Lluvia de dólares, atraso cambiario y shock a jubilados

Si a fin de año el tipo de cambio cotiza a $17,80 tal como indica el REM del Banco Central, la divisa habrá aumentado en 2017 exactamente 10%. Eso es bastante menos de la mitad que la inflación anual

El atraso cambiario favorece a la desaceleración de la inflación pero afecta la competitividad de la producción nacional (Adrián Escandar)

Cuando hace unos días le preguntaron su opinión sobre el tema Nicolás Dujovne dijo que "el tipo de cambio relevante es el multilateral".

El ministro de Hacienda tiene razón: para evaluar si hay o no atraso cambiario no sólo hay que tomar en cuenta lo que sucede con el dólar y los precios locales, sino también lo que ocurre con las monedas y con los precios de los otros países que comercian con la Argentina. De esa manera se captaría, por ejemplo, el impacto negativo de una devaluación del Real sobre la competitividad cambiaria local. El indicador que incorpora todo eso es el tipo de cambio real multilateral (TCRM).

Pero el ministro de equivocó al afirmar que "el tipo de cambio multilateral este año no se atrasó". La medición diaria que realiza el Banco Central muestra que ese índice está casi un 5% por debajo al del último día de 2016.

Ese atraso cambiario se suma al que hubo el año pasado. Si sólo se compara dólar vs. Inflación, se observa que en 2016 el primero aumentó 21%, pasó de $13,40 a $16,20, y los precios alrededor del doble. Si se lo mide con el TCRM, la caída o atraso fue de un 10 por ciento.

En resumen, el retraso cambiario acumulado en los dos últimos años hace que el TCRM sea actualmente apenas 17% más alto que el día previo al levantamiento del cepo cambiario, cuando el dólar cotizó a $9,75, para delicia de los que podían aprovechar esa ganga.

En el Gobierno hay conciencia y preocupación por el nivel del tipo de cambio, por los déficit comercial, de turismo y por el atesoramiento por parte de particulares y empresas

Más allá del desliz de Nicolás Dujovne, en el Gobierno hay conciencia y preocupación de que eso es un problema. No es para menos: el retraso cambiario es causa clave de que la balanza comercial vaya a cerrar el año con un déficit que será récord histórico, porque las exportaciones están estancadas y las importaciones suben aceleradamente; de que el gasto en viajes y turismo no para de subir; y de la inmensa compra de dólares para atesoramiento por parte de particulares y empresas.

Paradójicamente, las principales causas del retraso cambiario las genera la política económica del Gobierno. Si a pesar de todo el drenaje de divisas que se va por el déficit comercial, por viajes y turismo, por compras para ahorrar y por el creciente pago de intereses de la deuda externa, el dólar no sube ni hay pérdida de reservas, la razón es que simultáneamente la economía está recibiendo una lluvia de dólares del exterior.

No se trata de una lluvia de dólares de compañías internacionales interesadas en invertir en proyectos productivos o en infraestructura. El grueso de los dólares que llegan es por el endeudamiento público y por los capitales especulativos atraídos por la fenomenal rentabilidad de la bicicleta que les proporciona una política monetaria de altísimas tasas de interés, que tiene a las Lebac como figura estelar. "La plata que viene es la de la bicicleta financiera, que es una plata transitoria que ya la vivimos con Martínez de Hoz", dijo … Miguel Angel Broda.

El grueso de los dólares que llegan es por el endeudamiento público y por los capitales especulativos atraídos por la fenomenal rentabilidad de la bicicleta que les proporciona una política monetaria de altísimas tasas de interés

"El retraso cambiario es la contracara de las Lebac al 30% anual", reconoce un funcionario con mayor cargo jerárquico que Dujovne, que si bien considera que Federico Sturzenegger exagera con la tasa de interés, sabe y se resigna a que el titular del Banco Central va a seguir teniendo el respaldo de Mauricio Macri para mantener la tasa bien alta por dos o tres meses más, en los que se espera un salto inflacionario como consecuencia de los aumentos en tarifas y combustibles.

Nicolás Dujovne lo expresó en público: "Nos queda por delante un tiempo donde la política monetaria tiene que ser dura para acomodar los precios". Monetarismo explícito.

El atraso cambiario tiene claras consecuencias en el perfil productivo. En una reunión con periodistas de anteayer le preguntaron al CEO del grupo Newsan, Luis Galli, cómo impacta el atraso cambiario en las actividades del holding. Respondió que eso les conviene para la unidad de negocios de importación de electrodomésticos y electrónica (Noblex, Atma, Philco, Siam, celulares, etc.), pero complica a la unidad de negocios de exportación de pesca, que en muy poco tiempo ya les genera ingresos por cerca de USD 300 millones, que de todas maneras es mucho menos de la mitad que lo que importan de insumos y productos finales.

El peso del déficit fiscal

En el Gobierno también son conscientes de que la estrategia de cubrir déficit fiscal con endeudamiento tiene un horizonte limitado, y es por eso que a la política de reducción del desequilibrio fiscal que caracterizan como gradualista la quieren complementar con un shock de ajuste sobre los jubilados.

Por más que el Presidente afirme que los jubilados no van a perder respecto a la inflación, y por más que el diputado Pablo Tonelli apele al sofisma de que perder plata no es perder poder adquisitivo, no hay ningún lugar a duda de que la fórmula de movilidad que impulsa el Poder Ejecutivo y que ya fue aprobada en el Senado les recorta, hasta el fin de sus días, el haber que los jubilados hubieran cobrado con la fórmula vigente. Sólo para el año próximo la pérdida ronda los $70.000 millones, a lo que hay que agregar la rebaja en la AUH.

No hay ningún lugar a duda de que la fórmula de movilidad que impulsa el Poder Ejecutivo y que ya fue aprobada en el Senado les recorta, hasta el fin de sus días, el haber que los jubilados hubieran cobrado con la fórmula vigente

Para que la votación de la reforma previsional no les resulte tan "ingrata" como a Miguel Angel Pichetto y a los otros senadores peronistas que aprobaron un drástico recorte, diputados del bloque del PJ y también algunos radicales están analizando modificaciones que suavizarían el impacto de la ley que tuvo media sanción en la Cámara alta. Es un intento que tiene poca probabilidad de prosperar, porque el Gobierno considera que el ahorro previsional es un objetivo imprescindible, y porque con el nuevo reparto de bancas en Diputados y con la ayuda de los gobernadores que firmaron el acuerdo fiscal con la Nación, el oficialismo tiene altas chances de obtener entre los 35 peronistas del nuevo interbloque federal los votos que le faltan para llegar a la mayoría.

Es curioso que el "gradualismo fiscal" se sustente en dos shocks. El que perjudica a los jubilados y el de las tarifas de servicios públicos.

El primero es social y políticamente indefendible. La recuperación tarifaria era necesaria e inevitable, aunque su implementación es discutible.

Con ese combo el Gobierno aspira a que el déficit fiscal primario de 2018 y 2019 baje a 3,2 y 2,2 puntos porcentuales del PBI, respectivamente, y sean inferiores al crecimiento proyectado de 3,5% en la actividad agregada, de forma tal de que se vaya achicando las necesidades de endeudamiento en proporción al tamaño de la economía.

Aunque precisamente el menor ingreso disponible para consumir que implican esos dos shocks alimenta dudas sobre el nivel de crecimiento de 2018. El último relevamiento del Banco Central achicó el pronóstico promedio a 3,1 por ciento.

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