La cantidad de energía que se gastará en 2018 en el minado de bitcoin podría llegar a superar toda la que se consume en Argentina, ilustró Morgan Stanley en una nota a sus clientes.
La criptomoneda del momento se crea mediante la solución de problemas matemáticos complejos: al hacerlo validan nuevas transacciones que quedan registradas en una suerte de libro de contabilidad público de la cadena de bloques, el sistema de seguridad de esta tecnología. Como se hace por fuerza de repetición aleatoria de cifras, no por conocimiento, requiere poder computacional. Y eso consume energía.
La observación completa de Morgan Stanley comparaba las necesidades de los mineros de bitcoin con el consumo de toda la Argentina durante 2018 y los automóviles eléctricos en 2025:
"La demanda de energía de la bitcoin en 2018 (aproximadamente 120 a 140 terawatts, lo cual equivale al 0,6% del consumo mundial o al consumo de Argentina) será, desde nuestro punto de vista, mayor que nuestra demanda proyectada de energía global para vehículos eléctricos en 2025 (aproximadamente 125 terawatts) pero es todavía pequeña en términos absolutos y no es probable que tenga impacto real en las acciones de servicios en el futuro cercano".
Según el banco, el minado de bitcoin pudo haber consumido más que otros 159 países más pequeños en 2017: habría llegado al 0,2% de la demanda mundial durante ese año. Dado que blockchain.info reconoce a Bitcoin un 62% del mercado de criptomonedas, el consumo real de esta mercancía y sistema de pago debe haber sido más alto.
Al hacer una estimación aun más alta para 2018, Morgan Stanley especuló que Bitcoin podría ser un impulso para la inversión en energía eólica y solar, y almacenamiento de energía: su lista incluyó empresas como NextEra Energy, Iberdrola y Enel, además de las empresas petrolíferas que comienzan a diversificase hacia recursos renovables.
Si bien el minado de bitcoin se ha concentrado en áreas del mundo donde la electricidad y el trabajo son baratos, como China, se espera que también esos lugares sigan el camino de Corea del Sur, que reguló la producción de criptomoneda. Eso beneficiaría la búsqueda de alternativas como energía verde.
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