La Argentina mantiene enormes dificultades para ingresar en una definitiva agenda de "normalización" macroeconómica y de sostener en el tiempo objetivos coordinados con la cantidad de instrumentos, de modo de alimentar la reconstrucción de la confianza que tan fácil la ha perdido y tanto le cuesta recuperarla.
Muchas veces los shock de política económica, generalmente luego de crisis extremas, han venido acompañados de rápidas respuestas de los mercados financieros. Pero también, para intentar evitarla, aunque siempre al costo de aceptar una tasa de interés muy superior a la media que paga el resto del mundo, pese a que las estadísticas del país muchas veces se han ubicado en mínimos históricos, como sucede actualmente.
Pero ese entusiasmo no se traduce con similar intensidad y rapidez a los agentes económicos locales, y probablemente a gran parte de la población, aunque en las urnas en octubre se manifestó positivamente.
Al comienzo del tercer año del gobierno de Cambiemos parece asistirse a un escenario similar. Después de un 2016 relativamente traumático, por el giro abrupto de política económica, le siguió un 2017 que parecía encaminado a enderezar el rumbo hacia el crecimiento sostenido y la consolidación de la desaceleración de la inflación, pero terminó con imágenes de caos y violencia que recorrieron el mundo, por el repudio de unos pocos a proyectos de ley de reformas estructurales, como la previsional, fiscal e impositiva, que finalmente fueron aprobados. Y también, con una sorpresiva intervención del Banco Central por parte del poder político, que alteró el grado de confianza de una parte no menor de la población; y con ello llevó a los consultores y economistas privados a modificar los pronósticos de inflación y actividad para el nuevo año.
Frente a ese cuadro Infobae entrevistó a Mario Blejer, un economista que no sólo acredita haber sido presidente del Banco Central a la salida de la crisis de 2002, y actual vicepresidente del Banco Hipotecario, sino un activo actor en foros nacionales e internacionales. En ellos mantiene encuentros permanentes con los principales inversores internacionales y hombres de negocios del mundo, a los que volverá a ver en la próxima reunión anual de Davos, Suiza, entre el 23 y 26 de enero para conocer su visión sobre los hechos recientes y las que percibió tras su llegada de Europa.
– El 28 de diciembre, la Jefatura de Gabinete convocó para una reunión de prensa a los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne; de Finanzas, Luis Caputo; y al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, para anunciar el cambio de metas de inflación, a un nivel más alto, y al mismo tiempo impulsar la baja de la tasa de interés de referencia para el mercado. ¿Qué lectura hizo de esta aparente intervención del poder político en la política monetaria del Banco Central?
– No lo veo así. Me parece que el tema de las metas de inflación, o no se entendió concretamente bien cómo funciona, o bien hubo malas intenciones sobre su interpretación, porque en realidad en la mayor parte de los países que la aplican funciona de la forma como la que se estableció ahora aquí, es decir es inherente al Gobierno, o a veces del Parlamento o Congreso; o de una comisión interinstitucional, a veces con el Banco Central incluido, quien fija ese objetivo de política; como también podría ser el de la tasa de interés; o las retenciones; la tasa impositiva. Y la autoridad monetaria actúa de acuerdo con esas metas. En la ejecución para llegar a ese objetivo es donde el Banco Central debe ser independiente.
– Esto es en la elección del instrumento para cumplir con el objetivo fijado por el Gobierno…
– Exacto. Acá hay que ser muy práctico, los que inventaron las metas de inflación fueron los neozelandeses, y son los que más puro implementaron y mantienen el sistema, y han determinado que el salario del presidente del Banco Central se fije cada año en función del cumplimiento o desvío de la meta de inflación, sino llega a ese objetivo se le baja el salario en la proporción del incumplimiento.
– ¿El mercado, sobre todo en la Argentina donde la inflación se mantiene y mantendrá un largo rato en la senda de los dos dígitos al año, mira la meta o el sendero de desinflación?
– Claramente mira el sendero de la desinflación. Cuando veo los reportes de las casas de inversión ponen las metas, y el sendero y le ponen flechas para arriba o para abajo en los lugares que esperan variaciones, nunca lo hacen en la meta.
Cuando veo los reportes de las casas de inversión ponen las metas de inflación, y el sendero y le ponen flechas para arriba o para abajo en los lugares que esperan variaciones, nunca lo hacen en la meta
– En general se ve que los países que adoptaron las metas de inflación lo hicieron a partir de haber logrado un rango de un dígito bajo al año; ¿en la Argentina fue apresurado adoptar esa política cuando aún las tasas son elevadas?
