"La discusión acerca de los ajustes de salarios en la próximas paritarias se modificó desde el 28 de diciembre por el cambio de las metas de inflación del Gobierno". Esto es lo que afirman tanto sindicalistas como abogados laboralistas consultados por Infobae. Hasta ese momento existía la percepción en el ambiente empresarial y entre los principales abogados laboralistas de que a partir de 2018 los salarios se negociarían con la inflación futura y no con la pasada. El ministro Nicolás Dujovne indicó ese día que "el Gobierno decidió recalibrar las metas de inflación para años subsiguientes con lo cual, se va a demorar un año nuestro objetivo último de inflación para 2020″. Dujovne además explicó: "Para el año 2018 nuestra meta de inflación va a ser del 15 por ciento en lugar de la meta inicial establecida por el Banco Central de un rango de 8 a 12 por ciento para el año entrante. Y la meta de inflación se reducirá a un dígito hacia 2020".
Lo que hizo el Gobierno fue estirar hasta el 2020 el objetivo de una pauta de inflación del 5% que las anteriores metas fijaban para este año. ¿Cuál es la garantía de que se cumplan las pautas y metas inflacionarias este año? "Nadie quiere el conflicto, pero tampoco es posible aceptar una pérdida considerable del poder adquisitivo de los salarios en 2018", dicen desde la CGT y agregan que "la modificación del techo de las paritarias y una nueva activación de la cláusula gatillo son las consecuencias de la modificación de las metas de inflación anunciadas por el Gobierno a fines de diciembre pasado. "Siempre al final se acordó, pero a diferencia de otros años habrá una fuerte puja en cada una de las actividades ante el intento oficial de imponer una pauta salarial que los propios funcionarios no pueden cumplir respecto de las metas de inflación. Se requerirá fuerza, paciencia y unidad y esa será la clave para destrabar un proceso complicado", agregan desde la central sindical.
Héctor Daer, uno de los integrantes del triunvirato que conduce la CGT, consideró que "es imposible la pretensión del Gobierno de ponerle un techo a la paritaria" y en ese marco, remarcó que la CGT buscará discutir una pauta salarial para 2018 que garantice que no se pierda poder adquisitivo. "Los alimentos están indexados, los combustibles aumentaron por arriba de la inflación y nosotros queremos discutir paritarias de acuerdo a cada actividad", afirmó Daer. Y agregó que "cerrar paritarias en torno al 15% estaría bien si la inflación fuera del 14%, no obstante nadie puede garantizar lo que va a pasar y el Gobierno ya aumentó la inflación para este año y hasta el 2020". Con respecto a la llamada cláusula gatillo, el sindicalista manifestó que van a discutirla a fondo: "Este año se salvaguardó el poder de compra del salario producto de que los sindicatos firmaron una cláusula gatillo, si no hubiéramos vuelto a perder como perdimos en el 2016".
"El cambio en las metas de inflación anunciado por el Gobierno el 28 de diciembre pasado complicó las negociaciones salariales futuras en particular porque más allá de que el año pasado la inflación fue más alta que la pronosticada, el aumento de las metas desde este año hasta el 2020 muestra un horizonte distinto al que existía antes de darse a conocer el cambio de las metas de inflación desde el 2018 hasta el 2020, con el agravante que abarca un año más del período presidencial", comentó a Infobae un abogado laboralista.
Por lo que pudo saber Infobae, los cuatro gremios que ya comenzaron a negociar una paritaria por inflación son los de Comercio (Faecys), los estatales nucleados en UPCN, los obreros de la construcción de la UOCRA y la Asociación Bancaria. El Gobierno quiere que sean los empleados de Comercio los primeros que firmen el acuerdo, en lo posible la semana que viene. El acuerdo no superaría el 15% y sería sin cláusula gatillo. El líder histórico del Sindicato de Empleados de Comercio, Armando Cavalieri, reclamó: "Habida cuenta de lo que viene sucediendo con la pauta inflacionaria, el Gobierno creó desconfianza. Considero que no habrá dirigente que se anime a firmar por el 15%, por lo que entiendo que la herramienta de la cláusula gatillo es un buen mecanismo".
Los bancarios y docentes deben cerrar las paritarias antes de marzo y el resto de las organizaciones sindicales ya comenzó a estudiar las consecuencias que tendrá en las negociaciones salariales el cambio de metas de inflación y la luz roja se prendió la semana pasada con la inflación mensual del 3,1 % de diciembre que dio a conocer el Indec.
