"Vamos a sugerir políticas públicas concretas, específicas y, sobre todo, implementables y que tengan seguimiento. No se trata de meros enunciados", asegura Daniel Funes de Rioja.
El vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y presidente de COPAL, es el "chairman" del Business 20 (B20), el grupo de afinidad del G20 que nuclea a los principales actores del sector empresario argentino e internacional.
En diálogo con Infobae, el dirigente empresarial habló además de las paritarias, de las políticas del gobierno de Mauricio Macri y de Hugo Moyano.
– Se acaba de presentar la agenda del B20. ¿Cómo va a ser el trabajo en 2018?
– Con el B20 estamos trabajando desde abril del año pasado, desde la cumbre empresarial en Berlín. Luego de la designación para presidir este proceso empezamos "el camino al G20 Argentino" con reuniones en la OMC, la OCDE, la IOT, con centrales empresarias en España, Francia y otros países, y las Cámara binacionales. Tenemos más de 1.400 inscriptos, que es un récord total. Somos un grupo de afinidad al G20 que buscan un espacio de diálogo con los Gobiernos y sugerir políticas públicas concretas, específicas y, sobre todo, implementables y que tengan seguimiento. No se trata de meros enunciados.
“Mauricio Macri logró una inserción muy importante el mundo y tiene claro que el país necesita de una plataforma infraestructura que hace muchos años dejamos de tener”
– ¿Por dónde pasan esas recomendaciones, por ejemplo?
– Hay diferentes líneas de acción. Comercio e inversión, por caso, donde el multilateralismo, el rol de la OMC -el reforzamiento de su sistema para que los países cumplan lo que tienen que cumplir-, y la adaptación de reglas a la era digital, son temas que ya estuvieron presentes en la reunión de ministro de comercio de diciembre, acá en Buenos Aires. También Financiamiento de Infraestructura, todo un tema local con los PPP, Programas de Participación Público Privado, para que la inversión en infraestructura, que tanto necesitamos, sea producto de genuinas asociaciones entre el sector público y los privados. Luego, Economía Digital y la Industria 4.0, una de las grandes novedades que impulsaremos fuerte. Estas tres líneas (hay ocho en total) las lideran Eduardo Elsztain, Paolo Rocca y Marcos Galperín, respectivamente. Educación y Empleo es una prioridad que compartimos con el Gobierno y los otros países del G20. Sin adaptación de los mercados laborales, el empleo y la producción se va a otras regiones, pero el eje de esta adaptación tiene que ser la educación.
La cabeza del B20 también incluye a los sherpas Carolina Castro y Fernando Landa. Además, los otros ejecutivos que acompañan a Funes de Rioja en la estructura del B20 son los presidentes del Grupo de los Seis y las principales cámaras sectoriales: Daniel Pelegrina (SRA), Gustavo Weiss (Cámara Argentina de la Construcción), Miguel Acevedo (UIA), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio de Buenos Aires), Jorge Pablo Britto (ABA) y Jorge Luis Di Fiori (Cámara Argentina de Comercio y Servicios). La agenda para el año tiene 57 instancias de participación en distintos puntos de la Argentina y el exterior.
La coyuntura argentina
– ¿Cuáles las cinco principales preocupaciones del empresariado en este arranque de 2018?
– Primero, lo relativo a la competitividad, como la presión fiscal. Después, los costos logísticos, que son altísimos y nos sacan del mercado. Si queremos exportar y desarrollar el país armónicamente tenemos que impulsar las economías regionales. En tercer lugar están los costos laborales no salariales, más la parte salarial que tiene que estar justificada con la productividad. También el acceso al crédito y a tasas compatibles con esos costos, en los mercados y las monedas que correspondan. Hay que exportar, exportar y exportar. Y quinto, necesitamos un modelo de desarrollo productivo que genere trabajo independiente o cuentapropista.
Si uno quiere tener un país del siglo XXI con un régimen laboral del siglo XIX, lo que termina habiendo es informalidad y anomia.
– ¿Cómo evalúa los acuerdos de paritarias que se están cerrando?
– Antes que nada, la Argentina tiene que lograr estabilidad macroeconómica y terminar con el tema inflacionario. Claro, no es algo que va a pasar de la noche a la mañana. Con una inflación de dos dígitos, las cosas parecen más complejas en lo primeros meses del año, pero luego se va normalizando. Esa normalización se va a producir, por eso las paritarias deben contribuir a no aumentar la expectativa inflacionaria. Eso tiene que ser por acción de todos, con el Gobierno como máximo responsable.