– Personalmente hubiera esperado un poco más para adoptar un sistema de metas de inflación. Pero eso es personal de la preferencia de la autoridad monetaria. No es el primer país que lo hace, también está el caso de Israel que bajó la inflación de dos dígitos altos a un dígito al año. En Colombia quedaron entrampados en el 20% anual mucho tiempo hasta que lograron bajarla más. No hay que olvidarse tampoco que la inflación era de poco más del 40% hace un año y que en 2017 se redujo al 25%; y hoy está en la mitad de aquel nivel, por tanto no diría que se está frente a un fracaso del régimen de metas.
– Sin embargo, pareciera que la presentación de la decisión de "recalibrar" la meta de inflación a niveles más realistas a las expectativas de mercado, se hizo porque se había fracasado en el cumplimiento de la meta por segundo año consecutivo y que se iniciaba el camino a otro desacierto; y que con la política de altas tasas de interés el Banco Central estaba amenazando el quiebre de la incipiente reactivación de la economía. ¿Usted como vicepresidente de un banco fuertemente ligado al crédito hipotecario y al mismo tiempo hombre de contacto con inversores internacionales, veía esa advertencia y amenaza en los informes privados?
– No. En marzo de este año, aunque no soy la persona más apropiada para responder eso, recuerdo que fui una de las pocas personas que dijo que el PBI de 2017 iba a crecer en un rango del 3% y que en el último trimestre lo íbamos a estar haciendo al 5%; por tanto no me sorprende que los últimos datos del Indec sobre actividad hayan sido altos; y estoy convencido de que la desviación de la realidad con la meta de inflación no tuvo mucha influencia. Sin embargo, se necesita tener credibilidad, por tanto no se pueden tener metas muy irrealistas, aunque en la práctica no tenga mucha importancia en desviarse.
No me sorprende que los últimos datos del Indec sobre actividad hayan sido altos; y estoy convencido de que la desviación de la realidad con la meta de inflación no tuvo mucha influencia
– ¿Qué debe ser lo importante?
– En términos de la economía lo importante es el ajuste de la economía, aunque la gente no quiere usar esa palabra, y ahí veo que la dirección es correcta; estábamos en recesión, no se crecía y en 2017 se creció 3% y se espera otro tanto o más para el corriente año. Había alta inflación, inicialmente reprimida, y ahora está en la mitad; la creación de empleo no es suficiente, pero hay; la inversión es más alta de lo que era, también es insuficiente, pero hay; el consumo ha aumentado. No se ha corregido el déficit fiscal, tampoco el externo, por el contrario, pero ha habido acumulación de reservas; hay crecimiento de deuda, pero también de la obra pública, es decir la infraestructura que se financia con deuda no es un tema importante, ¿por qué va a financiar la obra en infraestructura con gasto corriente?. Entonces veo que hay una dirección correcta, aunque la implementación tiene problemas por todos lados, eso es cierto, pero tampoco hay que suponer que está todo mal, y que ameritaba un cambio. Y no veo que se haya afectado la independencia del Banco Central, aunque en cierta forma se le torció la mano porque el alto nivel de la tasa de interés estaba determinando un elevado costo del capital.
– ¿Entonces como ex presidente del Banco Central no cree que se haya debilitado la autonomía con la intervención de la Jefatura de Gabinete, junto a los ministros de Hacienda y Finanzas, y en la que la autoridad monetaria fue invitada a participar del anuncio de cambio de metas de inflación?
– No, creo que todo esto de la autonomía del Banco Central un poco se la ha flagelado, creo que lo más importante es la coordinación de todos los factores de política económica que la independencia de la autoridad monetaria, aunque eso un poco se la defiende para evitar que se politice la política monetaria.
– Todos sabemos que en la gran mayoría de los países hay coordinación de políticas entre el Poder Ejecutivo y el Banco Central, Reserva Federal u organismo de política monetaria, pero ¿le generó 'ruidos' la foto en la que Federico Sturzenegger aparece en la Casa Rosada junto al Jefe de Gabinete de Ministros y los ministros de Hacienda y Finanzas, para anunciar el cambio de la meta de inflación y la exigencia de iniciar un recorrido bajista de las tasas de interés?
– Creo que estuvo bien, porque se quiso indicar que no había una ruptura entre el poder político y la autoridad monetaria, sino una coordinación. Porque de haber una confrontación hubieran surgidos las voces disidentes, que es un clásico en la Argentina. Pero ¿cómo no va a ser un clásico, si está definido así? Usted dice que el Banco Central debe ser independiente para que no lo pueda controlar el poder político, entonces, evidentemente por construcción, la idea de que haya objetivos no semejantes no es sostenible. Tiene que haber coordinación, para que no surjan conflictos. Aunque no necesariamente el presidente del Banco Central tiene que pensar lo mismo que el ministro de Hacienda y de Finanzas; el primero es el que determina la forma de instrumentación para lograr el objetivo que le fija el otro. Nunca vi una discusión entre el presidente de la Reserva Federal y el titular del Tesoro de los EEUU, pero estoy seguro de que en muchas cosas piensan distinto.
