y reconfiguración del plan de negocios de YPF, que está yendo para dónde le indica su balance, no para donde quisiera el Estado como accionista. Resultado, las reservas de petróleo y gas están en el peor nivel en los últimos 18 años y la producción está cayendo a tasas del 5% anual. Por tanto no culpo al Gobierno por el déficit energético, sino porque las medidas que tomaron lo están agravando, con un saldo comercial negativo de USD 5.000 millones, cuando venía de casi equilibrio. ¿Tiene Cambiemos la culpa de que el petróleo haya caído a USD 50 el barril? ni loco pienso eso. Y con ese valor la parte rentable de Vaca Muerta es del 2%. Eso es lo que me preocupa de la salida.

“La política de Cambiemos para revertir ese desequilibrio tiene, entiendo yo, tres ejes: tarifas, que es el más evidente; dolarización de los precios, tanto del gas como del combustible; y reconfiguración del plan de negocios de YPF”

Inflación

– ¿Y la otra preocupación?

– La inflación. Creo que hay un problema de diagnóstico. Está claro que hay un componente que es una decisión del Gobierno de cambiar precios relativos. Esa no es la inflación que preocupa, sino que como en 2017, cuando no se tocaron las tarifas igual hubo un 20% de base; algunos lo llaman inercia, yo lo llamo conflicto distributivo, es decir no nos ponemos de acuerdo sobre cuánto se lleva el sector asalariado y cuánto el empresarial. Para mí de ahí no se sale sin un acuerdo tripartito.

– ¿Por qué cree que eso no lo pudo lograr nadie, ni en 12 años de kirchnerismo, que tuvo amplias mayorías legislativas?

– Le voy a dar una explicación que está muy de moda, es la famosa grieta. Creo que ese consenso desde el punto de vista político es muy difícil de generar; pero además me parece que Cambiemos se equivocó en pensar que la inflación era simplemente un problema de configuración macroeconómica, y que moviendo un poquito la tasa de interés, graduaba un poco el déficit, la inflación se acomodaba en 15%. Usted no puede adoptar un esquema de metas de inflación con un primer año del 40%; porque o genera una recesión del 5%; o no hay pauta de precios que aguante. Cualquier país que adoptó ese régimen, como Chile, Brasil, Colombia, Perú, que desinflaron y que venían de tasas de inflación del 20% o 25%; y alguno 30%, tardaron al menos seis años en resolverlo. Y los primeros 3 no hicieron nada con la tasa de interés, sino que siguieron una política de configurar precios; salarios; gasto público; tarifas. Yo hubiera preferido un presidente que se propusiera alcanzar un acuerdo en un programa antiinflacionario de 12 años, que pueden ser dos mandatos míos y uno de otro, o uno mío y dos de otro, para ir bajando de a 4 o 5 puntos por año. En los dos últimos años de Cristina Kirchner nos pasó algo parecido.

– Tenían el Indec intervenido, y por tanto no informaba la inflación real…

–  Después si quiere hablamos de eso. Cuando nosotros devaluamos en 2014 no fuimos a la CGT a decirle negociá las paritarias en 15% porque la inflación va a ser 10%; esa es una diferencia.

– Pero, insisto, tenían a Guillermo Moreno, regulando la medición del Indec…

– Estoy hablando de 2014.

– Sí, el Indec seguía intervenido, e informaba una suba de precios muy inferior a las estimaciones privadas y a la suba de los salarios. ¿Ahí tendría que hacer un mea culpa?

– Seguro, pero las estadísticas son públicas, si el público no las usa, no son estadísticas públicas. Eso es un lío; se podrá discutir si eran los bonos indexados; si era Moreno; si era Clarín; sino se usan las estadísticas públicas, perdieron el carácter público.

– Parece un juego de palabras que niega el daño institucional que generó esa situación…

– Es casi un sinsentido discutirlo; ahora el Índice de Precios al Consumidor no era un punto de discusión sobre la mesa para definir la paritaria, sino que todos mirábamos la expectativa que todos teníamos sobre lo veíamos que iba a ocurrir. Pero voy a la dinámica: 2014,  devaluación que le dice mi gestión a la CGT "acomodá la inflación a los salarios para compensar"; 2015, donde la inflación en 2014 venía bajando, la estábamos acomodando al 20%; la primera discusión con la CGT me pedían 30% de paritarias de nuevo; entonces ahí es donde uno dice ¡pará!, en el 2014 hago el esfuerzo yo, en el 2015 hacelo vos; porque sino no estamos entendiendo cuál es el punto para reducir gradualmente la inflación.

