Comenzó a soplar viento de frente: ¿se frena la economía del 2018?

El riesgo país cerró el viernes en su mayor nivel del año y se encarece el costo de endeudamiento. Analistas revisan a la baja la proyección de crecimiento. ¿Tambalea el gradualismo fiscal?

Guardar

Hasta Stephen King, el famoso escritor estadounidense de novelas de terror, tomó nota del derrumbe del mercado neoyorkino del viernes. "El Dow Jones perdió 666 puntos. Para mí no es una casualidad", posteó en Twitter en referencia a un número emparentado con el diablo en la creencia religiosa y muy utilizado en los relatos de suspenso.

Para Argentina, el peor derrumbe de Wall Street desde mediados de 2016 y la peor semana en más de dos años también es de terror. Mauricio Macri reconoció a fin de año que el país sigue siendo "muy vulnerable" por la dependencia del endeudamiento externo, ante el elevado nivel de déficit fiscal. Los recientes ajustes en los mercados financieros, por lo tanto, no pasarán desapercibidos para la economía local. Por ahora, los números siguen con la inercia del 2017: en enero la recaudación siguió aumentando por encima de la inflación por la mejora de la actividad y fue récord el patentamiento de autos, que llegó a las 118.000 unidades.

Un encarecimiento del crédito internacional obligará al gobierno y a grandes empresas a buscar más financiamiento local. Le quitarán espacio a las familias y a las PYME.

En realidad, no es la caída de las acciones lo que complica, sino la fuerte suba de los rendimientos del bono del Tesoro americano a 10 años . Es el que se utiliza como referencia cada vez que un gobierno o empresa buscan fondos frescos a través de la emisión de deuda. Esa tasa que venía en niveles de 2,20% a 2,30% anual el viernes ya había saltado hasta 2,85%. La consecuencia es un encarecimiento del crédito en general. En otras palabras, los inversores se volverán más reticentes a prestar, y cuando lo hagan pedirán un rendimiento mayor. La explicación es sencilla: si no les pagan más tasa preferirán comprar un bono norteamericano, que por definición es "libre de riesgo".

Este cambio del panorama internacional le pegó más a la Argentina que a otros países emergentes. El riesgo país local versus el brasileño se habían achicado a una distancia de sólo 116 puntos a fin de año. Ahora la diferencia se expandió hasta los 160 puntos. Ante una situación un poco más estresante, los mercados prefirieron apostar por el riesgo brasileño que subirse a la montaña rusa argentina. Los bonos argentinos acumulan caídas en promedio de 4% en dólares en lo que va del año. Y el riesgo país local de pasó de 350 puntos básicos hasta 377 puntos el viernes, su máximo valor del año.

Para Argentina se encareció más el acceso a los mercados que para el resto de la región. Macri ya había advertido que eramos “vulnerables” por el gran déficit fiscal

Las acciones argentinas sintieron el impacto el viernes, mucho más que el resto. Los bancos cayeron hasta 7% en Nueva York y las energéticas más de 5%.

Aunque es prematuro sacar conclusiones, porque no está claro si fue sólo una toma de ganancias, detrás de estas ventas empieza a verse una señal de mayor cautela de los inversores de posicionarse en papeles argentinos (tanto bonos como acciones).

Analistas ya empiezan a revisar hacía abajo los pronósticos de crecimiento del año. Y eso fue antes de que se acelerara la suba de tasas en Estados Unidos

En su último informe de research dirigido a inversores, Banco Mariva puntualizó tres razones que podrían haber provocado este sesgo negativo hacia la Argentina por parte de los mercados:

1.El Gobierno colocó a principios de año USD 9.000 millones de nueva deuda, con lo cual hay una sobreabundancia de papeles.

2.La dependencia de los mercados financieros que tiene Argentina en relación a otros países de la región vuelve automáticamente más riesgosa la apuesta en esos activos.