– El empresariado también tiene que complir su parte…
– Claro, nosotros tenemos que tener costos competitivos, que permitan tener mercado, consumo y exportaciones. Y agregar valor a nuestros productos primarios. Si producimos disociaciones muy fuertes que generen falta de competitividad y dejamos de pensar en términos de productividad, se complica el panorama de la Argentina. Somos un país con tradición industrial y de valor agregado. Eso hay que reafirmarlo. Teniendo los salarios más altos de la región, más que Brasil y México, el desafío es productividad y competitividad, algo que tenemos que lograr de la mano de los trabajadores.
– ¿Cuál es el rango de paritarias que esperan, en promedio?
– El rango es el de la pauta inflacionaria que el Gobierno puso como meta. Si hay distorsiones por algún motivo, habrá que ver qué pasa.
La legislación laboral
– ¿Con la Reforma Laboral desguazada, qué esperan del Congreso?
– Más que hablar de Reforma Laboral, creo que hay determinadas instituciones que hay que modernizar. Luego del receso parlamentario tendrán que volver a la mesa para ser discutidas. Por ejemplo, el vínculo entre educación y empresa, y cómo acercamos a los estudiantes. Tiene que haber un instrumento adecuado que se respete y que lo respalde.
“La sociedad tiene cada vez más claro que para ser respetado hay que respetar, y cumplir estándares”
– ¿Esperan un blanqueo laboral?
– Si, es una necesidad para las micro y pequeñas empresas. Estaba discutido y espero que se implemente. Pero el día después de esa normalización los costos laborales no salariales tienen que estar adecuados porque sino la formalización puede ser meramente casual y no causal. Otro tema es la industria del juicio, con normas que la incentivaron y generaron rémoras que son de la primera y segunda Revolución Industrial cuando ya estamos en la cuarta.
– ¿Estas cuestiones van a salir por el Congreso o van a encontrar más trabas?
– Tienen que pasar. La sociedad las tiene que entender, lo mismo que la política. No son una novedad, son temas que discutimos todo el tiempo en foros internacionales. Si uno quiere tener un país del siglo XXI con un régimen laboral del siglo XIX, lo que termina habiendo es informalidad y anomia.
– ¿Cuándo va a entrar la Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)?
– Es un proceso, pero es fundamental. ¿Tenemos vocación de país desarrollado? Creo que sí. La OCDE es el lugar donde están los países desarrollados, industrializados y con mejor performance. Para eso hay que cumplir parámetros que hacen a una buena gestión macroeconómica y respeto a la institucionalidad y el estado de derecho. La sociedad tiene cada vez más claro que para ser respetado hay que respetar, y cumplir estándares.
– Usted fue duro con Hugo Moyano cuando dijo que "al Gobierno le queda poco tiempo". ¿Ve grietas en el movimiento obrero?
– Respeto las libertades laborales y sociales, pero hay que tener cuidado y no mezclar la política y las cuestiones judiciales con lo laboral.
“No mezclar la política y las cuestiones judiciales con lo laboral”
– ¿Cree que Moyano hace la marcha del 21 para protegerse de temas judiciales?
– Pregúntele a él. En un proceso que tiene implicancias políticas, económicas y sociales, como el que Argentina atraviesa, hay lógicos reacomodamientos en las asociaciones intermedias, sean empresarias o sindicales. Hay personalidades que tuvieron una influencia determinada durante la vida política reciente, pero esa gravitación puede ser analizada con otros ojos desde la sociedad, o desde sus propios pares. Es un proceso que tiene que dirimir el sindicalismo. Lo que no se puede es trasladar esto a la calle y convertir conflictos políticos en repercusiones sobre el sistema productivo. El conflicto gremial es para cuestiones gremiales, no políticas.
– ¿Cómo lo ve a Macri?
– Logró una inserción muy importante el mundo y tiene claro que el país necesita de una plataforma de infraestructura que hace muchos años dejamos de tener. Busca generar consensos, algo que sí se logró en 2016. Dejemos de lado el año electoral, que tiene una lógica distinta, pero esperamos que en 2018 tenga nuevamente la capacidad de generarlos para lograr las políticas de Estado que el país necesita: una economía de mercado, estado de derecho, política social y un gradualismo en la aplicación de esas políticas que contenga a la sociedad y no afecte a la producción.