El acuerdo salarial bancario finalizó el 31 de diciembre y ya hubo asambleas y protestas en las entidades financieras a partir de la dura posición de las cámaras patronales y el Banco Central, que ofrecen para todo el 2018 una mejora de solo el 9%, un valor cercano a la inflación del 10% de las anteriores metas de inflación que se modificó al 15%. El titular de la Asociación Bancaria, el radical Sergio Palazzo, ya lo rechazó. Es probable que se arregle como el año pasado una suma fija inicial en marzo y una cláusula gatillo porque el Gobierno modificó las pautas de inflación, señaló a Infobae una fuente cercana al gremio.
Lo mismo ocurre con los gremios docentes, que ya adelantaron su oposición a convenir aumentos por debajo de la pauta inflacionaria de 2017 y de sus proyecciones para 2018. En tanto que los sindicatos con representación nacional continúan exigiendo la Paritaria Federal. Pero el Gobierno decidió limitar la próxima paritaria mediante un decreto publicado el miércoles. El decreto DNU Nº 52 pone fin a la discusión de la retribución mínima de los trabajadores docentes, como se mencionaba en el decreto original al salario básico nacional, y termina con las negociaciones de "índole económica", también tenidas en cuenta en la reglamentación original. Ese decreto eliminó la negociación del salario mínimo nacional docente, que establece un sueldo piso en todo el país y apuntó contra el gremio de mayor representación, Ctera, eliminando la participación proporcional en la mesa de negociación.
El caso testigo del año pasado fue la Provincia de Buenos Aires, donde la gobernadora María Eugenia Vidal acordó con los sindicatos un aumento salarial del 18% en cuatro cuotas de 4,5% cada una. Pero además, se estableció una cláusula de actualización automática, la llamada cláusula gatillo, para el caso de que en cada uno de los trimestres la inflación estuviera por encima de esos porcentajes. Eso es lo que finalmente ocurrirá al concluir el acuerdo en marzo de este año. Los gremios que firmaron el acuerdo fueron UPCN y los nucleados en Fegeppba como Salud, AERI y APOC. Estos se aseguraron que la actualización sea automática.
Es decir, no había necesidad de volver a llamar a paritarias, ya que la diferencia resultante entre el 4,5% trimestral y la inflación real del trimestre se abonaría en forma directa. Por lo tanto, al comenzar a negociar a principios de este año no habría ningún rezago por la existencia de la cláusula gatillo y se podría comenzar a negociar sobre la inflación futura sin la cláusula gatillo. Al respecto, el secretario gremial de UPCN provincia Diego Rétola manifestó: "tenemos un acuerdo por el cual si la inflación supera el 4,5 trimestral nos tienen que dar automáticamente la diferencia, por lo cual no estamos ante ninguna discusión sino ante una aplicación automática del acuerdo al que se llegó en diciembre del año pasado. Pero si el Gobierno modifica la inflación para el año que viene, este año volveremos a pedir una cláusula gatillo".
En el 2017 se acordaron subas salariales de entre el 18% y el 24% con una inflación medida por el Indec del 24,8%, frente a una meta oficial de inflación estimada en un piso del 12% y un techo del 17 por ciento. Pero como muchos sindicatos habían negociado la cláusula gatillo a partir de este año, los salarios se podrían comenzar a negociar con la inflación futura y sin cláusula gatillo. Pero luego de la modificación de las metas de inflación comenzaron a aparecer las dudas en los sindicatos. Una de las características de ese proceso fue la inclusión de cláusulas gatillo, el pago en tramos y las sumas fijas. Pero la superación de esa pauta durante 2017 y el reciente anuncio del Gobierno de cambios de esas expectativas para 2018 despertó a los sindicatos, que amenazan con negociaciones más duras que las del año pasado.
Ayer, en un duro comunicado contra el Gobierno y dando a entender que las negociaciones salariales no serán fáciles, los sindicalistas que participaron de un almuerzo organizado por el gastronómico Luis Barrionuevo pidieron la derogación de la reforma previsional, exigieron "paritarias libres y sin topes" y se comprometieron a "apoyar y acompañar activamente a las organizaciones que se declaren en conflicto".
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