– ¿Eso lo hizo la CGT más por interés político que económico?

– Creo que lo hizo por pensar que en un año electoral nosotros no íbamos a tratar de frenar las paritarias, quisimos poner un techo porque si usted tiene la economía configurada con un 2 de inflación adelante; y otro la quiere configurar con un 3, se genera un lío. Creo que a Cambiemos ahí si lo traicionó la ideología, en esto de liberar precios; de no ser Moreno, de no ser el kirchnerismo, me parece que no están viendo que hay un proceso inflacionario donde la inercia pesa más que cualquier anuncio que pueda hacer y que cualquier mirada hacia el futuro. Un problema de las desinflaciones es que nunca son neutras en términos distributivos. Por tanto la pregunta es quién pierde para que pasemos a tener una inflación del 15%. El Pacto de la Moncloa determinó una mejora del salario real de  entre medio y un punto porcentual anual durante 10 años.

“No nos ponemos de acuerdo
“No nos ponemos de acuerdo sobre cuánto se lleva el sector asalariado y cuánto el empresarial. Para mí de ahí no se sale sin un acuerdo tripartito”

– Usted pone énfasis en los cambios distributivos, pero ¿esos cambios hay que mirarlo día a día, o a mediano y largo plazo?, porque puede ser que la normalización macroeconómica de hoy implique algún retroceso de alguien que se quiere favorecer mañana de modo permanente. 

– En absoluto. A mi lo que me preocupa es que en economía siempre las teorías más afines al mercado dicen lo mismo: usted hace un esfuerzo ahora y crece después. Pero la verdad es que en el mundo, en las experiencias de la Argentina, en cualquier lugar que usted mire, no es que un ajuste hace crecer. Eso no pasa. Lo que sí  hay que hacer cuando se está creciendo es ajustar, no al revés. Si la inversión privada está en el 25% del PBI; los salarios crecen 3% en términos reales y el gasto público aumenta 10 puntos más que la inflación es un descerebrado, no es un keynesiano. Ahora, si la economía viene de una recesión en 2016, y le pega otro ajuste para que crezca en 2017 no va a pasar. Y digo, no se si no lo saben, sino se dan cuenta, pero Cambiemos lo hizo. En 2017 siguió una política fiscal, salarial y tarifaria muy parecida al 2015: resultado tuvieron el mismo crecimiento. O sea la expansión fiscal para que la economía crezca funciona, genera contracciones, sí, se queda sin dólares básicamente. Y en general acelera un poquito la inflación porque cuando los sindicatos están con menos desempleo, se animan a pedir un poquito más de paritaria.

“Un problema de las desinflaciones es que nunca son neutras en términos distributivos. Por tanto la pregunta es quién pierde para que pasemos a tener una inflación del 15 por ciento”

Salto exportador y holdouts

– Para mí el desafío es cómo se logra una economía que esté estimulada para crecer entre 3% a 3,5%, que es lo mínimo que necesita la Argentina para tratar de salir de los problemas que tenemos, y al mismo tiempo se topa con el cuello externo, que es siempre nuestra principal restricción. Mi crítica de fondo a Cambiemos es que no puede ser que teniendo USD 130.000 millones de financiamiento, como obtuvo estos dos años, no haya utilizado ni uno para hacer un salto exportador, que es lo único que nos puede hacer repagar esa deuda. ¿Qué quiero decir? Si Luis Caputo (ministro de Finanzas) sale a buscar USD 130.000 millones, y me dice "quedate tranquilo, USD 30.000 millones lo puse en Vaca Muerta yo lo aplaudo!, me hago macrista!

“Si Luis Caputo (ministro de Finanzas) sale a buscar USD 130.000 millones, y me dice “quedate tranquilo, USD 30.000 millones lo puse en Vaca Muerta yo lo aplaudo!, me hago macrista!”

– ¿Pero usted dijo que antes que con USD 50 el petróleo Vaca Muerta es apenas 2% rentable?

Para YPF no será rentable, pero para el país sí, porque permitirá sustituir importaciones que vienen a 70 o 60 dólares el barril. Ahora, me toma USD 130.000 millones y el bono a 100 años por USD 1.000 millones se fuga en dos meses, eso no me cierra.

