No hubo necesidad de levantar la copa y brindar por la victoria. No hubo necesidad porque no hubo tiempo. No hubo tiempo porque pasó todo muy rápido. En menos de 48 horas, una serie de reuniones impulsadas por el gobernador de Mendoza provocaron que Alfredo Cornejo se ganara el cariño de todos los bodegueros de la provincia: por sus gestiones, el Gobierno dio marcha atrás con el impuesto interno a los vinos que planteó en la reforma tributaria.
La Rioja y San Juan también celebraron. Las tres provincias se quejaban de que imponer una alícuota del 10% a estos productos -como lo preveía el borrador original de la reforma fiscal-, contra una recaudación anual de $6.000 millones, sería un golpe a las economías regionales y a pequeñas empresas en las que el 75% de los costos son salarios. Los argumentos funcionaron porque el impuesto se cayó también para los espumantes y al menos esa discusión llegó a su fin.
"Con estos cambios, ya podemos pasar la reforma tributaria al Congreso como está", se regocijaba un funcionario del ministerio de Hacienda, horas después de que el ministro Nicolás Dujovne confirmara que el proyecto entrará al Congreso nacional el lunes 13 de noviembre.
Pero la guerra por los impuestos internos no solo estalló por unos días la polémica, sino que dejó ganadores y perdedores: quienes pudieron negociar cero alícuota o una menor, y del otro lado, quienes no. Los vinos, sidras y espumantes se anotaron rápidamente en el primer equipo, y después se sumaron las cervezas.
Horas después de que Presidencia anunciara que daba marcha atrás con estos impuestos, la cámara que agrupa a las empresas de cerveza se unieron al festejo. El gobierno de Mauricio Macri les confirmaba que la alícuota permanecería en un 8%, y no subiría al 17% que planteaba la reforma. Hacienda tomó esta decisión porque los vinos y las cervezas actúan como lo que en economía se llama "sustitutos perfectos": si se mantenía la alícuota del vino y la de la cerveza subía, el consumo se iba a ir al primero.
"Ese impuesto habría tenido un impacto negativo en toda la cadena de valor de la industria, generando caída de ventas, empleos e inversiones", aseguró la Cámara de Cerveceros Argentinos, que celebró la decisión. "El Gobierno escuchó la conversación del sector", dijo el titular de la cámara, Pablo Querol, en diálogo con Infobae.
El agua es un ganador indiscutible porque el impuesto bajará del 4 al cero por ciento, y desde ya, nadie lo puso en tela de juicio. Pero del lado de los perdedores, se anotaron los whiskys, las bebidas espirituosas y también las empresas de gaseosas y bebidas cola.
Para el whisky, el coñac y otras bebidas blancas la propuesta es llevar la alícuota del 20 al 29 por ciento. Las gaseosas y bebidas con azúcar agregada corren con una suerte similar. Para seguir el lineamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hacienda no quiere ceder sobre la carga impositiva en estas bebidas . Mientras en la actualidad pagan entre el 4% y el 8% de impuesto interno, pasarán a pagar el 17 por ciento.
La Federación que nuclea a las Bebidas Espirituosas (FAIBE) se preparan para presentar sus quejas al ministerio de Hacienda. "La industria de las bebidas espirituosas sólo representa el 13% del total del alcohol ingerido en la Argentina".Y agregaron: "Un incremento adicional de impuestos aumentaría el trato diferencial injustificado desconociendo aún más el principio fundamental que es alcohol, no importa el tipo de bebida alcohólica que sea".
"La medida es discriminatoria. Un litro de cerveza va a salir más barato que un litro de gaseosa", se quejaban desde una empresa multinacional, al conocer el beneficio que habían recibido vinos y cervezas. "Pedimos reglas equitativas para las economías regionales", aseguró la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (CADIBSA), y especificó que en el caso del azúcar y de los jugos de frutas son 12 regiones las afectadas.
La Cámara continuó: "Si el incremento impositivo está basado en la salud pública, ningún producto con alcohol en sus materias primas debería estar exento de ese tributo. En la actualidad, el 50% de lo que hoy paga un consumidor por una bebida sin alcohol son impuestos".
El sector cree que, antes de que llegue el proyecto a la Cámara de Diputados, hay una última negociación que podría darles una señal, más allá de la posición dura de Hacienda. Hace unos días en Nueva York, una reunión entre Macri y Alfredo Rivera, líder de Coca Cola para América Latina, habilitó una reunión en Buenos Aires entre Dujovne y ejecutivos de la filial argentina, y según supo Infobae, todavía ese encuentro no se produjo. La cuenta regresiva está en marcha.