El economista Miguel Bein se refirió a los últimos anuncios del gobierno nacional y a la expectativa generada en torno al movimiento de la tasa de interés, prevista para esta tarde en la reunión de la Política Monetaria del Banco Central.
El especialista auguró en diálogo con Marcelo Longobardi en Radio Mitre que los salarios no le ganarán a la inflación este año, avizoró una moderación en el consumo con respecto a los últimos meses del 2017 y apuntó que el principal problema de la Argentina es su déficit fiscal.
15 frases de Miguel Bein sobre la economía
Es muy difícil que con un tipo de cambio más alto y una tasa de interés más baja, los salarios le vuelvan a ganar a la inflación en 2018.
Yo estoy viendo una inflación de 17% o 18%, y los salarios van a estar un punto abajo. Entonces el consumo, que se reactivó fuertemente a partir de julio, no va a ser el motor de la economía este año. Vas a tener una tensión. Un consumo que se va a mover con moderación.
A fines de 2016, el tipo de cambio era $15,88. Aumentó 20% en 2017. Diez puntos los aumentó en diciembre. Veníamos con inflación de 24% y movimiento del dólar del 10. Ese era un atraso que generaba un déficit en la balanza comercial de 8 mil millones de dólares. Eso se corrigió en parte.
Si vos atrasás 10% el tipo de cambio, eso no lo podés maquilar con nada. Es competitividad y rentabilidad que vos perdiste. Lo que se quiere hacer ahora es impulsar la inversión.
La inflación es una larga batalla. Uno puede cortar camino e ir a un plan heterodoxo. Hay planes que te bajan la inflación rápido. La convertibilidad, por ejemplo, que paró la inflación en dos años. Primero tuvo una inflación de 70%, después bajó al 18% y finalmente al 3%. No se pudo sostener porque el tipo de cambio se atrasó y el país se endeudó.
Lo que está en la base de la Argentina es la situación fiscal. A mí me parece que con un déficit de 6 puntos del producto -por ser benévolo- no hay forma de tener una inflación baja. Los mercados saben que en algún momento vas a prender la maquinita de imprimir billetes y vas a financiar ese gasto insostenible con inflación.
En 2016 y en 2017 casi no mejoró la situación fiscal. En 2018, puede ser que baje un punto. Si esto se cumple, la inflación gradualmente se va a ir bajando, pero no vamos a ver inflaciones normales por dos o tres años.
Yo hubiera preferido que se baje un poco más del déficit fiscal. A lo mejor se podía ir un poco más rápido. Pero la verdad es que la estructura del gasto público argentino es enorme.
El 55% del gasto público es previsional, jubilaciones, y prestaciones sociales. Uno las puede ir moderando, pero de esto se sale únicamente creciendo, con el gasto bajo control. Cuando crece la economía, crece la recaudación de impuestos y ahí empezás a licuar el gasto. El déficit fiscal entra en un sendero que se puede hacer sostenible.
El gobierno tiene un plan fiscal, los mercados le creen. Pero los mercados van a observar si en 2018 el programa de bajar el déficit se cumple. La situación claramente es tensa. No es una situación sencilla. Yo estimo que se puede progresar.
La economía crece poco. El atraso cambiario aceleró el consumo. La venta de autos creció 25%. El 80% de los autos que se vende en la Argentina son importados. Generó comercio, generó distribución, generó logística, generó transporte, pero no generó producción.
Los países no salen adelante solo con el consumo si no generás producción, inversión… Si no exportás.
Yo creo que el país va a crecer, no mucho, 2,5% o un poco más. Depende de cómo le vaya a Brasil. Vamos a ver algún crecimiento, lo cual es toda una novedad porque es un año no electoral, el famoso año par. Esto es como una navegación a vela, se navega en zigzag: en el año electoral se impulsa la economía y se frena el dólar; en el año no electoral se sueltan el dólar y las tarifas.
Yo lo que veo es que estaba en juego la credibilidad cuando se planteaba una meta de inflación de 10% para 2018. Le preguntabas a cualquier empresario y te miraba de costado. El Banco Central estaba empeñado en una política monetaria durísima para mantener viva la llama de una tasa que no tenía credibilidad en la opinión pública.
En 2016, el Gobierno planteó una meta de inflación de 25% y la suba de precios fue de 38. En 2017, plantearon entre 12 y 17%, y terminó siendo 24,5%. Entonces vos no podés decir que el 2018 va a terminar con 10 por ciento.