– ¿Por qué no lo hizo su Gobierno, porque cerró el acceso al crédito internacional al no cerrar un acuerdo con los holdouts, que tal vez hubiese sido caro para sus expectativas, pero provechoso de cara al futuro?

– Yo le voy a decir lo que hicimos, está en un usted creerme; y se lo digo en primera persona porque yo gestioné y llevé las negociaciones. Tuve 2 intentos privados de cerrar con los fondos buitres y un intento público. Los intentos privados, primero con un consorcio de bancos internacionales, liderado por el jefe del City, primero en la Argentina, luego en Latinoamérica, que luego falleció, Gabriel Ribisich. Me dijo: tengo al HSBC, al JP Morgan y al Deustche para hacer un consorcio de bancos, para generar un "stay", para que ustedes puedan salir cuando venza la RUFO (cláusula que impedía ofrecer a los bonistas residuales mejores condiciones que los que ingresaron a los canjes de 2015 y 2010). Dije perfecto, yo te ayudo en todo lo que tiene que ver con el punto de vista técnico, formalmente no, porque por esa cláusula la plata, el contrato y la negociación tienen que ser tuya; pero cuando estaba por cerrar la negociación me dice: "Los bonos que estaban en manos del juez Thomas Griesa no son los que estaríamos comprando, sino otros". Me lo dijo por teléfono desde Nueva York: "No puedo creer como me jorobaron estos tipos". Acto seguido, le pasó exactamente lo mismo al Banco Macro; después la operación de prensa fue que Axel Kicillof habló y la volteó. Hasta diciembre de 2014 no podía negociar por la RUFO. El 2 de enero de 2015 sí iniciamos la negociación con los buitres, a puertas cerradas, porque era una negociación difícil. Pero en un momento, el abogado de Paul Singer nos dice: "ustedes saben de esto más que nosotros, esto es probabilidad, si gana Daniel Scioli tenemos este acuerdo que nos ofrecen, con probabilidad 1 dentro de seis meses, que ni siquiera espero gratis, porque el juez nos reconoce intereses punitorios; y si gana Mauricio Macri la oferta de ellos es del 100%, cuál sería mi incentivo a cerrarlo ahora a 70 por cada 100 en default". Dicho y hecho ganó Cambiemos y cerró con 100. No es que no queríamos cerrar, es que estábamos limitados por la cláusula RUFO.

– Pero el kirchnerismo gobernó desde 2003, y hizo un canje en 2005, con cláusula abierta, porque no fijó como ocurre en todo concurso de acreedores de un tope aceptado por la mayoría; lo reabrió en 2010 y por un 7% que no adhirió extendió el default por 14 años…

Mi programa era en junio de 2014 abrir el mercado de capitales, y si usted se acuerda, dos días antes de que el segundo circuito nos falle en contra el blue y el tipo de cambio formal estaban en el mismo nivel. ¿Para qué? para explotar Vaca Muerta, explotar el litio y hacer obras de infraestructura. ¿A razón de cuánto?, Y para mi esta es la discusión: de 10.000 a 15.000  millones de dólares de financiamiento por año, no de USD 35.000 millones.

“Dos días antes de que
“Dos días antes de que nos falle el circuito de acuerdo con los fondos buitres no falle en contra, en junio de 2014, el blue y el tipo de cambio formal estaban en el mismo nivel”

– Pero ese monto surge de las necesidades de financiamiento del abultado  déficit fiscal heredado. ¿Qué otra alternativa al endeudamiento tiene el Gobierno, seguir con la emisión, o hacer un duro ajuste del gasto público?

– Dos cosas. 1) La deuda fuera del default y el peso de los intereses sobre el balance fiscal, es nada!, porque era del 7% del total.

– Pero no se le pagaba a los acreedores del exterior, por riesgo de embargo de la transferencia…

– Eso fue en los últimos seis meses de nuestra gestión;  por tanto no explica lo que está creciendo la deuda de intereses de la deuda pública. Y ni  siquiera es el financiamiento, es la devaluación, porque usted hace la cuenta en pesos contra un tipo de cambio que el año pasado estaba en $15 y ahora se acerca a $22. Y 2) yendo al tema fiscal, macroeconomía I, los déficits fiscales, acá, en la China, hace 40 años y dentro de 70 años también, se financian con emisión monetaria, siempre!, es una regla contable. Cambiemos podrá decir "yo lo financio con deuda externa", es mentira, para financiar el déficit fiscal hay que monetizarlo, es decir emitir, por tanto en ese sentido, a mismo nivel de déficit mismo nivel de emisión monetaria.