– Pero las formas las cuidan…
– Las formas y la coordinación, por eso creo que fue positivo lo que pasó el 28 de diciembre.
– En medio de esos movimientos de objetivos y uso de instrumentos de política económica apareció el informe anual del Fondo Monetario con su evaluación de la situación de la Argentina, luego de completar la auditoría como país miembro que establece el famoso artículo IV, y dijo que el peso está sobrevalorado en un rango de 10% a 25%, ¿comparte esa apreciación? ¿Le parece bien que el FMI vuelva a hablar de atraso cambiario, o si se prefiere del alto costo argentino?
– Le voy a contestar sin contestarle. No sé la respuesta. En primer lugar porque no leí el reporte. Pero el problema en la Argentina no es en realidad lo que dice el Fondo o lo que deja de decir, sino que es mucho más de fondo y que se vincula con el clásico problema argentino, el cual consiste en que no hemos logrado ganar competitividad en el mundo, excepto en el área de la soja, a través de ganancias de productividad; tecnológicas; de posicionamiento geográfico; de diseño de producto; sino que la única forma que se ha logrado fue a través de la tasa de cambio. Ese es un problema estructural del país de largo plazo.
“El clásico problema argentino consiste en que no hemos logrado ganar competitividad en el mundo, excepto en el área de la soja, a través de ganancias de productividad; tecnológicas; de posicionamiento geográfico; de diseño de producto; sino sólo a través de la tasa de cambio”
– ¿Cómo ve la política del Gobierno para revertir esa dependencia del tipo de cambio para ser más competitivos?
– Creo que el Gobierno está tratando de eliminar parte del costo argentino famoso, con un Ministerio de Modernización y Producción orientados en esa dirección, para empezar a solucionar ese problema. Me parece que hay que mirarlo a largo plazo. Mientras eso persista y la única forma de ganar en competitividad sea con la tasa de cambio vamos a seguir conviviendo con esa restricción. También me parece que el Fondo en lugar de decir que el tipo de cambio está 10% o 25% atrasado, tendría que decir qué debe hacer la Argentina para que no dependa de ese instrumento para ganar competitividad a través del aumento de la productividad y el avance tecnológico.
– ¿Qué es lo peor que pudiera ocurrir para ganar competitividad?
– Lo peor sería que se busque ganar competitividad con salarios bajos. En eso no estamos, pero hay que evitar ir en esa dirección, que es el problema que enfrentan muchos países. Pero nosotros también tenemos nuestras dificultades porque recae en el Banco Central la responsabilidad de bajar la inflación y tener una tasa de cambio competitiva, es decir dos objetivos con casi ningún instrumento para lograrlo, sólo la tasa de interés. Por tanto, se sobrecarga a la autoridad monetaria y crea el problema de que la tasa de cambia se atrasa; si se devalúa afecta la distribución del ingreso, con perjuicio a los sectores con remuneraciones y haberes fijos con más inflación; se crea una espiral si no se sabe cómo contenerla, porque le afecta el nivel de vida a alguien. Y lo cierto es que desde la última visita de los funcionarios del FMI, después de las elecciones de octubre, la situación es distinta, porque el Gobierno de alguna manera indujo a una devaluación del orden de 10 por ciento.
– Dadas esas limitaciones para alcanzar rápido un grado de competitividad que no dependa de la tasa de cambio, como consecuencia de las limitaciones para reducir rápido la tasa de inflación, ¿cree que fue acertada la decisión del Gobierno de impulsar el crédito hipotecario ajustable?
– Usted lo que me está preguntando es si el Gobierno hizo bien o mal reindexar parte de la economía. En general la respuesta es que hay que evitar la reindexación, pero en este caso en particular, y en esta casa en particular, Banco Hipotecario, vemos que en general no hay alternativa para el crédito a largo plazo si no se reasegura de alguna manera el valor real del pago del crédito, es un mal menor. Es que sin crédito de largo plazo el país va a tener un problema de vivienda siempre; y de infraestructura también. Si el sendero de la inflación no va para abajo, vamos a tener problemas. Creo que va yendo para abajo.
“Hay que evitar la reindexación, pero en el caso particular de los créditos UVA, y en esta casa en particular, Banco Hipotecario, vemos que en general no hay alternativa para el préstamo a largo plazo si no se reasegura de alguna manera el valor real del pago del crédito, es un mal menor”
– ¿Cuál es la virtud de los créditos UVA, desde el punto de vista de la macroeconomía?
– La virtud que ha mostrado este sistema es que aún con una política monetaria contractiva el crédito en general no se contrajo, por eso no sólo desde el punto de vista de la microeconomía, esto es de la construcción y ramas vinculadas, sino también desde el punto de vista macro ha tenido buena utilidad.