3.Los cambios en las metas de inflación anunciados en diciembre pasado provocarán una mayor baja de la tasa de interés en pesos, volviendo menos atractiva la inversión en moneda local. Por lo tanto, aumenta la dependencia de la colocación de deuda en dólares, justo cuando se volvió más complicado colocar títulos en moneda dura.

Una complicación en el acceso al financiamiento internacional pondría por primera vez en riesgo la fórmula de gradualismo fiscal que puso en marcha el Gobierno de Mauricio Macri ni bien asumió. Ese proceso de reducir el rojo fiscal de a poco requiere de tiempo para confluir al equilibrio. Pero sobre todo necesita de financiamiento para tapar los agujeros de las cuentas públicas, ya que el objetivo es no recurrir a la emisión de pesos del Central.

Nicolás Dujovne, ministro de hacienda, y Luis Caputo, ministro de Finanzas
Nicolás Dujovne, ministro de hacienda, y Luis Caputo, ministro de Finanzas

Un aumento en el costo de endeudamiento obligará a tomar más dinero del mercado local, quitándole espacio a las familias y empresas que también buscan crédito en el mercado interno. Y no solo eso: también complica a las empresas que tenían pensando buscar financiamiento internacional. Hay por lo menos una decena de compañías que ya estaban preparando colocaciones de deuda en el exterior, por más de USD 5.500 millones. Entre ellas, Telecom, Transener, TGS, Autopista del Sol y Banco Nación, por sólo nombrar algunas. Si se vuelve más caro tomar deuda afuera, podrían quedarse sin ese acceso o buscar montos menores en el mercado interno, con lo que le quitarían espacio por ejemplo a las pymes.

Casualidad o no, esta semana el Gobierno decidió avanzar con más signos de austeridad en la gestión. El Presidente anunció una reducción de cargos políticos, el congelamiento de salarios de empleados políticos y advirtió que las paritarias estatales terminarían con subas menores que las del sector privado. Pero más allá de representar una buena señal hacia la sociedad, el ahorro es poco significativo si el viento de frente que empezó a soplar en el exterior no se revierte. En ese escenario, aún no previsto por el Gobierno, el ajuste debería tornarse más drástico.

El tipo de cambio también podría verse afectado. El menor ingreso de dólares presionaría al alza la cotización. La venta de divisas de bancos oficiales envió la señal de que el Gobierno no quiere un dólar por encima de los $ 20 para los próximos meses. Pero este objetivo podría verse amenazado si la semana próxima no mejora la situación externa. ¿Saldrá el Central a vender reservas para evitar otros episodios de volatilidad?

Federico Sturzenegger (Adrián Escandar)
Federico Sturzenegger (Adrián Escandar)

Antes de que cambiara el viento internacional, ya el 2018 venía más complicado. La elevada inflación de diciembre y la que se proyecta para enero, superior a 2%, implicará un fuerte impacto sobre el poder adquisitivo. Para colmo, la inflación "núcleo", que es la que mira el BCRA para definir su política monetaria, se habría acelerado el mes pasado. Según la consultora Elypsis, el incrementó habría llegado a 2,1%, el nivel más alto por lo menos de los últimos siete meses. Si estos valores se confirman, hay grandes dudas sobre la continuidad de la reducción de tasas que muchos esperaban para mediados de febrero.

Bancos y consultoras que participaron del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que todos los meses divulga el BCRA, modificaron sus proyecciones esta semana. Ven una inflación dos puntos más alta para fin de 2018, saltando del 17,5% a casi el 19,5%. Así, se aleja la meta de 15% que fijó el Gobierno. Pero además revisaron a la baja el crecimiento esperado para el año, desde 3,2% a 3%. Claro, eso fue antes que la tasa norteamericana pegara el salto.

Menos crédito internacional, más caro, un crecimiento que se vuelve más dudoso y el gradualismo en compás de espera. Demasiado para un arranque de año que empezó más tumultuoso de lo esperado.

LEA MAS

Guardar