Adrián Kaufmann Brea, Gerente General de Comunicaciones del Grupo Arcor, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y presidente de la Cámara de Industriales de Productos Alimenticios (CIPA), explicó algunos de los detalles del reciente cortocircuito con el Gobierno por el aumento de las importaciones de tomates de los últimos años que golpean muy fuere al sector alimenticio local.
El empresario también hizo referencia a la situación de la industria local al señalar que en el último año la industria perdió unos 68.000 empleos y tiene una gran capacidad instalada ociosa. A continuación, la entrevista que brindó a Infobae luego de la reunión de Comité Ejecutivo de la UIA en la sede de Av. de Mayo.
—¿Cree que esta primera discusión entre los industriales y el Gobierno se solucionará?
—Sí, y en las últimas horas se ha buscado tratar de coincidir y no de confrontar. En particular el presidente de la UIA Miguel Acevedo ha buscado bajar los decibeles en esta reunión de Comité Ejecutivo adelantada que tuvimos, donde se analizó con preocupación las declaraciones que provinieron de un ministro del Gobierno. Las críticas a la producción industrial fueron discutidas con más de tres horas de análisis, y esto sirvió para dejar de lado cuestiones personales y pensar en las resoluciones urgentes que tiene la competitividad de los productos argentinos. Hubo un fuerte respaldo a nuestro presidente Miguel Acevedo, por su decisión de dar la cara el pasado fin de semana en los medios de comunicación. Lo más rescatable es que evitó chocar con una respuesta que habría llevado el problema a puntos indeseados por los empresarios. Nuestra relación con el Gobierno sigue siendo cordial. En la reunión hicimos un alto para recibir al presidente del INTI, Javier Ibañez, quien desplegó las proyecciones del instituto al que los industriales consideran "clave" para la exportación de las manufacturas argentinas. Nada, no obstante, nos alejará de los planteos pero con la intención de aportarle soluciones al Gobierno.
—¿Hay diferencias entre las cifras que tienen en la UIA y las que mostró el Gobierno en el sector del tomate industrial?
—Las cifras que tiene el Gobierno no coinciden con las nuestras, en particular las importaciones de tomate industrializado en lata que afectan a las economías regionales de provincias como Mendoza, San Juan, La Rioja y Rio Negro. La industria está en una situación delicada y esto no redunda en un beneficio de consumidor. No somos llorones y lo que hacemos es defender la industria nacional, y el gobierno tiene que saber que el Estado se queda con el 40 % de cualquier alimento que se vende en la Argentina. Nosotros somos muy competitivos puertas adentro de nuestras fábricas pero el problema lo tenemos afuera con la alta presión impositiva y los abultados costos en logística que tenemos. Ese problema lo tiene que resolver el Gobierno. El aumento de las importaciones genera que lleguen representar en la actualidad el 30% de la producción nacional. Nunca estuvimos llorando y lo que hacemos los empresarios es tratar de defender a la industria de alimentos nacional. Podemos competir con todos, pero siempre que tengamos las mismas herramientas.
—¿Cuales son los números que manejan en el sector?
—La importación de latas de tomates pasó de 500 mil latas en 2015, a 29 millones el año pasado y esto es más del 30% de la producción nacional. Lo paradójico es que la Argentina ha llegado a exportar latas de tomates al mundo, pero desde hace siete años la industria de alimentos ha venido cayendo en sus exportaciones en más de la mitad de los que exportaba y el aumento de las importaciones no se traslada a un menor precio para el consumidor. Hoy si uno va a cualquier supermercado puede observar que el precio de los productos importados no es menor que los de la industria nacional y el tema es dónde queda la rentabilidad. Para explicarlo más fácil: de lo vale la lata de tomate, el 40% es impuesto y el 35% es traslado y costos de logística. Esos costos nos dejan afuera del mercado. Además, la incidencia de la hojalata del envase en relación con el precio del producto final solo de un 15% no del 40% como afirma el Gobierno. Hay empresas locales que invirtieron millones de dólares para producir las latas para envasar el tomate al natural.
—¿Cómo se comportaron las importaciones del sector el año pasado?
—De las 44.000 toneladas que se importaron en el 2017, 32.000 toneladas son materia prima que no se produce en el país que necesita la industria para el proceso, lo que muestra la profundidad de crisis del sector. El problema es que de 44.000 toneladas unas 10.000 son procedentes de Italia como producto de consumo final. Son compras de mayoristas y supermercados locales que les ponen luego su etiqueta a esas latas que importan. Eso lo tiene que investigar la secretaria de Comercio.
—¿Hay algún tipo de solución que le hayan planteado al Gobierno desde el sector alimenticio?
—El problema tiene una solución, ya que desde hace un tiempo se espera la implementación del valor de referencia prometido de 0,78 USD/kg a las importaciones de productos agroindustriales de tomate entero pelado. Esto permitiría cuidar el sector de las importaciones que ingresan al país, con precios más bajos, aprovechando muchas veces los subsidios que reciben en sus países de origen (UE). En el sector de la producción del tomate industrial y de alimentos en general hay una alta preocupación por el exponencial aumento de las importaciones de productos industrializados. Hace 10 años Argentina exportaba productos agroindustriales de tomate entero pelado a una gran cantidad de mercados internacionales (más de 20) como Reino Unido, Australia, Brasil, USA, Japón, etc. Este problema refleja una grave situación de competitividad sistémica que es importante revertir lo más aceleradamente posible, para que este clúster agroindustrial no siga decreciendo.
—¿Como está la situación de la industria luego de dos años del gobierno de Mauricio Macri?
—En el último año se perdieron unos 68.000 puestos de trabajo y hay economías regionales que están muy afectadas y es necesario, como pide el Gobierno, que avancemos en una integración inteligente al mundo. También es cierto que la Argentina requiere de empresarios protagonistas, que tomen una agenda ofensiva y no defensiva, para avanzar juntos en el camino de la transformación productiva, del crecimiento y de la inserción internacional.
—¿Los empresarios argentinos esta en condiciones de competir en el mundo actual ?
—Los empresarios argentinos estamos a la altura de las circunstancias, pero fíjese lo que pasa con la protección de la Unión Europea a los alimentos y ahora la reacción de los Estados Unidos contra las importaciones de acero y aluminio que pueden dañar mucho a empresas argentinas que exportan gran parte de su producción a ese país. El Gobierno manifestó que la medida de Estados Unidos para restringir el acero en el mercado estadounidense estaba destinada a China, y eso no es cierto. Los datos los presentó el Grupo Techint, que pertenece a la Cámara del Acero, en donde señala que el gigante asiático sólo exporta el 3% del acero al país presidido por Donald Trump. En los últimos años se han realizado importantes inversiones en el sector para seguir generando crecimiento económico y desarrollo y eso es lo importante. Hay una gran capacidad instalada que se encuentra ociosa y esperemos que este escenario mejore por una baja de la inflación y un mayor crecimiento económico.
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