– Eso es válido en países que tiene un déficit fiscal inferior al 3% del PBI, tienen crédito y crecimiento; y por tanto baja inflación. En la Argentina, con 7% de déficit fiscal del Tesoro, más varios puntos más del cuasi fiscal que genera el Banco Central, financiarlo sólo con emisión lleva a altísimas tasas de inflación…

– ¿Por qué veo esto conceptual? Porque, el argumento de Cambiemos es "cuando cierre el déficit fiscal, cierro las necesidades de endeudamiento; y entonces no me endeudo más", absolutamente falso. El déficit fiscal no tiene nada que ver con el déficit externo de la economía. Si mañana hubiera equilibrio de las finanzas públicas, ¿qué déficit de cuenta corriente tendríamos?¿3% del PBI?, ¿cuánta plata es eso?, USD 30.000 millones:

– No!, 17.000 o 18.000 millones de dólares…

– Bueno. No los va a seguir tomando deuda Cambiemos cuando tenga déficit fiscal cero, para financiar el déficit de portafolio. Si no lo hace, habrá dos opciones: 1) o caen las reservas en USD 35.000 millones por año y el tipo de cambio lo va a buscar a la terraza; o 2) sube el tipo de cambio, para no perder divisas. Por tanto ese camino es falso; y es un peligro, porque las necesidades de financiamiento de la Argentina tiene que ver con el déficit de la cuenta corriente externa, no con el déficit fiscal. En la Convertibilidad, en los 90, nos financiaron 30 puntos del PBI de déficit de cuenta corriente, hoy, incluyendo mi gestión, desde que tenemos déficit de cuenta corriente hasta ahora no llevan financiado 12% del PBI.

El rumbo de la economía

– ¿Está vaticinando una nueva crisis, como Mercedes Marcó del Pont?

Cómo la del 2001, no!, la verdad que está legísimo, ahora tampoco apuntemos los barcos en esa dirección, porque no es un buen lugar para ir; por más que esté a más de 1.000 Km, sobre todo, porque el precipicio no es un punto fijo en el horizonte, se acerca o se aleja. En 2015 tuvimos el Brexit, nadie sabe qué es y el tipo de cambio subió un peso; el año pasado ganó Donald Trump, un peso más de devaluación. Es decir, si a usted se le configura una suba de las tasas de interés en los EEUU, con un Brasil medio débil, el 2001 estaba lejos y se empieza a acercar. Digo 2001 como crisis de balanza de pagos, nada catastrófico. Por eso no tengo tantas diferencias con el lugar dónde Cambiemos quiere llegar, lo que tengo diferencias es con el camino, porque no nos lleva ni a pobreza cero ni a 20 años de crecimiento sostenido; nos lleva a una economía estancada, en la que básicamente cuando se la estimula del lado fiscal crece a una tasa que no alcanza para nada; y que el sector privado no termina de arrancar; y ese arranque no se puede generar con una devaluación, porque nunca es en términos reales.

“No tengo tantas diferencias con el lugar dónde Cambiemos quiere llegar, lo que tengo diferencias es con el camino, porque no nos lleva ni a pobreza cero ni a 20 años de crecimiento sostenido; nos lleva a una economía estancada”

– ¿Usted que estuvo 4 años muy cerca de la gestión de la economía, qué camino seguiría, porque en ese período la actividad se estancó?

– Sinceramente, usaría la deuda externa para hacer un shock de inversión; mix público, mix privado, para generar un salto exportador, porque las exportaciones cayeron desde 2011 y no están reaccionando ni a la devaluación de 2015; ni a la de ahora; ni a la baja de las retenciones. Es ahí donde siempre digo: tráigalo a Paul Krugman, Milton Friedman y John Keynes, como para formar un gran equipo, y la verdad es que a lo sumo podrán hacer crecer la economía al 2,9%, en lugar del 2,8% o 2,7%. Ahí le tengo más cariño a ellos, del que ellos me tienen a mí. Es muy difícil. Por eso para mi el error es retirar el Estado y no redireccionar el crecimiento.

Fotos: Lihue Althabe

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