– Un tema que muchos economistas observan con preocupación es la dinámica del déficit de las cuentas externas del país ¿Usted cómo lo ve, es para inquietarse o forma parte del proceso de normalización de la economía, y que por tanto va a tender a estabilizarse a partir de algún momento, como dicen en el Gobierno?
– Ambas cosas, es parte de la normalización de la macroeconomía, pero sí me preocupa, particularmente porque no sé exactamente cómo es la composición, yo no lo sé. Aunque creo que hay un porcentaje importante de consumo e inversión que estaban atrasados por el cepo cambiario y todas las restricciones que había hasta 2015 para el intercambio comercial con el resto del mundo. Si una parte importante de esto viene por la compra de bienes de capital, eso es inversión, y entonces no me inquieta demasiado. Aunque si esas inversiones son en bienes no comerciables, puede ser un problema.
– Sin embargo, si se viene de un lustro de desinversión, o incluso mucho más de falta de inversión en infraestructura vial, portuaria, energética, pareciera natural que las primeras importaciones en bienes de capital tengan un alto componente para sectores no transables, pero una vez superado ese retraso el sector privado perciba que estarán dadas las condiciones para obtener economías externas…
– Claro, es así. Pero además de eso, también era esperable que se reactivaran las importaciones de bienes de consumo y los gastos en turismo, porque estaban limitadas las ventas de divisas para esos fines. Y eso si lo veo más problemático, porque se está tomando deuda para financiar consumo.
– ¿Cómo está viendo 2018, tanto el sendero de la macroeconomía, como en lo micro, la actividad del Banco Hipotecario con los créditos UVA?
–Creo que va a continuar la tendencia a la reactivación del PBI; la inflación no va a bajar demasiado, pero tampoco veo que se salga del sendero actual; la inversión será más importante que este año; que ya fue en el último año más relevante de lo que parece; y creo que van a haber muchas cosas que se van a adelantar en materia de infraestructura; y que el consenso entre quienes están en el poder es que hay que hacerlo este año, porque el próximo va a estar limitado por la campaña electoral. Y me parece también que vamos a ver bastante inversión extranjera directa, siempre y cuando la situación internacional no se desmadre.
– ¿Usted percibe que los ruidos de diciembre, cuando se votaron reformas estructurales y sensibles, como el cambio del régimen previsional, con imágenes que recorrieron el mundo que hicieron recordar hechos que parecían olvidados no afectaron a las decisiones de inversión de largo plazo?
– Mire, la semana anterior regresé de una gira, donde estuve con varios inversores de los principales centros financieros del mundo y la conclusión que me traje y que me sorprendió es que esos fenómenos de caos que usted describe, y que yo y el consenso del mercado estimaba que iba a demorar las decisiones de inversión extranjera, no en Lebac y otros activos financieros, sino en la economía real de largo plazo, no estaba en la opinión de los inversores, sino todo lo contrario, que Macri le ganó la mano y salió fortalecido tras los hechos de diciembre, porque logró lo que buscaba, es decir las leyes que quería; que tiene carácter; que logró sacar a la gente de la calle; logró poner a los cristinistas con los trotskistas, todos juntos en los sectores marginales; logró el apoyo de la oposición, esto es ganó afuera y adentro; y que no está evitando la confrontación. Esto me pareció muy interesante, porque reveló una lectura que, no sé si es la más correcta, pero que indica que esos hechos lejos de generar desincentivos a la inversión se constituyeron en una acción positiva, porque saben que a veces hay que pelearse para lograr lo que se quiere.
– ¿O sea que de acuerdo con esa visión el 2018 debiera ser un año de resurgimiento de la inversión extranjera directa?
– Si, esa es una razón. Y, consistente con eso, si esa lectura se generaliza, es muy estabilizadora, por qué si la oposición cree haciendo ruido en la calle podrá desestabilizar al Gobierno lo seguirá haciendo, pero si no, como ocurrió en diciembre, lo dejará de hacer porque pierde puntos. La otra es que hay mucha liquidez todavía en el mundo, creo que en algún momento va a cambiar, pero no sabemos cuándo, aunque lo más probable es que no sea en 2018; y es probable que con la nueva composición de la FED los EEUU pueda evitar un colapso. Por tanto la liquidez que está concentrada en muchos países ricos y creo que se tiene que dispersar hacia otros países, y hoy Latín América no tiene un líder que los atraiga, pero Macri emerge como un Presidente que aparece como el más estable y razonable de la región, a diferencia de lo que se observa en Chile, Perú, Brasil que tendrá elecciones en octubre; en Colombia están todos peleados con todos; Venezuela ni que hablar, y sólo México aparece atractivo, pero también después de las elecciones del 1 de julio. Por eso creo que el Presidente argentino va a tener otra vez muy buena recepción en el foro anual de Davos.